Arabia Saudita admitió este sábado, 17 días después de la desaparición del periodista saudita Jamal Khashoggi, que murió en el interior de su consulado en Estambul aunque no reveló ninguna información que permita ubicar su cuerpo. Riad siempre había sostenido que Khashoggi salió de la sede diplomática.
Fue la agencia oficial saudita SPA la que confirmó la muerte del periodista. Citando a la fiscalía, evocó una «pelea» en el consulado saudita en Estambul. La agencia informó además de la destitución de dos altos cargos sauditas y del arresto de 18 sospechosos.
Versiones encontradas
El fiscal general saudita, Sheij al Mojeb, publicó un comunicado sobre lo ocurrido: «Las conversaciones que tuvieron lugar entre él y las personas que lo recibieron en el consulado saudita en Estambul dieron lugar a una reyerta y a una pelea a puñetazos con el ciudadano Jamal Khashoggi, lo que provocó su muerte».
Al Mojeb no precisó dónde se encuentra el cuerpo de Khashoggi, en tanto que los investigadores turcos continuaron su trabajo.
Ali Shihabi, director de un grupo de reflexión considerado cercano a la monarquía saudita, dio otra versión. «Khashoggi murió estrangulado durante un altercado físico, no como resultado de una pelea a puñetazos», declaró basándose en las declaraciones de una fuente saudita de alto rango.
Más tarde, el Departamento Internacional del Ministerio de Información saudita publicó una declaración en inglés atribuida a una «fuente oficial», en la que afirma que la discusión en el interior del consulado degeneró en una pelea que ocasionó la muerte de Khashoggi y hubo «un intento» por parte de las personas que lo interrogaron de «ocultar lo que pasó».
Sin rastros
El periodista Khashoggi, colaborador del diario Washington Post y reconocido por sus abiertas críticas hacia el gobierno saudita, había ido el 2 de octubre al consulado de su país en Estambul para obtener documentos que necesitaba para casarse con su novia turca.
Según el gobierno de Ankara, un grupo de quince agentes aprovechó el trámite para emboscarlo, torturarlo, matarlo y desmembrar su cuerpo. Para la inteligencia turca, los agentes eran miembros de la seguridad del príncipe Mohammed Bin Salmán, regente de Arabia Saudita, más un prominente médico forense que se habría encargado de cortar el cuerpo. El grupo llegó a Estambul ese mismo día de madrugada, con pasaportes diplomáticos y en dos aviones privados, y abandonó el país esa misma noche. El gobierno saudita negó por días que esa versión fuera cierta. El cuerpo del periodista sigue sin aparecer.
Despidos y detenciones
Tras confirmar su muerte, Riad anunció la destitución de un alto responsable de sus servicios de inteligencia, Ahmad al Asiri y de un importante consejero de la corte real, Saud al Qahtani, ambos cercanos colaboradores del príncipe heredero, sobre el que ha aumentado la presión por el caso Khashoggi.
«Despedir a Saud al Qahtani y Ahmad al Asiri significa ir lo más cerca posible del príncipe Mohammed bin Salmán», explicó Kristian Ulrichsen, analista en la Universidad de Rice, en Estados Unidos.
El rey Salmán ordenó además la creación de una comisión ministerial presidida por el príncipe heredero para reestructurar los servicios de inteligencia, informaron los medios oficiales.
Este caso puso al reino, que hace décadas que es un aliado clave de Occidente frente a Irán, bajo una presión sin precedentes.
Para Ankara es una «deuda de honor» revelar «lo que sea que ocurrió».
«No estamos acusando a nadie por adelantado, pero no aceptamos que nada permanezca encubierto», dijo Omer Celik, portavoz del gobernante Partido Justicia y Desarrollo.
El caso Khashoggi se hizo insostenible para el príncipe Mohammed, y arruinó la inminente conferencia de negocios internacional que preparaba como una vidriera de sus reformas «modernizantes». Primero hubo una cancelación masiva de representantes de las mayores corporaciones multinacionales, a la que le siguió la de altos funcionarios de varios gobiernos europeos. Finalmente, la misma directora del FMI Christine Lagarde y el secretario del Tesoro de EE.UU. Steven Mnuchin suspendieron su presencia en el evento.
Versión «creíble» para Trump
El presidente estadounidense, Donald Trump, había admitido el jueves por primera vez que Khashoggi estaba probablemente muerto y el viernes su administración hizo referencia a posibles sanciones.
A un reportero que le preguntó si consideraba «creíble» la versión de Riad de este sábado, Trump respondió: «Sí, sí». Para luego añadir: «Es pronto, no hemos terminado nuestra revisión ni nuestra investigación».
Pero el asesinato de Khashoggi parece haber cruzado una línea invisible que ni el mismo Trump, personalmente muy cercano a los sauditas, puede ignorar. De hecho, la creciente presión lo llevó a decir que si se prueba la participación saudita va a tener que ser “muy severo». «Es que, esto es algo malo, malo”, agregó.
Luego del anuncio de Riad, y tratando de no inquietar demasiado a su gran aliado, el rey saudita, Washington sólo se limitó a ofrecer sus condolencias a la familia, sin ofrecer mayores comentarios por parte de la portavoz de la Casa Blanca Sarah Sanders.
Reacción mundial
El secretario genernal de la ONU, Antonio Guterres, declaró estar «profundamente preocupado por la confirmación de la muerte» de Khashoggi.
Por su lado, la canciller alemana, Angela Merkel, consideró «insuficientes» las explicaciones de Riad y pidió que se revelen las «razones de fondo» de la muerte del periodista.
También mostró su inquietud por el caso el ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, quien estimó que «quedan varias preguntas sin respuesta» y pidió en un comunicado una «investigación exhaustiva y diligente».
El ministerio de Relaciones Exteriores británico solicitó que los «responsables de este acto horrible sean juzgados».
En tanto, Amnistía Internacional se pronunció mediante un comunicado donde señaló que las conclusiones sauditas no son «dignas de confianza».
Reporteros Sin Fronteras pidió seguir «presionado» a Arabia Saudita boicoteando el foro económico del Golfo (del 23 al 25 de octubre).
En tanto, la revista Newsweek difundió una entrevista póstuma de Khashoggi en la que afirmaba que no pedía la caída del poder saudita «porque no es posible» sino que sólo deseaba «una reforma del régimen».