La llegada de Gabriel Heinze al Parque es un golpe de efecto difícil de calcular, aunque sin dudas es una gran oportunidad para Newell’s de proyectarse más allá de la ambición de ingresar a jugar la Sudamericana o no tener problemas con los promedios.
Heinze es un entrenador top, de esos que están en el radar de los mejores equipos, poderosos de billetera que se imponen al resto sólo con mostrar la cuenta bancaria. Pero el sentido de pertenencia, esa constante en el Parque, una vez más se interpuso en el camino y la Lepra amaga a proyectar un 2023 con ambiciones de pelear títulos, incluso con la ilusión de conseguir esa Copa internacional tan postergada.
Con el arribo del Gringo, la dirigencia leprosa se asegura tener en el banco un entrenador de alto profesionalismo y con un estilo identificado con el hincha leproso. No será fácil lidiar con Heinze, su personalidad avasallante y su deseo de tener todo bajo control choca con las desprolijidades del fútbol argentino, del cual Newell’s no es ajeno. Pero el DT ya trabajó en este ambiente de incertidumbre de calendarios y deseos que chocan con falta de dinero. Sabe que habrá lodo, y al parecer no le molesta ensuciarse un poco para buscar la gloria con Newell’s.
La contratación de Heinze será un blindaje para la dirigencia. El entrenador pidió un control total del fútbol profesional. Manejará Primera y reserva, pero además tendrá en Horacio García un Director Deportivo que tendrá la última palabra a la hora de cada contratación de refuerzo. Nadie podrá decirle a Astore que se equivocó con un refuerzo. Tampoco que acertó. Todo será responsabilidad del Gringo, que tendrá por un año la llave del fútbol leproso.
En ese sentido, desde mucho antes de llegar a un acuerdo final con la Lepra, Heinze ya trabajaba en posibles refuerzos. Hizo una radiografía amplia del plantel rojinegro, le comunicó a Astore qué jugadores iban a ser sus puntales, esos que considera indispensables, y empezó a hacer llamados a futbolistas que tiene en carpeta para traer al Parque.
Algunas versiones indican que Heinze tiene una lista de más de 30 jugadores para sondear, y que en su análisis previo considera que deben llegar entre cinco y seis refuerzos.
El Gringo le comunicó a Astore que hay futbolistas que considera importantes, como Willer Ditta, Juan Sforza, Ramiro Sordo y Pablo Pérez, aunque en este último caso su idea es que sea el líder del vestuario, sin necesidad de titularidad. Algo parecido a lo que sucedió con Fabián Cubero en su etapa en Vélez.
Un tema que quiere resolver pronto el entrenador es la continuidad de Lautaro Morales. El DT entiende que el arquero se asentó muy bien a las presiones del arco leproso, y por características le cierra. El problema es que Lanús podría pedirlo en diciembre, y por eso Astore buscará negociar con Nicolás Russo para retenerlo.
Aparecieron algunos nombres de posibles refuerzos, aunque siempre es difícil romper el hermetismo con el que pretende manejarse Heinze. Y el nombre más llamativo para muchos es Ricardo Centurión.
El volante atraviesa un momento de conflicto con Vélez, y no hay muchos clubes que pongan la mirada en él a partir de sus desprolijidades fuera de la cancha. Contratar a Centurión es comprarse un dolor de cabeza. La frase está instalada en el fútbol argentino desde hace un tiempo. Y el único que se animó a desafiarla fue justamente Heinze, quien lo pidió en Vélez en 2020 ante la sorpresa de muchos.
Y el Gringo parece querer repetir la experiencia. Centurión está en conflicto con Vélez, tras un paso también con muchos problemas por San Lorenzo. Desde su llegada a Liniers, el Cacique Medina no tuvo mucho en cuenta al volante, y Troglio apostó para llevárselo al Ciclón. Pero tras jugar apenas 11 partidos, empezaron los conflictos. Empezó a ausentarse de los entrenamientos, reclamó una deuda, y en julio regresó a Vélez, sabiendo que no iba a ser tenido en cuenta.
El mediocampista tiene contrato hasta 2024 con el Fortín, que coparte derechos económicos con Racing, que no lo quiere ver por el Cilindro. Y fue autorizado a entrenar en Vélez, aunque sin tener contacto con el plantel profesional.
“Entrenarse solo es muy duro. Quedan seis fechas y después veremos qué pasa. Me pusieron todos los días por la tarde para no cruzarme con el plantel profesional”, declaró el volante hace algunas semanas, dejando en claro que su intención era buscar club.
“Necesitaba aislarme de todo. Me sentía agobiado. Tuve ataques de pánico. Necesitaba irme de todo. Por eso decidí esto. Muchos no me entienden qué hago haciendo esto, por qué decidí irme de mi trabajo. Es que ya no me soportaba ni a mí mismo”, confesó en la misma entrevista.
“Hubo veces que no me dejé ayudar, que dije yo puedo con todo. Y hay veces que no se soporta y por algún lado explotás. Y dónde exploto yo es saliendo a la noche y pegándomela. Ahí tiro todo por no dejarme ayudar”, admitió Centurión, exponiendo sus problemas extrafutbolísticos.
Aunque admitió querer volver a jugar: “La esperanza es lo último que se pierde. Por eso quiero volver a jugar al fútbol y sé que lo voy a hacer”.
¿Será en el Parque? Tal vez Heinze tenga su talón de Aquiles. Y a pesar de todas las señales contrarias a contratar a Centurión, el DT parece pensar que puede ser útil para este proceso ambicioso en el Parque. Hoy Centurión tiene un sondeo de La Calera de Chile, no mucho más. Incluso hubo versiones que plantó a Carlos Tevez, quien pensó en él para jugar en Central. Pero si el Gringo lo llama, es posible que no pueda resistirse.