Es una ciudad súper cultural pero todavía le falta algo», reflexiona Irene Depetris. Es rosarina, tiene 20 años y está en tercero de las carreras de Bellas Artes y de cine. Aunque asegura que la primera es la que más le interesa de las dos profesiones, el cine es el motor de sus proyectos. Junto con sus amigos Lucas y Damián, quiere incentivar la actividad de cine local: «Nuestra idea es nuclear gente que esté interesada en la producción y la práctica. Para eso armamos charlas, ciclos y proyecciones. Apuntamos a que haya personas que cubran roles específicos en el medio audiovisual, como un productor, sonidista o iluminador.
-¿Dónde son las actividades?
-En la escuela de cine. Esta y la de teatro están en el edificio La Vigil, que es emblemático acá. Durante la dictadura sufrió un vaciamiento. Luego se convirtió en un centro de cultura.
-¿Qué ventajas tiene vivir en Rosario?
-La ventaja de esta ciudad es que acá contactás más fácil a la gente. No digo que no pase en otros lados pero fui a Buenos Aires para el BAFICI y, aunque me gustó y pude hacer las cosas que quise, me quise volver. Todo está muy disperso allá.
-Si hicieras una película sobre Rosario, ¿cómo sería?
-Haría lo que se llama una subjetiva. Y filmaría el Café de la Flor, el Berlín, el Monumento es alucinante, el río, el puente. Son todas cosas que no pueden faltar. Mostraría sobre todo la vida cultural que hay. Cuando camino por la calle me siento rosarina.