Una niña de 2 años de nacionalidad española fue rescatada este martes en el Aeropuerto Internacional de Cancún en el momento en que estaba con una mujer filipina que la había secuestrado: la captora se prestaba a tomar un vuelo y llevarla a Turquía, según informó la Policía Federal de México.
“Gracias a un intenso dispositivo de seguridad”, la pequeña fue rescatada en la terminal 4 del aeropuerto de Cancún, del Caribe mexicano, antes de abordar un vuelo a Estambul, reportó la agencia española de noticias EFE.
La niña fue secuestrada de su casa de la ciudad de Tulum, ubicada a unos 130 kilómetros de la turística Cancún. Tras la denuncia de la desaparición por parte de sus padres, la Justicia federal de México activó el protocolo de búsqueda y emitió los oficios correspondientes. Así, un grupo de policías localizó a la menor en compañía de una mujer filipina quien tenía en su poder dos pasajes de avión a Estambul.
Tras los operativos, la pequeña fue devuelta a su madre y captora trasladada a la Fiscalía Especializada en Trata de Persona.
El “Tríángulo dorado”
Estambul es considerada por los analistas del plano internacional como la puerta de ingreso del imperio occidental al oriental y viceversa. Para la periodista feminista Lydia cacho, la mítica ciudad turca es uno de los principales sitios de tráfico temporal de trata.
Desde Estambul, de acuerdo a lo que escribió la periodista mexicana en su libro Esclavas del poder, mujeres, niños y niñas son traídos de países de Asia y Europa, incluso de América Latina, para ser comprados por las mafias china, japonesa y albanesa, entre otras organizaciones dedicadas al tráfico de personas. Lugares de donde, en la mayoría de los casos, no regresan jamás.
Turquía es el primero de los países al que la periodista visitó para investigar la ruta de trata y al que llama el “triángulo dorado”, un lugar en donde policías y militares ven a la prostitución como un potencial negocio. De hecho, según cuenta en el libro, «miembros de la fuerza del orden turcos son los principales clientes, mostrando así una doble moral que también se traslada a otros ámbitos», como en el caso de la prensa y la libertad de expresión.
Un policía le cuenta a Cacho en un bar de Estambul que en su país «prácticamente no hay prostitutas turcas» porque “todas vienen de Rusia”, que en Turquía “se combate la prostitución sólo con videos educativos para advertir a los tratantes de los riesgos que corren mujeres y niños”.
Y es Estambul el lugar que la periodista mexicana eligió para empezar a recorrer ella misma la ruta de la trata, ya que partió de la premisa de que es el lugar de paso en donde mujeres, niños y niñas que fueron robados de sus padres, son vendidos y llevados a otros sitios del mundo, hipótesis que corrobora en el final de su investigación, tras haber viajado desde México hacia Estambul, Ankara y de allí a Japón, China, Somalía y Albania, entre otros países a donde son llevadas las víctimas de trata capturadas en Asia, América Latina y Europa.