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Roberto Sukerman: “Queremos fortalecer el vínculo con la Legislatura”

El nuevo ministro de Gobierno admitió que es necesario “generar un nuevo vínculo” con la oposición para lograr un equilibrio entre los proyectos del Poder Ejecutivo y los intereses del resto de los sectores políticos. Críticas al sector de Traferri y encendida defensa de la gestión de Sain

El nuevo ministro de Gobierno de la provincia, Roberto Sukerman, asumió su cargo con una meta clara: lograr que la agenda legislativa de la Casa Gris no naufrague ante la mayoría opositora o, dicho de otra manera, construir los consensos necesarios para que el gobierno de Omar Perotti pueda avanzar en las leyes más urgentes, entre ellas el proyecto de conectividad y la reforma integral de las normativas de seguridad pública.

Sukerman considera que la decisión del gobernador Omar Perotti de sacarlo del Ministerio de Trabajo –cargo que ocupó durante un año– y nombrarlo al frente de la cartera política es un ascenso en su propia carrera y un reconocimiento del rafaelino hacia el espacio del que participa: la Corriente Nacional de la Militancia, que lidera por Agustín Rossi.

En una extensa charla con El Ciudadano, el ex concejal y flamante ministro de Gobierno anticipa cuál será su agenda, evalúa los cambios en el gabinete y reconoce que la inseguridad es el principal problema de Rosario y que “no se puede resolver de un día para otro”.

—¿Cuáles son sus prioridades al frente del Ministerio de Gobierno?

—La mayor inquietud es el vínculo con la Legislatura. Nosotros queremos fortalecer el vínculo con la Legislatura, generar un nuevo vínculo que permita lograr un equilibrio entre los intereses de todos los sectores políticos, que legítimamente tienen la posibilidad de formar mayorías y sancionar sus proyectos, y los proyectos del Ejecutivo. Hemos visto muchos proyectos que se votaron en la Legislatura en contra de los planes del gobierno y otros, que nosotros quisiéramos que se sancionen, no avanzan. Somos conscientes de que tenemos minoría en las dos cámaras y de ninguna manera pretendemos que la Legislatura sea una escribanía del gobierno.

—A la luz de los cambios en el gabinete, ¿qué piensa que se hizo mal el año pasado?

—Es difícil de evaluar. Fue un año muy duro en el cual las prioridades que se había fijado el gobernador, muchas se tuvieron que postergar por la pandemia. De hecho, nosotros desde el Ministerio de Trabajo tuvimos mucho protagonismo por los protocolos para la vuelta a las actividades presenciales, porque la preocupación mayor estuvo dada por la salud y por la actividad económica y el empleo. A todos los Ejecutivos (Nación, provincias y municipios) resulta muy difícil evaluarlos porque los gabinetes se pensaron para otras coyunturas. El gobernador fue muy claro a fines del año pasado cuando manifestó que estaba evaluando cambios porque había pensado en un gabinete para una realidad que después fue distinta.

—¿Cuáles son los temas más urgentes para el gobierno en materia legislativa?

—Hay dos proyectos pendientes del año pasado: la ley de conectividad y los proyectos vinculados a seguridad. Son los dos temas que quisiéramos que se pueda avanzar cuanto antes. Pero también queremos avanzar en otros temas que hace mucho no se abordan, como la descentralización del poder, la autonomía municipal, la posibilidad de que municipios y comunas tengan más atribuciones y facultades. Nosotros tenemos una legislación de municipios y comunas que tiene más de 90 años y desde el vamos se está incumpliendo la Constitución Nacional, que garantiza la autonomía municipal. Si no puede llevarse adelante una reforma constitucional, por lo menos tenemos que tratar de avanzar por ley.

—¿La reforma de la Constitución está entre los planes de este gobierno?

—No es una obsesión. Hay una deuda y todos los sectores políticos son conscientes de esa deuda. Ninguna gestión anterior ha podido avanzar. Hoy las prioridades están dadas por la pandemia y por la recuperación productiva y laboral, lo que no significa que, por tener la mirada puesta en lo inmediato, no tengamos también una mirada estructural a mediano plazo. Pero la reforma no es una obsesión y mucho menos la reelección.

—¿Qué estrategia se piensa dar para tratar de negociar con los bloques legislativos que son opositores al gobierno?

—Obviamente, el diálogo es la base. Y junto con Marcos Corach (nuevo ministro de Gestión Pública) vamos a ser los encargados de llevar adelante esa tarea. Hay que acercar las discusiones parlamentarias a la sociedad. Está claro que los funcionarios públicos y el propio gobernador todos los días son interpelados por la sociedad y eso está muy bien. Y entendemos que las discusiones de la Legislatura también tienen que darse de esa manera. La sociedad tiene que estar cerca de esos debates y hacer sus aportes. Me parece que es la forma más transparente de trabajar, respetando obviamente la división de poderes y la voluntad de los legisladores, pero haciendo saber si la Legislatura está funcionando en contra de un plan de gobierno que fue votado por la sociedad. Hay que transparentar esas discusiones para que la sociedad pueda opinar al respecto.

—Ustedes ya no cuentan como propios a los senadores del bloque de Armando Traferri…

—El gobernador trazó una línea, en el acto de fin de año, diciendo claramente que este gobierno traza una línea entre la honestidad, la transparencia, rendir cuentas y someterse a la Justicia; es una decisión de cada legislador cómo quiere actuar. Esto va más allá de un legislador en particular. Hay un senador (Traferri) que tomó la decisión de no colaborar con la investigación (del juego clandestino) y el Senado lo respaldó rechazando el desafuero. Obviamente tienen esa facultad, pero nosotros también tenemos el derecho a opinar y decir lo que pensamos al respecto.

—¿Qué lectura política se puede hacer de los cambios en el gabinete?

—Todos los sectores políticos del peronismo ya estaban representados en el gobierno. Yo pasé a otro Ministerio y uno puede hacer la lectura de que el Ministerio de Gobierno es de mayor jerarquía que el Ministerio de Trabajo. Lo mismo ocurre con la incorporación de Eduardo Toniolli (nuevo secretario de Gobierno), con lo cual hay una mayor representación del Movimiento Evita, que ya formaba parte de la gestión. Esas son dos lecturas; ahora, yo claramente entiendo que he sido ascendido y reconocido por mi tarea. Lo tomo con una confianza y una ratificación del gobernador a nuestra tarea.

—Hay mucha preocupación por la inseguridad en Rosario. ¿Qué les dice a los vecinos y las vecinas?

—Tenemos un ministro de Seguridad (Marcelo Sain) que reúne varios requisitos que uno siempre piensa a la hora de gestionar. Es un académico, un estudioso, tiene conocimientos sobre su tema, además tiene una trayectoria en gestión, tuvo cargos representativos, fue el gestor de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y es una persona de muchísimo coraje. Reunir todo eso en una sola persona no es sencillo. Por lo tanto, nosotros confiamos en la gestión del ministro Sain y sabemos que nadie puede pensar que el problema de seguridad que tiene la provincia de Santa Fe, que nosotros venimos denunciando como fuerza política desde hace muchos años, se pueda resolver de un día para otro. Nunca prometimos eso; siempre dijimos que son procesos que llevan su tiempo. Hay que hacer reformas estructurales que no se hicieron; estamos proponiendo una reforma estructural y esos proyectos no se tratan. La Legislatura ni siquiera tuvo la voluntad de recibir al ministro de Seguridad para escucharlo. En ese sentido, no le pedimos paciencia a la población ni mucho menos. Conocemos la ciudad de punta a punta, hicimos campaña con el foco puesto en la seguridad, planteamos la creación de una Policía Municipal que es justamente un proyecto de Sain, por lo tanto, queremos que los tiempos sean lo más rápido posible, pero hay que hacer una distinción: una cosa es el crimen organizado, las mafias y el narcotráfico y otra cosa son los delitos de todos los días, los robos, las salideras y ese tipo de cosas. No es que una cosa no se vincule con la otra, pero lo que queremos es rápidamente tener una cobertura en el territorio para dar respuestas a las necesidades de la población. Ahora bien, eso no es mágico, no puede darse de un día para otro porque los buenos policías no se fabrican en serie: requiere de una tarea de formación y, por otro lado, el saneamiento de la fuerza. Todos hemos visto cómo el ministro de Seguridad ha tenido que cambiar cúpulas policiales y comisarios varias veces en este tiempo, lo cual habla a las claras de la dificultad de encontrar personas honestas, capaces y comprometidas. Nosotros siempre decimos que la Policía tiene que ser parte de la solución y no parte del problema. Pero para eso se requiere tiempo y por eso siempre fuimos muy críticos de todo el tiempo que se ha perdido en las gestiones anteriores.

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