Maradona ya no es Maradona. Poco o nada queda en él de ese personaje pícaro y picante, sagaz y altanero, pendenciero y popular. Amado u odiado, Diego siempre despertaba múltiples sensaciones cada vez que hablaba del tema que sea. Pero en cambio ahora duele verlo así. Aturdido y atontado. De lágrima fácil y limitadísimo en sus movimientos. Casi que hasta da…Si, maestro. Ya lo sé. “Lástima a nadie”. En todo caso será impotencia, mezclada quizá con un poco de resignación. Porque tenemos que ver cada fin de semana al mejor jugador de todos los tiempos, a ese hombre capaz de revolucionar cualquier ciudad del mundo con su presencia –de entrar al mismísimo Vaticano y mofarse de los techos de oro–, convertido ahora en una sombra. Es una estela del carismático y multifacético ídolo de multitudes que supo ser. Hay que decirlo: está tan sedado que asusta.
Gianinna también lo ve así. Y este fin de semana aprovechó el cumpleaños número 59 del astro para expresar toda su preocupación por su delicado estado de salud. “Recen por él. ¡Por favor! ¡Gracias!”, pidió su hija menor, quien en un segundo posteo dejó un simple pero clarísimo ejemplo. “¿Se acuerdan de que había un zoo en el que te podías sacar una foto con un león gigante? O sea, podías entrar a la jaula y por poco más abrazarlo. Lo tenían empastillado, si no es imposible domar a la fiera. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”.
Y finalizó su mensaje casi implorando por la atención de su papá, el cual acompañó con una ilustración en una pared de una imagen suya de niña junto al 10. “Dame la mano así de nuevo, ¡yo te puedo llevar a vos ahora!”.
¿Será acaso su hija menor la única que ve esta nueva aventura en Gimnasia como una suerte de gira de despedida por todo el país? Cual fenómeno de circo, últimamente lo vienen exhibiendo por todos lados, poniéndole constantemente un micrófono delante para que diga… ¿Qué? Una ridiculez como el otro día en el clásico de La Plata, cuando acusó a la Gata Fernández de “saltar como un canguro”.
Cualquier cosa sin sentido propia de una persona que está tan drogada que ni sabe lo que dice, nada más lejos de ese Maradona polémico, ocurrente y mordaz, pero también comprometido con su gente, su país y el mundo en general, que denunciaba injusticias allí donde pisaba. Le cortaron las piernas…y le reprogramaron el cerebro.
Así piensa una de sus hijas. Y sin dudas también muchos de sus fanáticos e incluso hasta alguno de sus detractores. El tema es que nadie se anima a expresarlo en voz alta. Giannina lo hizo. Y fue el propio Pelusa el que una vez dijo “Dalma y Gianinna son mis ojos”. Ella sin duda ve lo que la gran mayoría de nosotros nos negamos a aceptar: Diego Armando Maradona se está muriendo. Lo están matando. Se está matando a sí mismo. Recen por él.