María Arena, viuda de Gastón Riva, el trabajador motoquero asesinado durante la represión del 20 de diciembre de 2001, consideró que el ex presidente Fernando De la Rúa «debería estar sentado entre los acusados» en el juicio que se sigue por los hechos que determinaron su renuncia hace 13 años porque por su responsabilidad en aquellos hechos «tiene que ir a la cárcel».
«Hasta que (Fernando) De la Rúa no sea sentado entre los acusados, este juicio estará incompleto y no habrá Justicia real. Como presidente debería responder por lo que pasó en las calles de Buenos Aires y del país», remarcó Arena.
Por eso, como familiar directo de una víctima, María reclama que la etapa oral de este proceso que se inició hace 10 meses «alcance a los responsables políticos de la represión y que no se quede sólo con algunos autores materiales».
«Por lo que investigamos en todos estos años, sabemos que hubo órdenes políticas muy claras, muy precisas para desatar una represión y que eso fue ordenado desde lo más alto del gobierno. No me conformo con que metan presos a algunos policías, De la Rúa tiene que ir a la cárcel», remarcó la esposa de una de las 39 víctimas que dejó en el país esa sangrienta jornada.
El ex presidente no está imputado en este juicio, ya que fue sobreseído, primero por el juez federal Claudio Bonadio y luego por un fallo de la Cámara Nacional de Apelaciones que tuvo el voto en disidencia del juez Horacio Cattani.
La decisión fue apelada y ahora será la Corte Suprema de Justicia la que deberá decidir la situación procesal del ex mandatario para determinar si es llevado a juicio oral.
«Tuvimos que dar una pelea muy larga y vasta para llegar a este juicio oral. La batalla social y legal que dimos los familiares de las víctimas y los organismos de derechos humanos que nos acompañaron resultó muy importante y es motivo de orgullo. Es una pelea contra la impunidad que tenemos que dar todos los días», apuntó Arena.
Gastón Riva tenía 30 años y ese 20 de diciembre salió a manifestarse contra la decisión del gobierno de la Alianza de decretar estado de sitio en medio de la grave crisis económica y social que imperaba en Argentina a finales de 2001.
Esa tarde, mientras recorría las calles del centro porteño en moto con otros compañeros de trabajo para protestar contra el accionar represivo de la Policía Federal que había quedado expuesto desde el día anterior en la plaza de Mayo, recibió un disparo y cayó muerto en la esquina de Rivadavía y Tacuarí. Su compañera lo vio tirado en el piso en imágenes transmitidas por los canales de televisión.
Tras el deceso de compañero, María debió hacerse cargo de tres hijos chicos; estudio locución y ahora trabaja como productora periodística en tres radios. «La vida después del 2001 se hizo muy dura para mí, pero tuve que salir adelante y seguí con vida. Creo que la voluntad de conseguir justicia para Gastón y el resto de las víctimas me impulsó a batallar día a día», enfatizó.