585 millones de personas, el el 7,5% de la población mundial, hablaban español al comienzo de este año, según los datos del Anuario 2020 – El español en el mundo, que edita el Instituto Cervantes y que presentaron en la mañana de este jueves la ministra de Exteriores de España, Arancha González Laya, y el director del Instituto, Luis García Montero.
La cifra integra a los hablantes nativos del idioma (489 millones, seis millones más que el año anterior), a los que tienen un dominio parcial de la lengua (unos 74 millones de personas) y a sus estudiantes, que el Cervantes estima en 22,4 millones de personas: un 60% más que en 2010.
El año pasado, el Cervantes calculaba 21,9 millones de estudiantes, 500.000 menos que en 2020. Los nuevos datos reflejan la realidad previa a la extensión global del coronavirus, por lo que pueden verse modificados: según otros estudios del propio Cervantes, el contexto de crisis y aislamiento redujo la demanda de los estudios de español.
Para el Instituto, el español mantiene un crecimiento demográfico que se prolongará hasta 2050. Hace tres décadas, 430 millones de personas hablaban español como primera lengua en todo el mundo. En 2015, el Cervantes actualizó la cifra a 538 millones. El español es la segunda lengua materna por número de hablantes tras el chino mandarín, y la tercera en un cómputo global de usuarios después del inglés y del chino mandarín.
También en la red
El español es el segundo idioma más empleado en internet. Y su crecimiento también contiene una dimensión económica: sus hablantes suman un poder de compra que asciende a cerca del 9% del PIB mundial.
Los países en los que el español es el idioma oficial generan casi el 7% del PIB mundial. Además, el idioma consolida su ventaja sobre el alemán y el francés en el mercado de la enseñanza de un tercer idioma, por detrás del inglés.
Y en la ciencia
Papers, monografías, tesis, publicaciones científicas. La inmensa mayoría es en inglés. El avance del español en esos ámbitos, de relevancia creciente, no está precisado.
Para el Cervantes, el español es el segundo idioma más empleado para las comunicaciones científicas, pero muy lejos de la lengua anglosajona: todavía no mueve el amperímetro. La excepción es en las disciplinas de las humanidades, las ciencias sociales y la medicina, donde la producción científica hispanohablante comienza a ser relevante.