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Retratan en Salta una batalla entre especies pocas veces vista por humanos

Un yaguarundí trataba de resistir el abrazo mortal de una lampalagua cuando tomaron las fotos

Una batalla singular fue retratada en el departamento salteño de Anta, cerca de Las Lajitas, donde un mamífero y un gran reptil, dos especies asediadas por el ser humano, peleaban entre sí. Se trataba de un yaguarundí, un familiar de menor porte del puma también conocido como gato moro, y lo que sería una lampalagua, la conocida boa de las vizcacheras, que está en serio riesgo de extinción. Según el relato, posteado en Facebook por Radio Panamericana 95.5, de Embarcación, quienes presenciaron el abrazo mortal intervinieron para salvar la vida del felino, lo que encendió un fuerte debate en la red social, que llegó a trascender hacia otros medios.

El posteo pasa revista al puma yagouaroundi, nombre científico de uno de los grandes felinos autóctonos americanos no extintos, también conocido como jaguarundi, jaju, onza, leoncillo o león breñero. El macho tiene un largo de entre 62 y 83 centímetros y la hembra entre 43 y 66  centímetros, con un peso 3,5 a 6,5 kilos. “Su cuerpo es largo y esbelto con miembros cortos y cola larga. La cabeza es pequeña y plana con orejas también pequeñas y redondeadas. El pelaje corto y áspero, que va de pardo a negro uniforme. Los pelos tienden a ser claros en la base y en la punta dando apariencia entrecana. Carece de manchas o líneas. Se distribuye desde México y Centroamérica hasta el centro de Argentina”, repasa.

“En México vive en tierras bajas de la costa del Pacífico, desde Sinaloa hasta Chiapas; asimismo, en la vertiente del Golfo, en la parte sur del centro del país y en la península de Yucatán. Habita ambientes con densa cobertura arbustiva y arbórea, tanto en selvas secas como húmedas. La especie está asociada a gran diversidad de climas debido a su amplia plasticidad ecológica, se la encuentra desde zonas de clima cálido y húmedo hasta de templado, y desde el nivel del mar hasta los 3.200 metros”.

En México, la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales) considera desde 2010 a la especie como “amenazada”, aunque la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la registra en 2019 como “de preocupación menor” por la cantidad de poblaciones registradas.

De igual modo hay alerta por la pérdida de hábitat del yaguarundí por la extensión de la frontera agrícola y la caza de la que es víctima por parte de granjeros que crían aves de corral.

La que sí está en serio riesgo es la lampalagua (boa constrictor occidentalis) que además se quedó sin alimento por causa de quienes intervinieron en la pelea. Es la especie más austral de todas las especies de boas del mundo, y otrora en la Argentina llegó a ocupar nichos en las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Mendoza, San Luis, y posiblemente en otros territorios más al sur aún. A diferencia de otras grandes boas no pasa tiempo en el agua, sino que habita exclusivamente en tierra (aunque puede trepar árboles para protegerse), y ocupa naturalmente como refugio las cuevas abandonadas y redes de túneles que dejan las vizcachas (lagostomus maximus) ya que se ajustan a su tamaño, y de ahí el nombre de boa de las vizcacheras.

Es un gran ofidio cuyo largo puede sobrepasar los 4 metros, con 18 kilos de peso, aunque son más habituales los ejemplares adultos de entre 3 y 3,5 metros en el caso de las hembras, y machos que raramente superan los 2,4 metros y 8 kilos.

“Es una boa de cuerpo pesado, macizo, musculoso y de apariencia fuerte y robusta”, dice la descripción de la enciclopedia Wikipedia, que registra además que pueden vivir unos 20 años en la naturaleza –aunque su número se redujo hasta el borde de la extinción por la caza humana– y hasta el doble en cautiverio.

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