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Ringo Starr, sólo para ver otro Beatle en vivo

De relativo valor musical, los recitales de Ringo Starr y su banda tuvieron un lleno entendible por el fetichismo de escuchar al segundo de los dos Beatles sobrevivientes.  

Por Ricardo Salton / Ámbito Financiero

Los miles de personas que colmaron las dos funciones del Luna Park tenían un único objetivo: ver y escuchar de cerca a un Beatle, uno de los dos sobrevivientes, después de dos visitas -mucho más espectaculares, por cierto- de Paul McCartney. En ese sentido, nadie puede haberse sentido defraudado. Porque este artista de Liverpool de 71 años, con su pelo y su barba cortos y oscuros, con un físico y una agilidad envidiables, está en el mejor de los estados. Y si nunca fue un gran cantante, tampoco tendría por qué serlo ahora.

 

La sorpresa llegó quizá para aquellos que no sabían en qué andaba Ringo Starr en los últimos años, al frente de un combo de músicos también mayores, varios de ellos con historias ilustres en el mundo del pop y el rock. Esta All Starr Band es en verdad, si se lo analiza desconociendo al que toca la batería -una de ellas, puesto que la otra está a cargo de Gregg Bissonette-, una orquesta destinada a interpretar temas viejos que fueron grandes éxitos en los 60 y los 70; como si fueran intérpretes de «covers», pero de sí mismos.

 

Y esa formación numerosa, con sonido y apariencia visual de conjunto de crucero de lujo, es la auténtica protagonista de la noche. Así, Rick Derringer, Richard Page, Wally Palmer, Edgar Winter y Gary Wright se van repartiendo los momentos protagónicos -a razón de dos piezas cada uno- mientras el convocante Ringo se limita a tocar tambores y platillos, a sonreír desde el fondo o hasta a ausentarse por un ratito del escenario.

 

De las 22 canciones que componen el concierto de dos horas, sólo la mitad fueron para su garganta áspera. Allí se reparten algunas pocas propias de distintas épocas -»It Dont Come Easy» con que arrancó, «Photograh», «The Other Side of Liverpool», «Choose Love»- y un puñado, exageradamente breve para el deseo del público, de temas del repertorio del Cuarteto Fabuloso, como «Honey Dont» (un clásico de Carl Perkins de los años 50), «I Wanna Be Your Man», «Yellow Submarine» -en el momento «estudiantina» de la noche-, «Act Naturally» (de Johnny Russell y Voni Morrison) y «With a Little Help From My Friends». Y quedó para el cierre, como bis, la tan interpretada canción de John Lennon «Give a Chance to Peace». Como concierto en sí, sobre todo considerando lo que es la cartelera porteña actual, el paso de Ringo Starr por el Luna no resistiría ningún comentario crítico. Pero para su estadística personal, los que estuvieron allí guardarán su ticket y dirán que vieron a un Beatle de cerca. Ése podría ser un buen consuelo.

 

Actuación de Ringo Starr y su All Star Band. Integrada por Rick Derringer (guitarra, voz), Richard Page (bajo, voz), Wally Palmer (guitarra, voz), Edgar Winter (saxo, teclados, voz), Gary Wright (teclados, voz), Gregg Bissonette (batería) y Mark Rivara (coros, accesorios de percusión). (Luna Park; 7 y 8 de noviembre).

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