Dos mellizos afincados en barrio Stella Maris que tenían encima condenas condicionales ahora deberán purgarlas en forma efectiva, luego de que incumplieran lo estipulado en las sentencias y, a la vez, quedaran involucrados en un ataque a tiros contra un vecino, el 22 de abril pasado, que se encuadró como tentativa de homicidio, dijeron fuentes del caso.
Un tío y un primo de ambos están detenidos por un crimen ocurrido el año pasado, a pocos metros del lugar de esta última agresión. Todo en un medio de lo que fuentes judiciales y policiales describen como enfrentamientos entre bandos por ocupación de territorio para ejercer economías ilegales, disputa en la también que quedan envueltos terceros ajenos a esa pelea.
Pedro Alberto G., de 51 años, vive en pasaje Tobas al 8500 (Schweitzer a la misma altura), en barrio Stella Maris, y allí mismo fue atacado en la noche del 22 de abril pasado mientras se encontraba con su hijo, llamado Pedro Franco G., de 19. Ambos estaban en la puerta de la casa cuando llegaron dos jóvenes que les pidieron “peaje”. “Si no les daban plata, los cagaban a tiros”, explicó un vocero del caso.
Pedro Alberto G. les entregó 50 pesos, pero un rato más tarde regresó uno de los muchachos, esta vez acompañado por un tercer joven. La víctima les volvió a explicar que no tenía dinero, que la única plata con la que contaba ya se las había entregado, pero tras una discusión sacaron un arma de fuego y dispararon sobre padre e hijo. El más chico sólo sufrió un roce del plomo en la cabeza, mientras que su padre recibió un tiro que le quedó alojado en el cráneo, con pérdida de masa encefálica, por lo cual fue internado en el Heca. A mediados del año pasado Pedro Alberto G. había sido víctima de un hecho similar, aunque en esa ocasión los agresores no usaron armas de fuego: se metieron en su casa, le rompieron los muebles, le robaron y lo golpearon junto con su hija.
La investigación del último ataque, a cargo del fiscal de Homicidios Dolosos Rafael Coria, determinó que los agresores habían sido dos mellizos de 23 años, que viven en las cercanías. En las horas siguientes Germán H. y su hermano Sebastián H. fueron detenidos. Ambos fueron imputados por homicidio calificado en grado de tentativa y amenazas simples y recibieron prisión preventiva sin plazo. Germán alegó que al momento del hecho que se le imputa estaba internado en un hospital, por lo que la defensa pidió que la medida cautelar se concretara sólo hasta la aparición de los registros de una filmación de seguridad que acredite sus dichos.
Sebastián H. tenía una condena condicional aceptada en un abreviado que se firmó el 29 de septiembre 2015 por lesiones leves, robo, extorsión en grado de tentativa, abuso de armas y amenazas calificadas, a 3 años de prisión. Pero la fiscal Juliana González pidió su revocatoria porque no cumplió con las normas de conducta impuestas, que eran mudarse del barrio, fijar domicilio por lo menos a 40 cuadras de la casa de la víctima y también una prohibición de acercamiento. La jueza Marcela Canavesio decidió entonces transformar la condicional en una condena de cumplimiento efectivo.
Igual suerte corrió su hermano Germán, quien había recibido el mismo monto, a tres años de prisión, por los mismos hechos, pero de cumplimiento efectivo, ya que era reincidente.
A los ocho meses salió en libertad, pero tampoco cumplió con las medidas restrictivas y el pasado 7 de abril la fiscal González recibió una nueva denuncia en su contra por amenazas. Así la jueza Canavesio le revocó la condicional y libró orden de captura, que se concretó tras el ataque a Pedro G. Ahora deberá cumplir la totalidad de la pena en forma efectiva.
Un crimen en la saga
El pasado 22 de marzo el tío de los mellizos, Juan Ricardo H., fue detenido por un crimen ocurrido en la misma zona, en Schweitzer al 8500, el 29 de agosto último. Este hombre y uno de sus hijos, también llamado Sebastián, fueron imputados por el homicidio de Diego Alfonso Pérez, de 28 años, asesinado a puñaladas por dos atacantes que, según testigos, eran padre e hijo. De acuerdo con la investigación del fiscal Pablo Pinto, aquella noche Juan Ricardo H. fue hasta la casa de Pérez y se trenzó a golpes para dirimir problemas de vieja data. Un arma blanca puso fin a la gresca: Pérez falleció al llegar al hospital Eva Perón de Granadero Baigorria por puntazos en la nuca y el corazón.
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