“Tenemos sospechas de que estaba embarazada y que intentaron practicarle un aborto en contra de su voluntad. Por eso allanamos el centro de salud de la comuna y la casa del médico”, dijo ayer un funcionario provincial que además confió diligencias en la casa de tres policías. Así se refirió a la búsqueda de Rosalía Jara, la muchacha de 18 años que hoy cumple 40 días desaparecida. Desde la misma noche que faltó de su casa, su familia radicó la denuncia en la comisaría. Pero hasta que no pasaron tres días nadie hizo nada. En los pueblos chicos el infierno es grande, dice un refrán. El de Rosalía no estaba atado sólo al lugar sino a su condición de ser mujer, joven, madre, pobre y amante. En Fortín Olmos, en el norte provincial, ese infierno arde más.
La noche del sábado 1º de julio Rosalía habló con la mamá. Le dijo que jugaba a las cartas en un bar a pocas cuadras de su casa. Esa fue la última noticia de la adolescente que tiene una hija de dos años y que jamás faltaba a su casa. Veinte días después, y tras dos movilizaciones que pedían por su aparición, un profesor de gimnasia de 37 años fue detenido en la casa de su suegra. El único dato que aportó fue que mantenía una relación extramatrimonial con la joven. En la audiencia imputativa, el fiscal de Vera Martín Gauna Chapero dijo que el sábado en que Rosalía desapareció el profesor la llamó 14 veces. Ayer, un investigador confió a El Ciudadano que dieron positivas las pruebas químicas de luminol en el Toyota Corolla que le secuestraron. “Había marcas de sangre”, aseguró.
Que no la hayan buscado los primeros días parecía al principio atado a los prejuicios del pueblo, incluso de sus propios funcionarios, dijo un pesquisa. Pero ayer, los allanamientos en la casa de dos agentes policiales, en el centro de salud de Fortín Olmos (Samco local) y en el domicilio del médico a cargo demostraron otra cosa.
El secretario de Investigación Criminal de Santa Fe, Rolando Galfrascoli, dijo que lo que buscan determinar es si Rosalía “fue atendida médicamente. Si hubo algún contacto entre el médico y alguna persona cercana” a ella. “Sospechamos que estaba embarazada y que se le practicó o se le intentó practicar algún tipo de tratamiento abortivo”, añadió.
Galfrascoli detalló que, ayer, la Policía de Investigaciones (PDI) realizó cinco de los seis allanamientos que pidió el fiscal: además del centro de salud y el domicilio del médico, se ingresó a las casas de dos oficiales de Policía y a una vivienda particular relacionada con uno de los uniformados de las que se llevaron teléfonos celulares, armas reglamentarias, computadoras y anotaciones de interés para la causa. El domicilio de un tercer agente no pudo ser requisado porque se encuentra de viaje y el fiscal solicitó que las medidas se realicen ante la presencia de los moradores.
“Detenciones por ahora no. Esperamos que en los próximos días colaboren en forma voluntaria. De lo contrario podrían ser apresados por incumplimiento de deberes de funcionario público”, dijo.
¿Inacción o participación?
Otra fuente del caso fue más directa: “Lo que parecía una inacción de la Policía para buscarla en las primeras horas de su desaparición, hoy parece una clara acción para desviar la investigación, ocultar pruebas y evidencias que incriminaban al profesor. Hay policías bastante complicados”.
Mientras tanto, Rosalía sigue sin aparecer. Su familia ansía encontrarla con vida, a sabiendas que las hipótesis incluyen lo peor.
“Nosotros la estamos esperando junto con mi hermana y su hija de dos años. No vamos a dejar de buscarla. ¡Por favor todo aquel que pueda informar algo, o que sepa algo, que se acerque a contarnos, que no tenga miedo!”, dijo su tío Rubén Jara hace diez días a este diario. También reclamó que los responsables brinden información: “Este tipo tiene que hablar, decir lo que le hizo. Nosotros no aguantamos más. Nunca se fue a ningún lugar sin avisar. Su mamá, Liliana, está mal. Mi sobrina era muy pegada a su hija. La nena se enferma a cada rato porque la extraña mucho”, lamentó .