RADIOGRAFÍA DE LA CRISIS I Se da porque la franja etaria de 20 a 29 años padece mayormente el desempleo y la situación económica que azota al país. Este sector viene presionando con mucha fuerza sobre al sistema público de salud. Por Alvaro Arellano
Las y los jóvenes de la ciudad de Rosario de entre 20 y 29 años figuran como el sector con menos acceso al sistema de salud privado. De acuerdo a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), esa franja etárea encabeza el porcentaje de quienes no tienen otra cobertura por fuera del sistema estatal. Un 42% del total no paga ni recibe descuentos por alguna cobertura.
La salud pública rosarina es uno de los tantos servicios garantizados por el Estado, receptor de una creciente demanda producto de la crisis económica.
El aumento ininterrumpido en la cuota de las prepagas y la cantidad de caídas de ese sistema llevaron a parte de los rosarinos a volcarse obligatoriamente al hospital o dispensario público más cercano. Los datos exponen que la juventud es la que más presiona en esa migración del sector privado al público.
Mientras que el último informe elaborado por la Secretaría de Salud municipal asegura que entre 2018 y lo que va del 2019 el sistema público acobijó a 70 mil nuevos rosarinos, un informe del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso), con datos de Indec, estimó que ya hay un 29% de la población rosarina que depende de ese sistema.
La franja más vulnerable
Los números de este informe privado que toma datos de la Encuesta Permanente de Hogares revelan que la franja entre los 20 y 29 años resultó la más expuesta ante la pérdida del poder adquisitivo.
Los datos correspondientes al primer trimestre (los último disponible) exponen que esa franja etaria es la más desamparada en materia de salud. Un 42% de esa población no posee ningún tipo de cobertura y por ende tiende a volcarse al sistema público.
El 58% restante cuenta con algún tipo de prestación: el 49% de ellos tiene obra social (incluye Pami), mientras que el 9% restante posee mutual, prepaga o servicio de emergencia al que acudir.
El informe de Ceso extiende el análisis sobre el resto de las franjas etarias y agrega que mientras crece la edad disminuye la proporción de la población a la que no le descuentan aportes ni paga servicio privado. Por otra parte, agregan que el 70% de quienes no poseen cobertura de salud en Rosario tienen 36 años o menos.
Correlato con el desempleo
El dato de los jóvenes sin cobertura médica tiene correlato con los números del desempleo conocidos el último trimestre. Es que la última medición del Ceso coincide en que esa es la franja que presenta más dificultades para conseguir un trabajo.
La medición de desempleo correspondiente al tercer trimestre en Rosario arrojó que el 15,2% de los ciudadanos estuvieron desocupados. Pero al poner la lupa sobre quienes tienen entre 20 y 29 años, el promedio llegó al pico de 25%, el más alto comparado con otros sectores.
El dato indica que de cada 100 de esos jóvenes, 79 presionan sobre el mercado laboral: 59 de ellos están trabajando y buscando a la vez y 20 se encuentra en “plena desocupación”.
Al respecto, Celina Calore, del Ceso, recordó que aunque el dato de los jóvenes que no poseen cobertura médica corresponde al primer trimestre, la variación en los trimestres siguientes (que aún no se conoce) no será sustancial. “Si aparece un nuevo dato actualizado al día de hoy no va a ser significativo”, explicó.
Por otra parte, contó que la similitud en los datos entre quienes aparecen como los más golpeados por el desempleo y quienes están más desprotegidos en términos de salud no es casual.
“Tiene relación directa porque si no tenés un empleo formal y no hacés aportes es más probable que al ser desempleado termines en el sistema público”, señaló.
Demanda ascendente
El contexto económico no solo generó mayor aumento en la demanda sobre la salud pública. También obligó a reducir costos en el sector. Por lo cual se da una presión en aumento con recursos limitados y dos fenómenos como la urgencia y las vulnerabilidades. Hechos que se manifiestan con mayor énfasis en determinados sectores sociales.
En diálogo con El Ciudadano, el secretario de Salud municipal, Leonardo Caruana, reconoció: “El incremento de número de familias y personas que venimos viendo en los últimos tres años tiene una clara curva ascendente”.
A su vez, entendió este fenómeno a partir de las personas jóvenes y adultas jóvenes que pierden la seguridad social y se incorporan al sector público.
En referencia a la franja etaria que más acude al sistema estatal destacó a “sectores jóvenes que llegan incluso a los 45 años y que se incorporan a la totalidad de la utilización del sistema”. En ese sentido mencionó el crecimiento de consultas en centros de salud barriales y hospitales.
Efectos del desempleo
Además de la cantidad de nuevos pacientes, el sistema público tuvo que afrontar “el aumento de la solicitud de la medicación crónica”. Al respecto, Caruana también mencionó los efectos colaterales que generan las pérdidas laborales más allá de la cuestión monetaria.
“La pérdida del trabajo y la vulnerabilidad son determinantes en la forma de enfermarse de la población. Las crisis hipertensivas, la diabetes, los problemas de cuestión muscular, el insomnio, los conflictos intrafamiliares empiezan a darse en mayor medida porque las condiciones sociales hacen que las crisis y las enfermedades también se manifiesten según los riesgos y la vulnerabilidad que tenga la población”.