Rosario atraviesa una marcada caída en su natalidad que está modificando su estructura demográfica. En 2024 se registraron 15.720 nacimientos, un 8,7% menos que el año anterior, y solo 9.671 correspondieron a madres residentes en la ciudad, el número más bajo de la última década. La tasa bruta de natalidad descendió a 9,3 nacimientos por cada mil habitantes, rompiendo por primera vez el piso histórico de dos dígitos.
El fenómeno se da en un contexto donde Rosario funciona como polo sanitario regional, ya que cerca del 40% de los partos corresponden a madres de otras localidades, con el sistema público —especialmente los efectores municipales— absorbiendo la mayor demanda. Las proyecciones oficiales advierten que en 2025 podrían registrarse más muertes que nacimientos, lo que marcaría un crecimiento vegetativo negativo inédito en la ciudad.
Entre las causas se destacan la fuerte reducción del embarazo adolescente y, en contrapartida, factores socioeconómicos como la inestabilidad laboral, las dificultades habitacionales y el cambio en los proyectos familiares. Esta tendencia plantea nuevos desafíos para la planificación urbana, educativa y sanitaria, en una ciudad que deberá adaptarse a una población más envejecida y con menor recambio generacional.