El costo de vida para una familia de los barrios populares de Rosario trepó en septiembre a 175.152 pesos, lo que significa un aumento del 14% en los últimos tres meses y del 91% comparado de forma interanual. El dato se desprende de un relevamiento realizado por la diputada provincial Lucila De Ponti, junto al Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso), el cual registra y compara regularmente el consumo en barrios representativos como Empalme Graneros, La Sexta, La Lagunita y Mangrullo.
El estudio indicó que solamente para cubrir las necesidades indispensables de alimentos un hogar debe destinar como mínimo 71.024 pesos y un adulto necesita 22.985 pesos para no caer debajo de la línea de indigencia. Los alimentos básicos siguen liderando los aumentos muy por encima de la inflación general, que incluso superan el 100% de forma interanual.
“La suba de los alimentos esenciales impacta principalmente en los sectores de menores recursos porque deben aportar la mayor parte de sus ingresos para garantizar sus necesidades básicas”, explicó la diputada Lucila De Ponti.
Para la legisladora del Movimiento Evita, “aún en un contexto de inflación sostenida, muchos de los aumentos no se explican por el contexto macroeconómico, sino que se relacionan más con la especulación y concentración de la cadena productiva”.
En este sentido, el estudio demuestra que muchos productos básicos rompieron la barrera del 100% de aumento interanual, como el azúcar (195%), la harina (148%), los huevos (138%) y el pan (120%). Sin embargo, el mayor signo de alarma parece ser la distancia entre los precios de productos básicos y el poder adquisitivo de los principales salarios de referencia. “La brecha entre ingresos y el costo de vida se amplía y esto repercute fuerte en los sectores populares, lo que se traduce en una mayor desigualdad”, aseguró.
Según el estudio, el salario mínimo, vital y móvil (SMVyM) de 51.200 pesos apenas cubre el 29% del Costo de Vida. Tampoco lo cubren el salario promedio de un obrero de la construcción ($113.850), de un empleado de comercio ($117.157), y de trabajadores de casas particulares ($53.959) que cubren respectivamente el 65%, 67% y 31%.
“La inflación sigue siendo el principal problema en las familias, en nuestro país 1 de cada 5 familias argentinas nació y vivió en pobreza en los últimos 25 años. Son millones de familias. Es toda una generación obligada a encontrar estrategias de supervivencia en la informalidad, con precariedad y sin respuestas de la sociedad. Nuestra responsabilidad es reconocer lo que existe e intentar transformarlo”, explicó la diputada.
“Rescatamos las experiencias de los mercados de la economía popular que demuestran que el camino de acercar a productores y consumidores, eliminando a los eslabones especulativos en la formación de precios, permite cuidar el poder adquisitivo y avanzar hacia modelos más justos de comercio”, aseguró.
“En ese sentido presentamos una ley de fomento para la economía social que propone créditos a tasas accesibles, exenciones impositivas y acceso a espacios de comercialización para productores de alimentos de consumo regional. Todos los esfuerzos deben concentrarse en acompañar esta situación que ya no admite demoras”, finalizó.