Miles de personas se reunieron este domingo en el centro de Río de Janeiro para rendir homenaje a la concejala Marielle Franco, asesinada brutalmente hace siete meses.
En la manifestación, llamada «Mil placas para Marielle», se distribuyeron placas con la inscripción «Calle Marielle Franco».
La iniciativa es una respuesta a una foto publicada por legisladores de extrema derecha en la que aparecen sonrientes sosteniendo una placa partida al medio, similar a la que había sido colocada en la plaza Floriano, donde se encuentra la asamblea municipal que integraba Marielle.
Fue en esta misma plaza donde los manifestantes se encontraron el domingo, blandiendo sus mil placas al grito de «¡Marielle presente!».
«Fue importante reaccionar sin violencia, nos provocaron y no debemos dar una respuesta en el mismo tono», dijo a la AFP Jurema Werneck, directora de la oficina brasileña de Amnistía Internacional, presente en el evento.
«Esta movilización es un signo de resistencia contra toda esta violencia, que está muy presente en este período electoral», agregó.
Una de las personas que rompió la placa en homenaje a Marielle Franco fue Rodrigo Amorim, miembro del Partido Social Liberal (PSL), de Jair Bolsonaro, el candidato presidencial favorito para la segunda vuelta en Brasil.
Unos días después de publicar esta foto en las redes sociales, Amorim fue el diputado que sacó la mayor cantidad de votos en la legislatura estatal en Río el domingo pasado.
En su mensaje, había calificado como «vandalismo» el hecho de que una placa con el nombre de la concejala negra haya sido colocada sobre la original y lanzó: «Prepárense, izquierdistas, sus días están contados».
Esta semana estuvo marcada por una serie de ataques contra militantes de izquierda atribuidos a los partidarios del candidato de extrema derecha.
Asesora del Partido Socialismo y Libertad (PSOL, extrema izquierda), ferviente protectora de las minorías y fuertemente comprometida contra la violencia policial, Marielle fue asesinada a los 38 años el 14 de marzo, acribillada a balazos junto al conductor de su coche.
La tragedia provocó manifestaciones masivas en todo Brasil, pero el asesinato sigue sin resolverse siete meses después.