Cuando el plan es bueno, la convicción es necesaria. Hace algunos años que Náutico se encuentra enfrascado en un proyecto de potenciar a sus divisiones menores y reforzar con valores que le permitan dar el salto de calidad y retornar a primera A. Trabajo a conciencia y apuesta al mediano y largo plazo eran los objetivos trazados y, a pesar de algunos traspiés en temporadas anteriores, la idea de fondo se mantuvo y en la noche del martes se transformó el sueño se hizo realidad.
Por la fecha nueve de la zona B1 local, Náutico tenía la chance de lograr título y ascenso ante un rival directo como Central (si ganaba iba a depender de sí mismo para subir) y en el Cruce Alberdi. Y no falló en su cometido. El equipo de Gustavo Móndolo fue contundente, ganó sin fisuras por 89 a 62 y concretó todos sus anhelos (había descendido en 2011).
Los de la ribera fueron incisivos con Gastón Amiano (12) y Lisandro Ríos (19), corrieron y lastimaron a una defensa que no lució sólida y empezaron a generar espacio para los internos (Federico Poratti 13). Si bien Central respondió con juego interno y algunos triples, se fue desgastando físicamente y perdió energía en ambos costados.
Cuando la zona apareció como una posibilidad en el repertorio auriazul, Náutico realizó una lectura tan certera como implacable; Guille Carrozzo (12 puntos) movió los hilos, Gonzalo Villavicencio (12) lastimó y el daño fue irreversible para Central. Náutico se fue arriba por veinte para liquidar el partido, la B1 y, en definitiva, el campeonato.
De allí en más los de Móndolo redondearon y justificaron el triunfo con comodidad, con tiempo para que todos los chicos del club tengan minutos y disfruten la cosecha de lo sembrado durante la temporada, o, a decir verdad, durante toda su vida en el club.
Después fue el tiempo para el festejo (sin Copa, que quizás sea entregada el viernes) junto al numeroso público que llegó a acompañarlos y las tradiciones de vuelta olímpica, ronda y corte de red, que se respetaron al pie de la letra.
En estos años Náutico quizás haya tenidos sus dudas sobre el camino elegido, pero la convicción se mantuvo y hoy festeja el ascenso. Merecido.
“Fuimos justos campeones”
Gustavo Móndolo estaba emocionado. Siempre es especial un título, es una obviedad, pero en este caso el entrenador tiene el plus de consagrarse con un equipo al que lleva en el corazón y al frente de un plantel en el que están dos de sus hijos, Tomás e Ignacio. No es poca cosa.
“Es una emoción muy fuerte. Náutico es el club en el que me retiré y en el que juegan dos de mis hijos, por eso me siento feliz de haber aportado mi granito de arena para que se concrete un proyecto que era a tres años y que se adelantó el ascenso”, explicó el entrenador, quien reconoció que no siempre fueron candidatos: “El de la B es un torneo difícil. A principio de año había un cuco, que era Newell’s, como el año pasado fue Puerto San Martín. Pero nosotros fuimos creciendo y en la segunda fase sólo perdimos un partido. Creo que fuimos los justos campeones y que nadie puede decir lo contrario porque lo demostramos en las últimas fechas”.