La película biográfica sobre Elton John Rocketman, que este jueves se conocerá en los complejos de cine locales aborda los traumas de la infancia del destacado artista británico, en principio, por el desamor de sus padres y luego por su adicciones durante los dorados años 80.
Se trata de un film musical, onírico y fantasioso dirigido por Dexter Fletcher, que a diferencia de la última biopic rockera Bohemian Rapsody: la vida de Freddy Mercury (2018), cuya dirección recayó en Fletcher luego del despido en medio del rodaje de Bryan Singer, no le escapa a los sórdidos momentos de la vida de Reginald Dwight, nombre real del artista, algo planteado en la primera escena y que con su montaje recuerda a Trainspotting, otro film sobre personajes envueltos en una serie de problemas con consumos y excesos.
En ese inicio, un Elton John vestido de diablo carnavalesco irrumpe en una terapia grupal y dice: “Soy alcohólico, cocainómano y adicto al sexo. También tengo ataques de ira”.
No es casual que la película comience con una declaración de lo que será el desarrollo, debido a que el propio Elton John, quien es productor ejecutivo del film junto a su marido David Furnish, dijo que la única manera de llevar adelante el film era si se cumplían dos condiciones: que fuera fiel y que respetase las fantasías que él veía.
“Como dije, viví mucho en mi cabeza cuando era un niño. Y cuando mi carrera despegó, lo hizo de tal manera que casi no me pareció real”, escribió el pianista y cantante en una columna en el diario británico The Guardian.
Así, el Elton adulto tiene diálogos, apoyados en sus canciones, con el Elton niño y adolescente, ya sea sumergido en una pileta al borde del suicidio, en un club nocturno con peleas de borrachos o en una gran coreografía de sábado por la noche.
Según contó el propio compositor, estuvo veinte años recorriendo estudios para que le dieran vida a esta película hasta que finalmente recayó en Paramount. En su camino estuvo Disney, negociaciones que no llegaron a buen puerto, seguramente por la negativa de la casa del Ratón Mickey a mostrar orgías, borracheras y altas dosis de cocaína.
Sin embargo, pese a que cada espectador puede hacerse una idea de que lo único que quería este músico prodigio era que su padre lo abrazara y que su madre le diera un poco de atención, queda la sensación de que no se llega a conocer la visión que Elton John tiene del mundo.
De aquel joven retraído que se encierra en el baño del camarín lleno de inseguridad porque Neil Diamond y “la mitad” de los Beach Boys se encuentran entre la audiencia, poco más se puede saber a lo largo del metraje.
Por momentos pareciera que la intención fue mostrar lo que sucedía puertas adentro de los hoteles y las mansiones, pero no lo que él realmente pensaba, sentía o vivía, más allá de las peleas con el legendario representante John Reid, quien además fue su amante.
También pasa de forma fugaz, casi metido a presión, su casamiento con Renate Blauel y deja completamente afuera de la historia el noviazgo con Linda Hannon en los años 60.
Pero pese a estas licencias, Rocketman es un film que cuenta con un sólido guión y actuaciones sobresalientes como la de Jamie Bell (el fiel amigo y letrista Bernard Taupin), Richard Madden (Reid), Bryce Howard (la inescrupulosa madre) y el sobresaliente protagónico de Taron Egerton, quien canta, baila y hace todo por sí mismo, sin la necesidad de prótesis o playbacks.
Así, Fletcher abre una hendija entre las biografías modernas agregándole fantasía y musicalidad a las livianas como Bohemian… o a las completamente directas como Johnny & June – Pasión y locura sobre Johnny Cash o Great Balls of Fire! acerca del mítico Jerry Lee Lewis.
«Hay un momento, cuando estoy jugando en el escenario del Troubadour en el que todo en la habitación comienza a levitar, yo incluido, y honestamente, eso es lo que sentí”, escribió Elton sobre una escena que resume el film: fantasía y música en pos de la historia.