Alrededor de las siete de la tarde del miércoles, Leli, de 77 años, salió de su casa de barrio Belgrano a hacer compras. Apenas puso un pie en la vereda, un hombre al que no alcanzó a ver bien del susto le tapó la boca con una mano y con la otra la empujó al interior de la vivienda. “Entrá vieja, entrá”, le repitió mientras le pedía dinero. La mujer obedeció al instante por miedo a que le pasara algo a su hijo que vive en la planta alta con su familia y le confió al desconocido algo que no le contaba ni a su marido: el escondite de sus ahorros donde atesoraba cerca de 70 mil pesos. Con el dato certero, el ladrón la volvió a empujar al interior del baño, donde la jubilada se desvaneció.
Media hora después llegó su marido: “Me llamó la atención encontrar toda la casa abierta. Empecé a llamar a Leli a los gritos y la vi salir arrastrándose del baño, al llegar a la cocina balbuceó: «A mi hijo no, a mi hijo no» y se volvió a desmayar”, contó
Carlos, de 78, mientras abrazaba a su esposa con la que lleva 55 años de casado.
El robo ocurrió en Neuquén al 6800 de barrio Belgrano, en la zona noroeste de la ciudad, donde tiene jurisdicción la seccional 14ª. Al matrimonio le llamó la atención una marca de pintura roja en la vereda de su casa, por lo que no descartaron que los ladrones hayan planeado el asalto.
Con buen humor y remarcando la fructífera familia que construyeron, Carlos aclaró:
“Lo único que se llevaron de esta casa fue plata. Y aunque los dos somos jubilados, es lo menos importante. En la vida todo es un imprevisto. Si vieran la familia que tenemos: tres hijos, ochos nietos y cuatro bisnietos: la plata no es lo importante. El domingo vamos a estar todos juntos para festejar el Día del Padre”.
Leli está segura de que hizo lo correcto. Lo dice todavía con un poco de miedo que le quedó, y otro de bronca, por todos los gastos que resignó para ahorrar cada billete, con los que planeaba costear una operación de su esposo.
“Ese dinero era nuestro. Siempre lo cambiaba de lugar y no le contaba ni a mi marido. Hace unos días salimos a un cumpleaños y lo guardé en la mesa de luz del dormitorio. Menos mal, porque se ve que el ladrón al encontrarse con tanta plata se fue. Arriba estaban mi hijo, mi nuera y mi nietito. Yo tenía miedo que les hicieran algo”, dijo Leli mientras la interrumpían unas lágrimas. “Lo que decidí es no cocinar más. Supe tener rotisería y seguí cocinando para vender. No lo voy a hacer más”, dijo con enojo.
El matrimonio dijo no saber si fue un robo planeado pero le llamó la atención una mancha roja en la vereda. “Por las dudas ya la limpié”, aclaró Leli, tras referir que le tiene pánico a las armas, y confiar que se asustó tanto del asalto que se orinó encima.
“Vine a vivir a este barrio a los diez años, y me quedé toda la vida, porque me enamoré de Carlos, que nació acá en Belgrano”, concluyó.
El hecho es investigado por la Fiscalía de Flagrancia en turno con auxilio del personal de la seccional 14ª, con jurisdicción en la zona.