Para el equipo que representa a la Comuna de Timbúes, la primera temporada en el Torneo Federal llegó con enormes ilusiones, una apuesta lógica para el desafío, un inicio con vaivenes de juego, y luego una serie de contratiempos que no le permitieron mostrar todo su potencial. El entrenador Gustavo Roig analizó los detalles de una campaña repleta de sobresaltos, con una mirada positiva pero también realista de lo que se debe mejorar para estar a la altura de lo que la categoría requiere.
“El balance de la temporada fue muy positivo. Nuestra participación en una competencia nacional como es el Torneo Federal refleja el mayor logro dentro de la corta historia que tiene el básquet dentro de la comunidad de Timbúes y el poder vivir desde adentro la competencia nos da la posibilidad de valorar realmente dónde estamos parados hoy, así también como qué es lo que hay que ajustar y mejorar, qué es lo que no debemos volver hacer y repetir, y reforzar aquellas cosas que estuvieron muy bien”, analizó Roig, quien realizó una reflexión puertas adentro: “Debemos ser conscientes de que debemos mejorar nuestra estructura interna, trabajar mucho para ser un modelo de club dentro de la estructura de la Liga Nacional y estar más cerca de aquellas instituciones que son de primer nivel”.
Mientras en algunas declaraciones previas a la competencia, desde la dirigencia quizás se habían exaltado las aspiraciones del equipo, Roig siempre fue cauto. Claramente el equipo tuvo jugadores importantes, pero también un recambio extremadamente limitado y por eso la mesura del DT en la previa se condice con lo que luego sucedió, con contratiempos varios en el medio, que además bien valen como excusa.
“En esta primera experiencia nacional los objetivos fueron claros: hacer pie en una competencia nueva y superadora con un perfil profesional, muy exigente, con clubes muy fuertes y con mucha historia en el básquet nacional. Trascender nuestra provincia, ser un equipo competitivo que juegue de igual a igual y buscar un buen rendimiento tanto colectivo como individual”, analizó para agregar otra lista de ideas que se persiguió concretar, algunas más consolidadas que otras: “Promover jugadores de nuestra comunidad y nuestra zona, provocar un impacto directo en nuestras categorías de iniciación y formativa en cuanto a cantidad y calidad, que los chicos puedan verse en un espejo donde mirarse”.
Y el técnico se adentró en las situaciones que influyeron en el equipo durante la campaña: “Los chicos compitieron a un nivel alto pero hubo que sortear muchos problemas de bajas por lesiones y Covid durante toda la temporada. Siempre supieron acomodarse y salir adelante, el equipo siempre fue competitivo en una zona Centro muy difícil. La verdad es muy difícil saber qué hubiese pasado si no hubiésemos sufrido tantas bajas durante la temporada. Salimos adelante gracias a su compromiso su competitividad y su unión como grupo. Siempre tuvimos como objetivo la posibilidad de los playoffs pero no alcanzó”.
“El equipo dio todo, no tengo nada para reprochar, ha sido un gran aprendizaje y se disfrutó mucho. Tengo sólo agradecimiento para ellos, así como a la dirigencia, los colaboradores y el cuerpo técnico”.
La mirada de El Ciudadano
Timbúes terminó con 5 partidos ganados y 13 perdidos y le costó mucho ganar afuera, ya que sólo se impuso a Libertad en Sunchales y a Náutico en Rosario. Obviamente tampoco pudo tener una localía fuerte e incluso por las restricciones debió modificar localía y jugar fuera de casa en un par de encuentros.
Ya se mencionó que en el plantel había escaso recambio para darle descanso a su muy buen quinteto inicial, pero la adaptación a la categoría le hizo pagar un precio muy alto, ya que perdió en sus tres primeras presentaciones, sumado a que los finales cerrados le fueron casi siempre esquivos.
Cuando comenzó a encontrar el equipo, Roig perdió por Covid a buena parte de su plantel, entre ellos los casos más serios fueron los de pilares como Meinero (pudo regresar para los últimos juegos), Nahuel Ledesma (volvió en la semana final) y Alexis Knecht (no pudo retornar). Allí el equipo perdió figuras, no pudo reemplazarlas y quedó cortísimo.
Roig y equipo se reconvirtieron en un quinteto bajo, corredor, de posesiones cortas y juego vertical. Álvaro Roig se hizo cargo de la base y liberó a Stival en el goleo, Zuccali ganó presencia, Chervo pasó a la función de “cuatro” tirador y se usó a jóvenes como internos de rol. Ganó en entusiasmo y metió un par de triunfos, pero no pudo plasmar en resultados esta grata renovación obligada por las circunstancias. Cuando retornó Meinero ya las chances de clasificación estaban perdidas y el final se temporada se vio como una agradable noticia tras tantas penurias.