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Roberto Monteverde: «La pandemia puso patas arriba lo que se venía acordando en temas de movilidad»

El director de proyectos del Instituto de Gestión de Ciudades ahondó sobre un documento denominado La pospandemia, una nueva oportunidad para cambiar de rumbo. Se refirió a dar paso a una nueva  forma "de organizar y moverse" en los grandes aglomerados

Roberto Monteverde es director de Proyectos del Instituto de Gestión de Ciudades y presidente de la Sociedad Argentina de Planificación Territorial (Saplat) que en estos meses de pandemia publicó el documento «La pospandemia, una nueva oportunidad para cambiar de rumbo». En diálogo con El Ciudadano desarrolló uno de los once «Puntos de acuerdo para avanzar hacia un modelo eco-socio-económico más sostenible e inclusivo»: un inciso relacionado a la movilidad.

Monteverde señaló que «históricamente las pandemias generaron cambios en la ciudades» y esto provoca preguntas y debates que dan entre especialistas de todo el mundo. «La pandemia irrumpió en el mundo y en el país, con un impacto notable que obligó y obliga a repensar buena parte de lo que hacemos, entre ellos las ciudades y los territorios. Una crisis sanitaria puso en evidencia problemas estructurales preexistentes, particularmente la fragilidad del modelo de desarrollo, la desigualdad y la insostenibilidad ambiental de muchas prácticas sociales y económicas», explicó.

Así, desde Saplat abrieron el Foro para el Día Después, «un espacio para socializar miradas, opiniones que daban cuenta de un debate global». Los primeros días de junio realizaron una publicación donde sintetizaron los principales puntos de acuerdo. A partir de su lectura, se puede notar un especial hincapié en pensar modelos urbanos donde primen criterios de proximidad y movilidad sustentable.

Toman el concepto de proximidad como un nuevo organizador de la vida y el territorio. El arquitecto habló de «la posibilidad de resolver en la cercanía el habitar, trabajar, aprovisionarse, cuidarse, aprender y descansar». Si bien los cambios son complejos y entienden que no pueden darse en lo inmediato desde Saplat hablan de un proceso de transición, de dar paso a una nueva  forma «de organizar y moverse en las ciudades».

En este marco, Monteverde citó el planteo de un urbanista colombiano-francés, Carlos Moreno: «La verdadera resiliencia urbana y territorial será la de la vida policéntrica, la del verdadero redescubrimiento de la proximidad en todos sus aspectos, de la puesta en valor de la ciudad de las distancias cortas, de las regiones y los territorios con marcos multipolares. Una multicentralidad como modo de planificación de la vida urbana y territorial».

La transición, explicó, debería hacerse en las maneras de producir, consumir y habitar en donde que detectan dos urgencias: «La social, que no tolera los niveles de desigualdad, y la ambiental, para disminuir la presión-agresión sobre el soporte natural, garantizando la continuidad de los servicios ambientales».

Así, siguió: «La movilidad del futuro será la ‘inmovilidad’ plantean algunos más provocadoramente. La gran apuesta es cómo efectivamente nos movemos menos para un modo de vida más apacible y menos contaminante, utilizando la cercanía física y los vínculos digitales, pero manteniendo la intensidad de los relaciones sociales y humanas que dan sentido a la ciudad».

Además, la propuesta que formularon propone una perspectiva feminista para su puesta en práctica «para la reformulación de los paradigmas patriarcales en la configuración del espacio público y privado» y «ampliar los espacios de decisión con criterio de paridad».

¿Es posible rediseñar una ciudad como Rosario hacia movilidad sustentable como proponen?

«La pandemia puso patas para arriba lo que se venía acordando en temas de movilidad: priorizar el transporte público, desalentar el uso de automóvil, promover la movilidad no motorizada -caminar y pedalear- eran los acuerdos centrales. Para los tiempos de coronavirus al automóvil es más seguro que el transporte público, y eso es un problema», aclaró Monteverde.

«En mi opinión, el transporte público tiene que mantenerse como el estructurador de la vida urbana, pero requerirá de un diseño más flexible y adaptable según la circunstancia, más o menos pasajeros, más o menos recorridos, más o menos frecuencias, que tenga en cuenta las demandas de movilidad y la salud de las personas. Desde lo logístico tiene su complejidad, pero es posible de resolver, el punto crítico es el financiamiento y en ese sentido no se visualiza otro camino que asumirlo como un servicio público que debe ser sostenido por el total de la población y no solo por el que lo utiliza», expuso.

En este marco insistió en fortalecer la multicentralidad y la cercanía: moverse menos, caminar, pedalear, replantear actividades urbanas para que no haya picos de demanda de transporte público (como horarios de bancos y escuelas). » Los cambios no son menores, son estructurales y requieren de iniciar un proceso sostenido de políticas que vayan en un mismo sentido

Finalmente, dijo que en América Latina hay un debate sobre estos temas, «ciudades colombianas que iniciaron un procesos de pensar en otros contextos esa ciudad de cercanía» y que en Argentina si bien está instalado el concepto todavía no hay experiencias desarrolladas. Únicamente hay algunos ejercicios académicos aislados.

«En Europa se propone ‘la ciudad de los 15 minutos’, Paris lidera ese proceso y en otra medida Barcelona y Madrid con un esquema de supermanzanas. Lo que están apareciendo son algunas iniciativas correctas, como las de ampliar la red de bicisendas, pero que en mi opinión no tienen aún escala e integralidad», concluyó.

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