El actual presidente del PJ, Ricardo Olivera, se enorgullece del proceso de unidad que vivió el partido en 2019, y que derivó en el triunfo electoral. Aunque admite que esta vez el proceso de unidad será más difícil de cara al 2023, también se permite dudar del armado electoral amplio que propone la oposición, el llamado frente de frentes.
—Usted, como presidente del PJ, fue uno de los articuladores de la unidad en el peronismo, con la que se logró recuperar la provincia en el 2019. Hoy esa unidad parece lejana. ¿Se pueden volver a recuperar los pedacitos para presentar una oferta electoral única?
—Yo siempre fui optimista, a veces digo optimista trágico, pero optimista al fin, porque esto también ocurría cuando yo asumí aquella vez en el partido, tal vez con diferencias que no eran tan profundas como las de ahora, pero bueno, la idea de poder ganar nos hizo entender que teníamos que llegar a algunos acuerdos. Que esto no significa que va a haber un candidato, ni dos, esto se resolverá en las Paso, lo cual a nosotros no nos preocupa, al contrario. Yo, la verdad, sigo confiando en los compañeras y compañeros, que esto lo podemos resolver más allá de lo que estamos viendo ahora. Los peronistas espero que hayamos entendido que pudimos ganar la Nación, la provincia, con la construcción colectiva. Yo sé que hoy el tema nacional también está influyendo en la provincia, arrastra muchas cosas, pero nosotros desde el partido trabajamos en ese sentido, y a medida que se vayan acercando las etapas electorales profundizaremos el intento de diálogo.
—Se autodefinió como un optimista trágico…
—Charly García lo dice, yo se lo copié.
—¿Y qué quiso decir Charly que nos sirva para aplicar al peronismo santafesino?
—Que en un escenario complicado uno siempre es optimista. Más allá de lo que estamos viviendo. Y sobre todo nosotros en el peronismo tenemos que ser optimistas. Lo nacional nos complica y nos duele, porque me parece que no estamos cumpliendo con las expectativas que tenía la gente, por cuestiones que no son tan diferentes entre los espacios que hoy discuten. ¿Qué nos diferencia? El acuerdo con el Fondo. Bueno. Pero en el resto de los objetivos todos queremos lo mismo: recuperar el empleo, bajar la inflación, fortalecer el mercado interno, poner al Estado al servicio de las mayorías.
—Es cierto que todos apuntan a lo mismo, pero desde un lugar dicen “si seguimos así perdemos las elecciones” y desde el otro dicen “vamos bien”. Hay una diferencia grande.
—Está claro. Por eso a mí me parece que hay que buscar acercamiento, porque yo no tengo esa visión.
—En el plano económico es difícil la unidad. Un sector pide mayor redistribución y acusa a Guzmán de plantear la teoría del derrame.
—No sé si ese es el pensamiento de Guzmán. Por ahí los que están enfrentados a él lo dicen, pero yo no creo que el piense eso, sobre todo por su origen, alumno de (Joseph) Stiglitz, lo leo mucho a él y a (Thomas) Piketty, y no es eso. Yo sí soy un crítico de la política tributaria de la Argentina en los últimos tiempos. Si nosotros no resolvemos una mayor progresividad de los impuestos, algo que el peronismo tiene claro, es muy difícil distribuir en el crecimiento. El crecimiento termina quedando en pocas manos. Hay un proyecto a las ganancias extraordinarias que tuvieron algunos sectores en la pandemia, donde tanto Guzmán como el resto van a coincidir.
—En el plano provincial, ¿cómo vivió la ruptura del bloque del peronismo?
—Una de las cosas que nos dolió es que nosotros tenemos en el bloque una excelente relación de laburo, más allá de alguna diferencia, donde teníamos libertad para votar a favor o en contra, pero bueno, que nos enteremos por la prensa de que hay otro bloque, ahí empieza el dolor, hasta en lo personal. Somos tipos de la política, si a nosotros nos explican una decisión, aunque no coincidamos, la entendemos, pero cuando te enterás por los diarios, no. Sobre todo en un bloque que tenía una relación muy importante, muy fuerte, de salir a comer, de charlar todas las mañanas antes de la sesión. Esto nos provocó mucho dolor y se mezcló mucho lo personal y lo político. Sinceramente nunca se nos explicó los motivos. Por trascendidos, sé que se tomó la posición de acompañar la decisión que tuvo el espacio nacional respecto al Fondo. Listo, yo lo entiendo, y hay un montón de cosas que me duelen, pero es una discusión que ni siquiera pudimos darla. Y esto genera debilidad en el peronismo, en la Cámara, en el bloque. Esa ruptura se dio dos días antes de elegir autoridades. Termine yo vicepresidente segundo más por la voluntad de la oposición que por lo que tenemos en la Cámara. Es un ejemplo de la debilidad.
—¿Estos cruces pueden tener vinculación con lo electoral?
—Yo no sé ahora. Supongo que en el espacio de La Cámpora Marcos Cleri quiere ser gobernador, en el espacio de María Eugenia (Bielsa), será Marcelo (Lewandoski) o alguien. No puedo anticipar, porque si bien es cierto que cada espacio está posicionando candidatos, no hay que descartar a futuro estrategias de alianza, acuerdos entre diferentes espacios, lo que haría que los candidatos se reduzcan.
—¿Puede ser que algún sector elija ir por fuera del FdT?
—Yo no tengo esa información. Sería muy duro por el peronismo, porque las experiencias de ir por fuera no fueron saludables.
—Más ahora con el armado del frente de frentes. ¿Cómo está viendo esa movida?
—Con el frente de frentes tengo mis reservas. Es muy difícil entender que posturas como las que tiene el socialismo, que son posturas progresistas, que tiene que ver con un Estado muy activo, con un laburo social importante, social, inclusivo, coincida con los principios de Cambiemos, donde ellos plantean menor Estado, menor gasto público. Es difícil entender que eso pueda llegar a un acuerdo. Si llega, uno podría entender que el único objetivo del frente de frentes es ganarle al peronismo, porque en ese marco hay posiciones de políticas pública, dejemos lo doctrinario afuera, que son muy distantes. Y no veo que eso pueda acercar partes. Pero bueno, se puede dar como una cuestión de “el objetivo es ganarle al peronismo y después vemos que hacemos”.
—¿Cómo analiza la relación entre el gobierno y la Legislatura?
—Después de un primer año, dónde tuvimos algunos conflictos, esa relación ha mejorado mucho. Casi el 60% de los proyectos que envió el gobierno para tratar en extraordinarias fueron aprobados. Te diría que los proyectos más importantes que el Ejecutivo necesitó siempre se aprobaron, más allá de algunas demoras. Presupuesto, ley de Emergencia en Seguridad, la ley Covid y demás, me parece que es muy para afuera la discusión pero cuando llegan los temas trascendentes que tienen que ver con la gente, los acuerdos se consiguen. Hoy mejoramos mucho la relación, incluso nuestro bloque, y la oposición también. Me parece que este año va a ser menos conflictivo. Valoro la mejora en la relación, que notamos en el tratamiento de las leyes. La situación es diferente que cuando arrancamos.