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Rosarino evade control vehicular y lo matan por la espalda

Ahora le llegó el turno a Mauro Garfagnoli, al que una mujer policía ejecutó en San Nicolás, provincia Buenos Aires. La agente está acusada de matar de un balazo en la espalda a un hombre al que perseguía por evadir un control vehicular, informaron fuentes judiciales

La aplaudida doctrina Chocobar, esa que habilita a policías a matar por la espalda, cosecha cada días más adeptos. El 8 de diciembre pasado, el policía Luis Chocobar mató a un ladrón en La Boca cuando escapaba de un robo en el que junto a un cómplice habían apuñalado a un turista. El ladrón estaba de espaldas y desarmado. Si bien la justicia acusó a Chocobar, hasta el presidente Mauricio Macri salió a bancar la ejecución. Tres meses después en Tucumán, otro policía mató por la espalda a un nene de 11 años, Facundo Burgos. No estaba armado. Iba como acompañante en una moto que manejaba otro pibe de 14 años que también fue baleado.

Ahora le llegó el turno a Mauro Garfagnoli, un rosarino al que una mujer policía mató por la espalda en San Nicolás, provincia Buenos Aires. La agente está acusada de matar de un balazo en la espalda a un hombre al que perseguía por evadir un control vehicular, informaron fuentes policiales y judiciales.

El hecho ocurrió el sábado último cerca de las 23 en el barrio Coviccos de la ciudad situada a unos 100 kilómetros de Rosario, cuando la oficial Brenda Gasparri (26) patrullaba la zona y solicitó al conductor de un vehículo que detuviera la marcha. Según los investigadores, Garfagnoli tenía pedido de captura ya que no había regresado a la Unidad Penitenciaria de Baradero, donde cumplía una condena de régimen abierto por un delito de robo.

Al ver la presencia de un control de la Policía, Garfagnoli abandonó el auto en el que viajaba, escapó corriendo e ingresó al patio de un domicilio ubicado en la calle Baldrich 1569 con intenciones de refugiarse, indicaron las fuentes.

En ese momento, Gasparri disparó un balazo por la espalda con su pistola reglamentaria calibre 9 milímetros marca Bersa Thunder y le causó la muerte instantánea del prófugo.

Testigos del hecho aseguraron a los investigadores que al momento de recibir el balazo mortal, Garfagnoli no estaba armado por lo que no hubo un tiroteo en el lugar, donde se escuchó un único disparo: el que efectuó la mujer policía.

El caso es investigado por la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 de San Nicolás, a cargo de Franca Padula, quien ordenó la intervención de la Policía Federal (PFA) para llevar a cabo los peritajes en el lugar y sobre el cuerpo de la víctima.

Luego, la fiscal dispuso la aprehensión de Gasparri, a quien le secuestró su arma reglamentaria, la trasladó a la comisaría 1ª local e inició las actuaciones correspondientes para convertir su arresto en detención por el delito de «homicidio simple».

En ese sentido, fuentes judiciales confirmaron que el expediente se encontraba en curso para que durante las próximas horas la causa sea asignada a la UFI 3, especializada en violencia institucional, a cargo de Julio Tanus.

Franca Padulo, fiscal interviniente en la muerte de Mauro Garfagnoli, contó que «pedirá la conversión a detención de la aprehensión que pesa sobre la efectivo Branda Gasparri por homicidio simple». Según la fiscal, la uniformada se encontraba en el ejercicio de funciones «cuando acontecieron los hechos la noche del sábado cerca de las 22.30 horas en barrio Coviccos».

Padulo contó que Gasparri «por el momento se encuentra en calidad de aprehendida y se pedirá la conversión a detención ante el Juez de Garantías, se entiende legalmente que por la gravedad del delito así va a suceder». Ya se llevó «adelante la operación de autopsia sobre el cuerpo, lo que aportará datos referentes a la cantidad de disparos, la distancia, al menos de manera preliminar hasta la culminación de las pericias correspondientes que son las que establecerán lo sucedido», manifestó la fiscal.

 

El clan Garfagnoli

Los hermanos Mauro y Fernando «Cacha» Garfagnoli son conocidos en la crónicas policiales desde hace casi una década por integrar bandas dedicadas a más de una decena de golpes en el sur de Santa Fe y el norte de Buenos Aires. Allá por 2006, investigadores rosarinos atraparon a gran parte del grupo de expertos asaltantes que estaba integrado no sólo por los hermanos sino también por otras dos familias cuyos apellidos volvieron a resonar en la causa que investigó el crimen del mecánico Eduardo Zuapanovich, que ocurrió en 2015 en Empalme Villa Constitución, aunque la investigación no logró avanzar sobre la participación de los hermanos.  Según la acusación, los Garfagnoli cometían golpes con Mario Marcatelli, pariente de Miguel y sobrino de José Omar “Gringo” Marcatelli.

El Gringo era un reconocido hampón nicoleño que contó varios pedidos de captura, se fugó de penales, participó en persecuciones, robos calificados y un homicidio. Tenía 43 años cuando dos hombres en moto pasaron por la puerta de su casa la madrugada del 10 de abril de 2011 y lo ejecutaron de cuatro balazos.

El sindicado líder de la gavilla era Mauro y les atribuyeron asaltos a una tienda de Empalme, a dos cerealeras de Pavón y General Conesa y un restaurante de Theobald.

Por ese tiempo, los investigadores indicaron que otros integrantes de la banda eran el nicoleño Arnaldo Mansilla, José Andino –un veterano ex miembro de la Policía Bonaerense y también apodado Indio–, junto con Miguel Figueroa, alias Pocho.

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