El gobierno nacional pone la lupa sobre cada operación comercial que demanda dólares, ante la escasez que sufre la economía. Hace poco más de un mes se puso en marcha un nuevo sistema de fiscalización que pospuso el grueso de los pagos al exterior para el año que viene y comenzó a establecer prioridades ante la avalancha de solicitudes de importaciones. Desde la provincia explicaron que hay diversos sectores afectados por esta situación, pero que la prioridad está en que ninguna firma discontinúe su producción por falta de insumos provenientes del extranjero.
En diálogo con El Ciudadano, el secretario de Comercio Exterior de la provincia, Germán Burcher, explicó cómo afectan las restricciones para el pago de importaciones a la industria provincial y las alternativas que ofrecen para sortear la compleja situación. “Hoy nuestro rol es ir alertando dónde están las situaciones más complejas, como para evitar el cierre de una línea de producción o que las empresas tengan que cesantear personal”, detalló el funcionario.
Esta semana la Federación de Industriales de Santa Fe (Fisfe) dio a conocer un retroceso interanual del 1,3% en la actividad durante septiembre (último dato actualizado) y entre otras cuestiones, advirtió sobre “las dificultades para la importación de insumos y bienes de capital, determinadas por la escasez de divisas que enfrenta la economía argentina”. Particularmente desde el sector siderúrgico, mencionaron que se mantuvieron las dificultades en el acceso a las divisas necesarias para el cumplimiento de las obligaciones contraídas, y abrieron el interrogante sobre cómo funcionará el nuevo régimen y la situación de pagos de importaciones futuras, fundamentales en lo que respecta a insumos que son esenciales para mantener el ciclo productivo y que no son producidos localmente.
Con el arribo de Sergio Massa a Economía uno de los objetivos centrales es el cuidado y la contención de cada dólar que hay en el Banco Central. Con la designación de Guillermo Michel en Aduana, la mira está puesta en operaciones de comercio exterior que demandan divisas y que en muchos casos vulneran los controles estatales con maniobras por fuera de la Ley y que imposibilitan el acceso a los dólares que le faltan a la economía nacional.
Para tener un control más exhaustivo sobre este mecanismo, el famoso festival de importaciones que denunció en su momento la vicepresidenta Cristina Kirchner, se puso en marcha el Sistema de Importaciones de la República Argentina (Siri) que sustituyó al Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (Simi), con el objetivo de tener un mayor nivel de coordinación entre la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y la Secretaría de Comercio. Esto se tradujo en un filtro mucho más riguroso para el extenso listado de solicitudes por parte de empresas locales que piden importar insumos. De hecho, desde su puesta en marcha, apenas la mitad de los operadores que solicitaron permisos para traer insumos del exterior recibieron la aprobación.
Las maniobras en comercio exterior que el gobierno sigue de cerca y los dólares que se van
Esta modificación no le fue ajena a Santa Fe y la secretaría de Comercio Exterior tuvo que aceitar la coordinación con los organismos de control nacionales para su puesta en marcha en territorio provincial, donde se da un enorme volumen de comercialización, particularmente de intercambio de granos y oleaginosas. En diálogo con El Ciudadano, Germán Burcher graficó el panorama en la región.
—¿Cómo está la situación de empresas que necesitan importar en la provincia con el nuevo sistema de monitoreo?
—No hay un sector que esté más o menos aceitado, la situación de dificultad es generalizada. El cambio de sistema tardó en estabilizarse, eso fue demorando las aprobaciones. La Sira busca tener todo vinculado a las aprobaciones de Aduana y el Banco Central, se busca una mayor coordinación entre esos organismos. Esto también coincidió con que muchos productos que tenían Licencia Automática pasaron a ser de Licencia No Automática. Entre el cambio de sistema y el cambio de licencias, se complicó la situación.
—¿Cómo se determina cuáles son los sectores que tienen prioridad y cuáles son los más afectados en este momento?
—Semanalmente evaluamos las prioridades. Esas prioridades no es que están establecidas por nosotros, sino que tienen que ver con la gravedad de que una empresa tenga afectada alguna línea de producción. Tenemos reclamos del rubro autopartes, partes de bicicletas, insumos para cartones, impresiones, hay dificultades con algunos insumos para telecomunicaciones, cubiertas y partes para maquinaria agrícola, para equipos de frío. La situación es generalizada.
—¿Cuáles son los parámetros para establecer esas prioridades?
—Nuestro rol es ir alertando dónde están las situaciones más complejas, como para evitar el cierre de una línea productiva o que las empresas tengan que cesantear personal. De a poco se empieza a regularizar. Por ahora no se ha dado el límite de llegar a un freno en una línea de producción.
—¿Con qué plazos cuentan actualmente las empresas?
—Ahora ya no hay más pago anticipado. Hoy el plazo está vinculado al tamaño de la empresa. Las pequeñas tienen un plazo de 60 días, 90, 120 y 180, depende del tamaño de la empresa. Para las pymes hay un monto de 50 mil dólares para importar. El plazo genera problemas porque es un desgaste en la relación entre el productor y el cliente. No obstante hay situaciones donde los proveedores ya venían dando plazo y con eso no se complica tanto como con otros que si no les mandás el dinero no te giran la mercadería.
—¿Hay lugar para flexibilidad en casos específicos?
—Contamos con una línea que se denomina Misión Temporal, donde uno puede pagar de manera anticipada sin problema; es mercadería que entra con el objetivo de perfeccionamiento industrial. Vos traés un insumo, lo incorporás en otro producto, y vuelve a salir. La ventaja que tiene este régimen es que no pagás los costos de nacionalización de la mercadería. Con eso estuvimos haciendo capacitaciones.
—¿Existe alguna herramienta financiera para facilitar el panorama?
—Tuvimos la ayuda de bancos que tienen sucursales en el exterior. Los clientes que operan con esos bancos pueden pagar desde el exterior y el banco le otorga una financiación de importaciones al industrial argentino. Por ejemplo, el Banco Nación con su sede en Miami envía los dólares al proveedor de China, y el proveedor chino envía la mercadería hacia Argentina. El plazo de esa financiación va a estar dado por el plazo que da el Central para liberar esas divisas. Esa línea la tienen el ICBC y el Patagonia. Está claro que no es una situación fácil para una empresa que importa para producir o abastecer de algún insumo al mercado interno. Intentamos acompañarlos de la mejor manera posible.