River es finalista de la Libertadores. La serie se definió en la ida, y aunque Boca ayer tuvo otra actitud y ganó 1-0, el Millonario se dio el gusto de eliminar una vez más al Xeneize.
Boca encaró el partido con otra intensidad. Obligado por el resultado y su gente, el Xeneize se plantó en campo de River y buscó asfixiar la salida rival. Y lo logró. Desconcertó al Millonario, que se mostró incómodo.
Salvio desniveló con su velocidad y Buffarini fue opción permanente, pero faltó precisión en el último pase y ese dominio territorial no se pudo capitalizar en opciones de gol.
El riesgo era grande. Un gol de River ponía el partido cuesta arriba para Boca. Y en defensa López e Izquierdoz quedaban mano a mano con Suárez y Borré.
A los 22 minutos Boca anotó un gol tras una pelota parada. Pero el árbitro Sampaio lo anuló porque la pelota dio en el brazo de Mas, y si bien no hubo intencionalidad del defensor, en el nuevo reglamento cualquier mano ofensiva se debe cobrar.
A los 43 minutos Boca tuvo la más clara. Tras un córner, cabeceó López y en el afán de despejar Enzo Pérez obligó a una atajada notable de Armani. Y enseguida Salvio lo tuvo de cabeza, pero la tiró sobre el travesaño.
Alfaro se la jugó en el segundo tiempo y mandó a la cancha a Zárate y Hurtado. Jugado por jugado no le quedó otra que poner dos delanteros y resignar un mediocampista.
Con el correr de los minutos Boca entró en estado de desesperación y quedó expuesto, aunque a River le costó salir del libreto defensivo que parecía alcanzarle.
De tanto buscar por arriba, el Xeneize ganó una vez y Hurtado la empujó al gol. A diez del final, la Bombonera se ilusionó.
Pero no alcanzó. El ímpetu pasó a ser desprolijidad y a Boca sólo le quedó tirar algún centro más, sin éxito. Era tarde.
