Por Milagros Alonso – Agencia Télam
Desaparecer por 48 horas o provocar la asfixia hasta desmayarse son retos peligrosos de TikTok que se viralizan cada vez más, una problemática a la que se exponen adolescentes en «una etapa de mucha inestabilidad», aseguraron especialistas luego de que esta semana dos jóvenes se ausentaran sin aviso de su hogar, lo que reabrió el debate sobre la responsabilidad legal en caso de muerte o lesiones de participantes de esos desafíos.
El martes pasado, dos adolescentes de 12 y 13 años que eran buscados desde hacía más de un día aparecieron en «buen estado de salud» en la ciudad de Buenos Aires y sus familiares vincularon la desaparición con un desafío de la red social TikTok que «induce a los chicos a desaparecer por 48 horas».
Este último caso se suma a una serie de otros que sucedieron en lo que va del año. En enero, Milagros Soto, de 12 años, murió en su casa del Gran Rosario por asfixia al intentar cumplir el «Blackout Challenge» que consiste en grabarse conteniendo la respiración con un objeto atado al cuello hasta el desmayo.
Vinculada al mismo desafío estaría la muerte de un chico de 13 años en General Roca, Río Negro; mientras que en abril otra adolescente de 13 años fue internada en la ciudad de Córdoba tras intoxicarse con medicamentos para cumplir un reto.
También por estos días Perú está conmocionado por la muerte de una niña de 11 años que fue obligada por sus compañeros de colegio a ingerir pastillas de clonazepam en medio de un desafío viral conocido como «a ver quién se duerme primero».
Para entender por qué algunos adolescentes deciden responder a retos que pueden poner en riesgo su vida, la psiquiatra y psicoanalista María Teresa Calabrese explicó a Télam que «la pubertad, que es la etapa temprana de la adolescencia, es de mucha inestabilidad en los chicos y chicas. Pasan por períodos de sentir que no pueden hacer nada, dejan de ser niños y pasan a tener un cuerpo que les cambia rápidamente».
«Entonces, compensan esa minusvalía con la omnipotencia. De ahí a los retos virales hay un trecho muy corto porque es la manera de demostrar que son poderosos», indicó la especialista miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
«Los retos son una manera de medirse y decir ‘yo también pertenezco a esta comunidad'», agregó Calabrese, quien investiga el impacto de las redes sociales en la subjetividad de adolescentes.
Bajo la promesa de ganar popularidad, los desafíos virales son una invitación a hacer algo extremo o doloroso, en la mayoría de las veces sin sentido.
La dimensión del fenómeno es tal que, al momento de cerrar esta nota, los videos relacionados con la frase «retos virales» en TikTok alcanzaban en total 2.800 millones de visualizaciones en todo el mundo, mientras que «desaparecer challenge» sumaba 424,7 millones.
«Es difícil de rastrear quién origina los retos, pero comienzan cuando a través de un video de TikTok se les propone a usuarias y usuarios que se filmen realizando acciones arriesgadas y publiquen luego el video para incitar a otras y a otros a repetirlo», aseguró a Télam Laila Pokorski, integrante de Chicos.net, organización sin fines de lucro que impulsa el uso seguro de las Tecnologías de la Información y Comunicación.
La tendencia comenzó con desafíos inofensivos como tirarse un balde de agua fría con hielo y la propia plataforma asegura en su sitio oficial que TikTok permite «disfrutar de una gama ecléctica de videos cautivadores, genuinos y entretenidos, desde retos de baile y canto, pasando por tutoriales diversos, hasta parodias históricas y memes de Internet».
Sobre este punto, Pokorski, educadora y especialista en medios digitales, sostuvo que «las empresas son co-responsables, junto con los Estados y la sociedad civil de bregar por la salud de los niños y niñas».
«Las empresas deben encontrar el modo de monitorear. Si la inteligencia artificial sirve para encontrar tantos datos, ¿cómo no se la puede aprovechar para detectar los peligros existentes?», se preguntó Pokorski y advirtió que desde Chicos.net observan que los retos son «un tema que está tomando cada vez más relevancia y que las familias tienen más preocupación».
Algo similar planteó la psicóloga Diana Litvinoff, quien remarcó que es «necesario que haya una regulación de qué y a quién se le están proponiendo situaciones mortíferas».
A pesar de que la mayoría de los niños, niñas y adolescentes no participa en retos de ningún tipo, las chicas y chicos que «se sienten solos y no reconocidos son los más vulnerables», explicó Litvinoff, también de la APA.
«Un chico que es sobreprotegido por los padres y que le sobrelimitan el uso de internet también está en una situación vulnerable porque va a ser el más inmaduro y el más tentado de explorar aquello que le prohíben», agregó la autora de «El sujeto escondido en la realidad virtual».
Con la multiplicación de desafíos que pueden poner en riesgo la vida surge el debate de si los creadores de los videos pueden enfrentarse a responsabilidades civiles y penales.
Para el fiscal general Horacio Azzolin, titular de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (Ufeci), los retos «no suelen tener costado delictivo en la medida en que sean autodecisiones de niños. Tiene que ver más con una educación en el uso responsable de la tecnología».
Sin embargo, aclaró que en algunos casos es posible que se pueda considerar a los promotores como «responsables de instigación al suicidio», delito que está tipificado en el Código Penal argentino.
Por otro lado, Azzolin informó a Télam que en el último tiempo no recibieron en la Ufeci denuncias de casos relacionados con TikTok.
Respecto a las complejidades que se presentan a la hora de atribuir responsabilidades, la abogada especialista en derecho informático Bárbara Peñaloza señaló que «en el entorno digital no hay fronteras, jurisdicciones ni competencias».
También subrayó que, generalmente, los creadores de los videos «ni siquiera están en nuestro país» o son menores de edad, por lo que sólo se podría endilgar la responsabilidad civil a los padres en caso de lesiones graves o la muerte de otra persona.
Asimismo, la integrante de la Asociación de Derecho Informático de Argentina explicó que en nuestro país no está tipificada la incitación a la autolesión de personas menores de edad, como sí ocurre en España tras la actualización del Código Penal en 2021.
«La incorporación que hubo en España es muy buena porque también establece que las autoridades judiciales tienen que determinar mecanismos para solicitar la baja inmediata del contenido, si es posible desde España mismo y, si es extranjero como el caso de TikTok que es una empresa china, el bloqueo», detalló Peñaloza.
Y concluyó: «Creo que eso es muy positivo porque tenemos que propender a ejercer cierta soberanía como Estado sobre estas problemáticas».