Unos dos millones de teléfonos celulares son robados en la Argentina cada año, lo que provoca un crecimiento del mercado negro para la comercialización de estos productos que, lejos de ser desbaratado, parece ir en aumento. Un estudio de la consultora Carrier & Asociados arrojó que una de cada cinco personas que cambió su aparato en 2010 lo hizo porque se lo robaron.
La mayoría de los robos no ingresan en el circuito de denuncias de la Justicia, aunque sí quedan registrados en la base de datos de las compañías de teléfonos celulares. Por eso, sectores de la oposición reclaman que se obligue a las empresas proveedoras del servicio a informar sobre estas denuncias a una base de datos del Poder Judicial.
Durante 2010, en el país se robaron dos millones de teléfonos, de acuerdo con datos surgidos de un estudio realizado por la consultora, que realiza trabajos para empresas de comunicaciones.
En el informe se indica que los que más sufren este tipo de delitos son los adolescentes: representan al 35 por ciento de las víctimas.
“Son los jóvenes los que más cambian su celular porque se los roban. Muchos tienen el sistema de prepago y a veces no lo llegan a denunciar más que a la compañía. Es decir, no hacen denuncia policial. Un motivo de esta tendencia puede ser que los chicos van más despreocupados por la calle y que los padres les aconsejan entregar los teléfonos sin resistencia en caso de robo”, señaló Enrique Carrier, director de la consultora que hizo el estudio.
Las empresas de telefonía que trabajan en el país dijeron no tener información sobre la cantidad de robos que sufren sus clientes, a pesar de que las denuncias deben registrarse en una base de datos. Igual, admitieron que hay una cifra negra por aquellos clientes que no denuncian el robo (en su mayoría, los que usan sistemas prepagos).
Susana Andrada, del Centro de Educación al Consumidor, advierte un problema con las denuncias.
“Muchos usuarios cuentan que van a la empresa a denunciar el robo y allí les dicen que el sistema no anda, que tienen que volver en dos horas. ¿Y si en el medio ese celular es usado para un secuestro o una salidera, qué pasa? Lo que contestan en las telefónicas es que luego el cliente hará su descargo, con todo el trámite burocrático que eso implica. Por lo tanto, sugerimos hacer la denuncia también ante la Policía y la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC), para evitarse dolores de cabeza mayores”, señaló. La Cámara de Informática y Comunicación de la Argentina (Cicomra) publica en su web datos del Indec que aseguran que en diciembre de 2010 había 56.725.200 aparatos móviles en el país.
En enero de este año, la cifra ya había ascendido a 57.850.400 –aunque se estima que la cantidad de aparatos en funcionamiento sería de sólo 37 millones–, en un crecimiento que termina arrojando un hecho insólito y lamentable: parte del boom de consumo también lo impulsa el auge del crimen.
Los celulares robados van a parar a las llamadas “cuevas”: comercios donde se reciclan con facilidad. El desbloqueo de aparatos se consigue por 50 pesos, y los chips pueden obtenerse en las entradas de las estaciones de trenes porteñas, por ejemplo, a 10 pesos.