Una nueva modalidad de robo, en esos casos en los parques, se viene suscitando en los último tiempos, con amenazas, mención de pertenencia a bandas de narcomenudeo y, finalmente, robo de celulares. En varios hechos relatados por las víctimas, éstas coinciden en que se les acercan muchachos que dicen pertenecer a grupos narcos, y que los están vigilando por sospechas de que les compiten en el negocio ilegal. Les reclaman sus teléfonos para verificar si tienen contactos para la venta de estupefacientes, les hacen notar que están armados y finalmente se alzan con los aparatos.
El último de los casos conocidos fue el domingo último, alrededor de las 17, en el Parque Independencia. Agustina, de 23 años, lo contó en comunicación con Radio 2. “Estaba con mi novio cerca del Rosedal y esperábamos a otros amigos. Como había mucha gente en el parque, decidimos cruzar por La Paz y Moreno, porque allí había sombra y estábamos más lejos del tumulto”, explicó la joven. Cuando estaban sentados sobre una lona, se le acercaron dos muchachos. “Uno de ellos siempre muy tranquilo, al otro se le notaba que no estaba en sí”, los describió la chica.
Agustina precisó que la saga duró unos 15 ó 20 minutos. “Nos preguntaron si vendíamos drogas, nos dijeron que nos estaban vigilando desde un auto. Teníamos pegadas piernas con piernas con ellos, estábamos acorralados e insistían en preguntarnos quién vendía. «Mirá que yo estoy en la pesada», decía uno de ellos”.
El novio de Agustina tenía su celular sobre la lona, porque se le había caído del bolsillo del pantalón. Siempre según el relato de la chica, uno de los muchachos que los abordaron tomó el teléfono y continuó con la historia: “Esto es material, a mí no me importa, me interesa los contactos”, argumentaba a la pareja.
“En un momento, uno de ellos nos hace tocarle la cintura para demostrarnos que tenía un revolver”, continuó Agustina. Como su pareja tiene un tono de voz alto, dijo, uno de los muchachos lo increpó: “Loco, calmate, que me estás poniendo nerviosos”.
Los dos jóvenes comenzaron a rastrear la lista de contactos del celular del novio de Agustina. “La cosa terminó cuando le dijeron que necesitaban saber la gente con la que se relacionaba, y que si confiaban en ellos, se llevaban el celular y lo cargaban en el enchufe de un auto estacionado cerca y así podían chequear la información que necesitaban”. Como esperaban, nunca volvieron.
La pareja no hizo la denuncia por el robo del celular, sólo por la de una tarjeta de débito que estaba en la funda del aparato.
No es la primera vez que pasa
Desde Radio 2 comentaron que el ardid para hacerse de teléfonos móviles se repite en varias historias, siempre en espacios verdes. Recordaron un caso en Parque Sunchales en el que a la víctima la abordaron presentándose como integrantes de la banda Los Monos, para exigirle el celular y constatar con los datos de contactos si también vendían drogas. El escenario de temor que montan los victimarios, en todos los casos, inhibe a los despojados de hacer la denuncia.
Denuncian en redes sociales una nueva modalidad de robo de celulares y pertenencias
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