Las calles desiertas, los chicos fueron desobligados de la escuela, los taxistas cambiaron los turnos para trabajar a la mañana, los bares se quedaron sin lugar. Ni los vendedores de bandera quedaron afuera. Así se mostró Rosario durante el partido que disputó la Selección frente a Grecia y lo depositó en los octavos de final con puntaje ideal.