La diputada nacional de Santa Fe por la Libertad Avanza (LLA), Romina Diez, se sumó a la disputa mediática y en redes entre el Gobierno libertario y el rector de la UNR, Franco Bartolacci, por el financiamiento de la educación superior y el activismo estudiantil con una amenaza de intervenir en la casa de estudios si hay tomas de facultades. Incluso, deslizó que Bartolacci debería renunciar si, como ella quiere, no puede desactivar las protestas.
El presidente Javier Milei buscó instalar como nuevo enemigo a los máximos responsables de las universidades nacionales antes, durante y después del debate legislativo que terminó con la aprobación de la ley de financiamiento para las casas de estudios superiores, y siguió en la misma tónica luego de que en Diputados le blindaran su veto a la norma.
La referente de LLA en la provincia, alter ego de la secretaria presidencial Karina Milei en la jurisdicción y promotora de numerosos cargos nacionales para sus allegados, se plegó a la controversia este sábado a través de las redes sociales, en las que suele repostear a los trolls libertarios y al jefe del Estado.
Bartolacci vamos a ir a cada facultad que tomes para asegurarle las clases a los alumnos que si quieren estudiar. Te responsabilizo por cualquier daño que nos pueda suceder a mí y a toda la gente de bien que me apoya por ingresar a la institución para garantizar la educación para…
— Romina Diez (@romidiezok) October 11, 2024
La legisladora, en disputa por el control partidario absoluto de Santa Fe, publicó en X «Bartolacci vamos a ir a cada facultad que tomes para asegurarle las clases a los alumnos que si quieren estudiar», sin la coma ni el acento pertinentes, y siguió con una amenaza al rector, al que tuteó, lindante con el desconocimiento de la autonomía universitaria: «Te responsabilizo por cualquier daño que nos pueda suceder a mí y a toda la gente de bien que me apoya por ingresar a la institución para garantizar la educación para los estudiantes».
Diez, quien se graduó como licenciada en Economía en la universidad pública con asiento en Rosario y completó un máster en la privada y ortodoxa CEMA, llegó incluso a pedirle la renuncia a Bartolacci. «Vas a demostrar tu aptitud para manejar una institución de manera democrática. Si no podes garantizar clases, transparencia, ni paz vas a tener que RENUNCIAR», publicó de nuevo con tilde ausente, desde su inoportuno cargo de legisladora y el desconocimiento del derecho a la protesta estudiantil.
La economista viene batallando por el control del sello partidario en Santa Fe desde antes de las elecciones presidenciales, cuando consiguió la potestad de autorizar o impugnar su uso a los interesados en subirse al carro del emergente autopercibido anarco capitalista. Luego, aprovechó el visto bueno de «La jefa» Karina para colocar a sus allegados para los altos cargos de las delegaciones de los entes nacionales en la provincia. Lo hizo priorizando lealtad a capacidad técnica. Colonizó las sucursales de la Ansés y tuvo que dar marcha atrás en algunos casos que amenazaron convertirse en escándalo, como el del gasista stripper Martín Tomassini como coordinador de políticas sociales en en el directorio de Pami Rosario. No obstante, luego consiguió colocarlo en el menos visible lugar de la UDAI Rosario Norte de la Ansés.
Otro puesto ocupado en la obra social de los jubilados por un integrante del núcleo de Diez es la Unidad de Gestión Rosario del Pami Rosario. Fue para Guido Orlandi, un empresario gastronómico y de la noche rosarina que gestionó varios emprendimientos, como el malogrado boliche Queen’s, al que fundió. también ubicó a Anabel Lencina como titular de otra de las UDAI de la Ansés: una asesora de imagen, coaching y liderazgo que estudia administración de empresas.
Esos nombramientos, que clausuraron varias otras apetencias libertarias, generaron malestar entre los llegados al ahora partido LLA y ahora la misma dinámica amenaza con rispideces de cara al armado de listas para las elecciones legislativas de 2025. En ese contexto, la diputada aprovechó para sumar protagonismo montándose en la campaña oficial de desprestigio de las universidades públicas a las que les serruchó el financiamiento.
