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El «club de los 80» podría ser la némesis del «club de los 27», los artistas que no llegaron a los 30 años de edad (ni siquiera a los 28), en algunas ocasiones por propia voluntad. Precisamente la voluntad, pero la contraria, es la que lleva a Roger Daltrey, cantante de The Who, a seguir girando con las ocho décadas cumplidas, uniéndose a nombres de su tiempo como Paul McCartney, Mick Jagger o Keith Richards.
Roger Daltrey nació a pesar de que a su madre le habían dicho que nunca podría tener hijos: el niño que peleó incluso antes de existir, amanecido en Hammersmith en 1944 durante un ataque aéreo de los nazis. Como si hubiera nacido para la guerra fue un superviviente en la nacencia y también cuando se tragó a los 3 años un clavo oxidado que después, además de la cicatriz de por vida que le dejó cuando se lo sacaron, le causó una úlcera en el estómago debido al óxido ingerido.
El joven y endurecido de forma natural Roger, un espartano atávico, era un chico listo que hizo méritos en el colegio, pero abandonó ese camino académico porque le gustaba el rock. La cuestión no era la inteligencia sino el epatar. A los 14 ya tocaba la guitarra en un grupo, y cuando le echaron del colegio por fumar, casi como por evadir impuestos metieron a Al Capone en la cárcel, se puso a trabajar en una fábrica de chapa. Las mañanas eran para la hojalata y las tardes para la música.
Le inspiraban los 50, Elvis y Eddie Cochran, y tocaba canciones de Los Beatles. The Who se empezó a formar aún sin nombre con los compañeros del colegio, aunque él ya no asistía a él. Cuando llegó Pete Townshend con su guitarra y se puso a componer, Roger cogió el micrófono y el espíritu sin olvidar los puños, metafóricos y no tanto. Cuando llegó Keith Moon a la batería ya todo cambió para siempre. Daltrey tenía solo 21 años cuando The Who, con su nombre flamante, grabó su primera canción.
Antes de convertirse en estrella como mascarón de proa de la nave comandada desde el camarote por Townshend, se las tuvo con todos sus compañeros porque Moon el salvaje les suministraba drogas a los demás. La banda sobrevivió a esta tormenta primera cuando la lluvia del carácter de Daltrey amainó. Después de My Generation llegaron Tommy y luego Quadrophenia, las óperas rock de Townshend. Roger alternó su carrera en The Who con otra paralela como actor y cantante en solitario. Llegó a obtener una nominación al Globo de Oro como protagonista de la adaptación a la pantalla de Tommy.
The Who se empezó a resquebrajar, que no a morir, con la muerte de Keith Moon en 1978. Su rumbo se enderezó después y a partir de entonces sus apariciones fueron mayormente esporádicas y grandiosas. La gira de Quadrophenia fue una de ellas, como la actuación en la Superbowl en 2010. Como patrocinadores de la organización benéfica Teenage Cancer Trust alcanzaron la gloria auténtica. Nunca se han separado. El año pasado estuvieron de gira por el mundo.
Es una historia rara la del grupo que nunca pudo separarse, a pesar de las muertes y de las veleidades del artista Townshend: la historia que casi no se puede explicar y cuya cuestión real ha sido que Roger Daltrey siempre les cogió a todos de la pechera, incluso les golpeó con la guitarra en la cabeza, para mantenerlos tan especial y maravillosamente unidos.