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Resignificar la palabra puta

Resignificar la palabra Puta era urgente y necesario ahora resta ver qué hacemos nosotras con esto y que herramientas les damos a mujeres como la vecina del barrio de Constitución.

Texto publicado por Georgina Orellano, secretaria general de Ammar, el 24 de febrero de 2020

Saliendo de la estratosfera feminista en la que habito, el sábado por la tarde fui a la peluquería dominicana del barrio de Constitución donde las trabajadoras sexuales solemos acudir hacernos las uñas.

El tema del día fue el nuevo tema de Jimena Barón.

Una vecina del barrio apenas entró a la peluquería lo primero que dijo fue: «Hoy vengo hacerme todo nuevo, me siento la más puta del barrio». Frente a las risas de todas las presentes ella siguió con su monólogo: «Me encanta el tema ese nuevo que se llama Puta, hoy se lo canté a mi marido mientras limpiaba la casa, me sentí re feminista».

Al principio quise intervenir para preguntarle qué ve de feminista a la letra de esa canción, pero después baje un cambio. ¿Acaso yo también voy a entrar en esa lógica del feministómetro? Me preguntaba mientras veía esa escena de la vecina del barrio con su carrito de compras rodeada de putas en la peluquería y autoploclamandose «Puta».

Una vecina que camina y habita las mismas calles entre Putas hace años, pero que recién resignificó el estigma a partir de un tema de Jimena Barón.

Me terminó preocupando más que lo que le llega a esa doña como primeras herramientas feministas sea una canción y que en vez de exigirle tanto a Jimena Barón ahora está en nosotras poder acercarles a todas esas mujeres que le envían videos cantando bien fuerte «dice que soy Puta pero vuelve a mí» otras herramientas políticas que le den un sentido de reapropiación de la injuria más cercana al estigma Puta y a nuestro movimiento.

Cuando comencé habitar espacios Feministas hace diez años atrás me topé con consignas como «Ninguna mujer nace para ser Puta», luego escuché que las mismas que se oponían al reconocimiento de nuestro trabajo cantaban en las puertas de las iglesias «A la iglesia Católica, Apostólica y Romana le decimos que se nos da la gana de ser Putas, Travestis y Lesbianas».

Fue esta última escena que nos llevó a pensar que se nos re apropiaron de nuestra identidad y que era urgente darle una identidad política a la palabra Puta. Y ahora que las verdaderas Putas nos autoplocamanos «Putas» muchas dejaron de cantarla o al menos se percibe la incomodidad y la tibieza cuando deben entonar la palabra Puta, otras hasta la modificaron por la palabra «zurdas».

Esa vecina que ahora canta que es la más puta del barrio entre Trabajadorxs Sexuales a las que el estigma les pesa un montón, y donde habitan en lugares más hostiles que el resto, la escuchaban atentamente y la aplaudían.

¿Quién era yo para cortarles esa escena sacando a relucir todo el manual de la más feminista que el resto de las feministas? ¿Acaso eso no es lo que históricamente hizo el abolicionismo con nosotras?

Dónde está la sororidad, empatía y salir de la estratósfera feminista para comprender que lo que a mí como herramienta política que nos deja el tema de Jimena Barón sea un bajón para otras es todo lo que pueden tener para combatir el estigma y habitar en espacios un poco más amigables.

Lo dice una que le cabe la cumbia villera y desde los 15 años vengo cantando el tema «Laura» de Damas Gratis cuya letra dice: “No lo hace por dinero, ella lo hace por placer» o «y de lo rápida que sos» a lo que el público acota: «PUTA».

Resignificar la palabra Puta era urgente y necesario ahora resta ver qué hacemos nosotras con esto y que herramientas les damos a mujeres como la vecina del barrio de Constitución.

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