El escenario es el siguiente: un grupo de mujeres y hombres que se juntan a despedir el año en un parque de Rosario. Son amigos, familiares, pero también entidades y organizaciones. Forman parte de un voluntariado con un proyecto solidario que empezó hace 12 años y continúa creciendo en la ciudad: Rosario Abriga. El pasado sábado 11 de noviembre, se reunieron a tejer cuadraditos para una manta que servirá para arropar a un bebé recién nacido.
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Rosario Abriga lanza colectas de cuadrados tejidos de 10 x 10 o 20 x 20, mantas terminadas de 70 centímetros, tiras de tejidos de 10 centímetros de ancho por 70 de largo, o de 20 por 70. La técnica puede ser a crochet, a dos agujas, telar o bastidor. Los cuadrados son recepcionados, unidos y entregados a hospitales y centros de salud. El proyecto también es un vehículo para recibir donaciones y hacerlas llegar a comedores y merenderos, entre otros centros solidarios.
Natalia Calviño es quien trajo el proyecto a la ciudad. “Rosario Abriga es un brote de una semilla que apareció en Buenos Aires (allí se llama Tejiendo por un Sueño) de la mano de la doctora Karina Rodríguez, que trabaja en un hospital». La idea surgió cuando una mamá salió del centro de salud con su bebé envuelto en una manta de la institución y fue abordada por el personal de seguridad por llevarse un elemento del lugar. Allí surgió la propuesta: hacer mantas tejidas junto a su madrina y algunas amigas «para donar a aquellos bebés que nacen con menos posibilidades”. Calviño aclaró a El Ciudadano que hay muchas ONGs que realizan tareas similares. «Lo nuestro es un voluntariado, somos un grupo que trabajamos y canalizamos energías siendo solidarias», sostuvo.
“Acá éramos un grupo de 4 ó 5 mujeres que comenzamos allá por el 2010 a hacer cuadraditos de 10 centímetros de lado que luego les enviábamos a Buenos Aires por encomienda. En las juntadas se empezó a charlar sobre cómo hacer ese mismo proyecto acá, y en junio realizamos la primera entrega en el Hospital Provincial de Rosario. Era un 6 de junio del 2011 y hacía un frío tremendo. Allá fuimos con nuestras primeras 29 mantas para donar. Cuando llegamos, la persona que nos recibe nos dice «La pucha, si hubiesen venido ayer. Esta mañana a primera hora se fue una mamá con su bebé envuelto en su campera de jean porque no teníamos una manta para darle»», recuerda Calviño. Y enfatiza que «esa charla fue la que terminó de plantar la semilla» de lo que aún no estaban seguras, poder hacer lo mismo que funcionaba tan bien en Buenos Aires. Al grupo se sumaron dos hombres: Nelson y Carlos.
Además de tejer se les sumó la tarea del tema logístico: cómo hacer llegar y a qué lugares las mantas. Se logró armar un circuito que abarca el Hospital Provincial, el Roque Sáenz Peña, el Centenario, la Maternidad Martin, el Eva Perdón de Granadero Baigorria y Grupo Gravidas en Funes.
También comenzaron a recibir donaciones de ropa y alimentos o utensilios que llevan de forma directa a comedores y merenderos: Comedor de la Travesía y Los Conejitos, los merenderos Corazón de Niños, La Chiqui y Los Pajaritos Rosario, más Los peques, entre otros.
De Rosario a España
El proyecto traspasó fronteras y cruzó el charco. Fue hace unos ocho años, cuando las referentes de Rosario Abriga llegaron al Hospital Roque Saénz Peña. Allí estaba Carlos, quien les contó que había aprendido a tejer gracias a su abuela, a modo de dato curioso. Su nieta había nacido en España y los integrantes de Rosario Abriga le ofrecieron que lleve un saquito tejido, pero a cambio de que cuando regrese al país se sume al equipo. Y así fue.
La hija de Carlos es quien impulso que el proyecto se concrete en Barcelona bajo el nombre de Vida Significativa Org.
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Una manta es un bebé abrigado
Natalia relató una anécdota que la marcó. Hace un tiempo, una mamá tocó la puerta de su domicilio para hacerle devolución de la manta que le habían entregado, para que la pueda utilizar otro recién nacido. «No sé ni cómo averiguó mi dirección, fue una mamá que tuvo su bebé en el Roque Sáenz Peña, me tocó el timbre y me dijo «no sé tejer, por eso devuelvo la manta»», contó. «La manta estaba impecable, son acciones que te marcan», se emocionó.