Otra historia, ni mejor ni peor, distinta, es la que modelan los historiadores y cronistas barriales. Obsesivos, individualistas, detallistas y celosos de sus viejas fotos y documentos, varios de ellos se volverán a reunir hoy y mañana en el Centro Cultural Cine Lumière para hurgar en el pasado de “acá a la vuelta” y alimentar así esas identidades locales siempre en construcción.
“Vida y milagro: aquellos personajes del barrio”, es la consigna de este año. Entre varios rescates del olvido, en la recuperada sala de barrio Arroyito se desempolvarán las andanzas de una huérfana rosarina que llegó a condesa – Lilia Arijón de Diez de Tejada, o Lilí–, de un emblemático comerciante de barrio Industrial –Danilo Poi–, y de Doña Ángela, de República de La Sexta, además de volver la mirada sobre Virginia Bolten, una revolucionaria que habitó estos pagos inaugurando caminos de lucha.
Lo que arranca esta mañana a las 9.30 son las IX Jornadas de Historiadores y Cronistas Barriales, que organizan el Museo Itinerante de Refinería y el centro cultural que funciona en el mítico cine de Vélez Sarsfield 1027. Además de los cronistas, habrá exposición de fotografías, música, un unipersonal de Miguel Franchi con su singular Germinal Terrakius y las Jornadas de Historia (muy) Joven, un nuevo espacio destinado a estudiantes secundarios que en su primera edición, el año pasado, propuso intercambiar anécdotas sobre los enamorados del barrio y ahora interpela sobre el “guacho”.
“A diferencia del académico, el historiador barrial no teoriza sobre la historia, la recopila. Y esa recopilación forma parte de sí mismo. Archivo, barrio, historia son una sola cosa: él mismo. Si le tocás un papel se vuelve loco. Es un individualista nato. Lo que le pasa al barrio le pasa a él y al mundo. No son coleccionistas pero coleccionan, tienen una postura histórica pero no intentan reflexionar sobre esa historia. No indagan, por ejemplo, en las causas de lo que pasó, sencillamente pasó”. Con la aclaración de que se trata de un conjunto heterogéneo, así traza un perfil de quienes vienen alimentando las jornadas desde hace nueve años el arquitecto Gustavo Fernetti. Es referente del Museo Itinerante Refinería y principal gestor de los encuentros donde, en años anteriores, se compartieron historias sobre bares, cines y carnavales en cada uno de los territorios que superpusieron con fuerza la identidad de sus propias patrias chicas a la de rosarinos: los barrios.
“Lo local es su contexto primordial. Pero, a su vez, al recuperar esa identidad inmediata reflexionan, se motivan y motivan al resto”, rescata Fernetti la tarea de los protagonistas, hoy y mañana, de las jornadas en el Lumière, que se pueden consultar a través de rosariocultura.gob.ar.
Marinero
Las jornadas incluyen muestras fotográficas de los personajes de barrio de Federico Tinivella, Marcela Platania, el equipo del centro cultural Lumière y Mariana Terrile, quien tomó esta imagen: el hombre vivía a metros de la plaza Pocho Lepratti, en Ludueña, rodeado de peceras, miniaturas de barcos, remos y anclas. Con su largavistas y su gorra marina, durante 30 años, cada domingo, se acercó a la ribera del Paraná para dar rienda suelta a su deseo de tripular uno de los barcos que surcan el pariente del mar. Y nunca conoció el mar.