Hace algunos días, desde el Concejo Municipal de Rosario, salió una auspiciosa noticia. Se trata del lanzamiento del Concurso Literario “Rosa Wernicke” que elegirá a la mejor novela social inédita. Además de tratarse del primer concurso del país que se especializará en esta área de la literatura, se celebra la oportunidad de reconocer y poner en valor, a través de su título, la labor de una pluma fundamental de la literatura local.
Wernicke (1907-1971) nació en Buenos Aires donde se formó, pasó un tiempo por Córdoba y Santiago del Estero y luego, a los 27 años, decidió instalarse en Rosario donde comenzó su convivencia con el reconocido artista plástico Julio Vanzo.
Escribió narrativa, poesía, ensayo, teatro y argumentos cinematográficos y adaptó novelas para el radioteatro. Publicó dos libros de cuentos: Los treinta dineros (1938), que recibió el primer premio de la Asociación Artística del Magisterio e Isla de angustia (1941).
Trabajó en el suplemento literario dominical del diario La Capital y dirigió la sección de Crítica Literaria en el vespertino Tribuna, titulada “El tonel de Diógenes” donde se dedicó a reseñar libros de las editoriales locales.
“Las colinas del hambre”
En 1943 se publicó en Buenos Aires su novela Las colinas del hambre ambientada en 1937, en la primera villa miseria de Rosario, que se encontraba entre las montañas (“colinas”) de los basurales del sur de la ciudad, en la zona del antiguo matadero, donde más tarde se formaría el actual barrio Tablada.
Ese mismo año Rosa Wernicke ganó el premio Manuel Musto por su novela, la única que se publicaría. Había obtenido otros premios, pero ese fue hasta ese momento el más importante que se concedió a sus obras. Fue su momento de consagración.
¿Qué se sabía de Rosa Wernicke por entonces? “Salvo el hecho de que era la mujer del pintor Julio Vanzo… posiblemente muy poco más”, publicó su colega Eduardo D’Anna.
Wernicke y Vanzo formarían parte de un grupo de pensadores unidos por cuestiones ideológicas comunes, antifascistas ante todo que proclamaron una visión del mundo un poco más abierta que el resto de las personas de su época.
“Los treinta dineros”
En Los treinta dineros Wernicke explora la relación entre los agentes sociales y los géneros. “Es bueno rescatar este libro porque es el primero en empezar a hacer una denuncia social; creería que, incluso en el país, es la primera mujer que escribe sobre la realidad social que se estaba viviendo en aquella década del 30”, supo expresar la editora Liliana Ruiz, responsable de la reedición del libro de Wernicke, presentado a través de Baltasara Editora, en un diálogo con El Ciudadano.
Publicada originalmente en 1938, esta serie de once cuentos es una colección protagonizada por las más siniestras pasiones de los hombres: la ambición, el egoísmo, el odio, la venganza y el engaño. “Pero también aparecen las obligaciones morales, frecuentemente extremadas por la sumisión, el fracaso y el absurdo. Atrapados por la ambigüedad de un pasatiempo forzoso o una obligación placentera, deberes, cargas y compromisos son asumidos con la irracionalidad de un fanatismo radical o el abandono de un ascetismo autodestructivo”, describen los prologuistas Diego Roldán y Cecilia Pascual.
Una mujer que escribe
“Soy una mujer más, que escribe en lugar de tejer medias”, proclama la autora del libro en una suerte de fugaz repaso biográfico –hallazgo fechado en 1941 y publicado en la revista Paraná–. Y profundiza: “¡Es una lástima! Pero yo creo que una mujer lo mismo puede escribir perfectamente una novela o un cuento, como tejer un par de medias. Será menos útil pero es más divertido. Las medias son el cuento de las verdaderas piernas. El cuento es el par de medias de la verdad”.
Para Liliana Ruiz, responsable de Baltasara Editora e hija del primer editor del libro de Los treinta dineros, Laudenio Ruiz, en el fondo, esta mujer es una “incógnita”. “Estuvo casada y abandonó a su marido a principios del 30 para irse con (Julio) Vanzo; para la sociedad de ese momento era una persona de avanzada”, supo analizar Ruiz.
Sería justamente ese artista rosarino quien retrataría a Wernicke en reiteradas ocasiones, la más famosa –quizá– la que se expresa en El Saco Rojo, cuadro perteneciente a la colección del Castagnino que salió del depósito y volvió a estar en exhibición hace algunos años. En un diálogo interdisciplinario, “ella pasa a ser su musa inspiradora y ambos actúan como un bloque. Para el que lo analiza desde el punto de vista de la crítica de arte y mira la literatura creo que hay un paralelo. Los temas tienen que ver”, dijo Ruiz.
Para Roldán y Pascual, Wernicke “percibe y anota el permanente dislocamiento y (re)negociación de las relaciones entre los agentes sociales y los géneros. La psicología atormentada y la vida en ruinas de sus personajes son el producto de un proceso material de modernización tan inexorable como incomprensible para quienes lo encarnan y padecen. Wernicke almacena con cuidado esos tópicos que nutrirán las páginas de su literatura”.
La realidad con otros ojos
En 2017 se conmemoró el 110° aniversario del nacimiento de la escritora Rosa Wernicke, y en el 2018 se cumplieron 75 años de la primera edición de su novela Las colinas del hambre, considerada la primera novela enrolada en el realismo social y ambientada en Rosario.
El Concurso Literario “Rosa Wernicke” surge por iniciativa de la presidenta del bloque del Frente Para la Victoria, Norma López, que fue la impulsora junto al escritor Marcelo Britos. “Propusimos este premio para volver a pensar e interpelar, desde la literatura, la desigualdad y la injusticia de las sociedades humanas”, dijo la edila.
Para participar del concurso
La recepción de las obras se extenderá hasta el 31 de marzo próximo y deberán entregarse por correo o personalmente, en calle 1° de Mayo 945, de lunes a viernes de 11 a 17.
El autor de la obra elegida como ganadora del Premio “Rosa Wernicke” recibirá la suma de 25 mil pesos como así también una edición de doscientos ejemplares. Las bases completas pueden consultarse en la página web www.concejorosario.gov.ar