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Rita Segato: “La crítica del patriarcado y del racismo excede lo académico”

El valor de pensar en conversación para que el saber hable de una realidad común; la urgencia de abrir la construcción de ese saber a los jóvenes, o cómo la pandemia impacta en la comunicación son temas que repasó la antropóloga en el marco de la Diplomatura en Raza, Género e Injusticia que dirige

La importancia de encontrar o crear palabras que realmente digan y permitan crear realidades nuevas; el valor de pensar en conversación para que el saber hable de una realidad común y propia; la urgencia de abrir la construcción de ese saber a los jóvenes, o cómo la pandemia, o más bien la distancia, impacta en la comunicación son temas que repasó la antropóloga Rita Segato en el marco de la Diplomatura en Raza, Género e Injusticia de la Universidad Nacional de San Martín.

“Cuando nombramos la experiencia de forma adecuada, útil para las reivindicaciones de la gente, la gente toma esas palabras y ellas pasan a transitar por el mundo con sus propias piernas y su propio valor”, dice Segato, teórica y activista feminista.

Que la mujer del futuro no sea el hombre que se deja atrás

Nacida en Buenos Aires en 1951, la dictadura la empujó muy joven al exilio. Vivió en Venezuela, en Brasil, en Irlanda, por 30 años fue profesora en la Universidad de Brasilia y después de ese periplo pareció cerrar un círculo: volvió a Tilcara adonde había vislumbrado hacía mucho, cuando cursaba la secundaria en el Nacional Buenos Aires, que el valor de la comunidad del mundo andino podía iluminar otro horizonte para la humanidad.

Autora de libros clave de consulta como Crítica de la colonialidad en ocho ensayos, Contra-pedagogías de la crueldad, La nación y sus otros o La guerra contra las mujeres, Segato es la que suele recordar una frase que le dijeron cuando investigaba crímenes de género en la policía de El Salvador: “que la mujer del futuro, no sea el hombre que estamos dejando atrás”.

También es la que dice con orgullo y amorosidad que su “historia irregular” la hizo la persona que es hoy. Su madre le hizo prometer nunca pedir consejo a un hombre, nunca ser dependiente económicamente de ningún varón, al punto de que cuando Rita se casó y por primera vez entró a una cocina, “no sabía si un huevo frito se hacía con agua o con aceite”.

En sus trabajos, Segato habla de una “fase apocalíptica del capitalismo” signada por la concentración de la riqueza, la explotación feroz de los recursos naturales y la precarización de la vida; recupera la politicidad femenina y estudia la importancia de descolonizar el saber.

Un pensamiento incómodo

Sobre cuál es el valor de esa incomodidad a la que refiere su cátedra, Segato dice: “No fui la autora del nombre, se lo dio el periodista Reynaldo Sietecase.

Cuando la Unsam decidió la creación de la cátedra, en 2019, me llamaron para preguntarme qué nombre le daría. En ese momento me encontraba cenando con mi editor Raúl Carioli y con Reynaldo, que percibió mi dificultad para responder a lo que me estaban preguntando, y desde su lugar en la mesa respondió: «Cátedra Rita Segato de pensamiento incómodo!!!»

Quedé perpleja y le pregunté por qué le parecía que debería llamarse de esa forma. Inmediatamente me respondió: «Porque cuando vos pensás, incomodás».

Así lo aceptaron en la Unsam. Solo a mí continuó pareciéndome bastante extraño y me encantaría comprender a qué se refiere el nombre porque lo que yo pienso me parece bastante obvio. Eso debe ser bastante común, imagino que a nadie le parece incómodo su propio pensamiento. Por lo tanto, solo puedo responderte que el título de la cátedra describe la recepción de lo que expongo, pero no mi percepción”.

Acerca de los desafíos que propone la virtualidad,  la activista feminista destaca: “Hemos desarrollado, con Lectura Mundi y un equipo de tutoras, varias actividades en el marco de la cátedra, actividades que, obviamente, fueron interceptadas por la pandemia y todas las novedades que nos impuso.

Una de ellas fue un ciclo de cuatro conferencias, introducido por mí con la revisita de un texto escrito hace 25 años en los Estados Unidos, en la época en que se inventaron los espacios virtuales de conversación, llamados chat-rooms.

En ese texto analizo el efecto en los participantes de la posibilidad de conversar sin co-corporalidad. Por eso, convocamos a especialistas para reflexionar sobre este tema hoy tan relevante: la comunicación sin la presencia de la materialidad del cuerpo.

En este contexto, la reemergencia contemporánea del fascismo en el mundo fue otro tema que analizamos durante un seminario que respondió muy bien a mi propuesta de “pensar en conversación”.

Un límite a la vincularidad plena

La virtualidad, ¿le imprime alguna particularidad al proyecto histórico de los vínculos, disfuncional a lo que Segato llama el proyecto histórico cosificador del capital?

La teórica feminista explica: “La pandemia diseña un campo de posibilidades en tensión, entre ellas podríamos considerar ésta: ¿nos vinculamos más con la posibilidad de trabajar en espacios distantes desde nuestra casa, o menos? Evidentemente la video-conferencia permite extender la circulación de nuestra palabra, conseguir interlocutores nuevos y distantes.

Pero la reducción de la comunicación a lo auditivo, mediado por el filtro de los micrófonos y parlantes, y la proyección de lo visual al plano bidimensional de la tela, o sea, la ausencia de lo táctil y de la vibración que los cuerpos emanan y ciertamente interviene en la comunicación cuando se comparte un mismo ambiente físico, colocan un límite a la vincularidad plena. Todo eso podrá ser evaluado a partir del impacto final del período que estamos viviendo cuando retomemos la «normalidad». ¿Cómo será esa nueva normalidad?”.

Una juventud capacitada para acceder a la reflexión teórico-política

Esta Diplomatura en Raza, Género e Injusticia está habilitada para quienes hayan terminado el secundario. ¿Esa decisión pone en práctica una des-colonialidad del saber-poder? ¿Pone en cuestión quiénes tienen acceso a ese saber?

Segato señala: “Completamente de acuerdo. La decisión de abrir las puertas del curso a estudiantes sin título universitario se debe a que pensamos que la circulación de la crítica teórico política del patriarcado y del racismo excede en mucho el mero (y a veces estrecho y mezquino) interés académico, y es de importancia para toda la sociedad.

Los y las jóvenes han demostrado una capacidad inmensa de acoger, comprender, debatir y exponer con gran sofisticación, en las calles y frente a los medios de comunicación, los dilemas y propuestas de los feminismos y de la perspectiva decolonial, con el movimiento y las reivindicaciones de los pueblos indígenas de estructura comunal y arraigo territorial”.

Finalmente, sobre el papel del intelectual, Segado subraya: “Las personas que trabajamos con un lápiz en la mano y frente a la computadora somos dadores de palabras, ofrecemos nombres para lo que necesita ser denominado, y me consta que cuando nominamos la experiencia de una forma adecuada, útil, para las reivindicaciones de la gente, la gente nos toma las palabras. También, la teoría es fundamental. Porque la teoría es el arte de nombrar, de proponer un sentido para los datos fragmentados, dispersos, de la realidad. Al hacerlo ilumina aspectos de la realidad que siempre responden a proyectos y a intereses.

Toda teoría es interesada, da visibilidad a algunos aspectos de la escena que observamos y deja otros en sombras. Toda teoría, con las preguntas que formula, instala un recorte. En ese sentido, inevitablemente, la producción teórica no es meramente descriptiva sino también eminentemente prescriptiva y, cuando cobra influencia, diseña el curso histórico. Como he dicho, «al teorizar, no sólo describimos los eventos, sino que también los prescribimos, los hacemos ser, les otorgamos realidad, les alentamos un camino»”.

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