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Rosario se hizo continental

Productos de Economía Social local participan en Brasil del mayor encuentro de Latinomérica de microemprendimientos.

La Secretaría de Economía Social municipal junto con la Secretaría de Desarrollo Territorial y Economía Social de la provincia y emprendedores rosarinos participan de la 12ª Feria Latinoamericana de Economía Solidaria y de la 23ª Feria Internacional del Cooperativismo, que comenzó el viernes y termina hoy en Santa María, Río Grande do Sul, Brasil.

El encuentro reúne a más de 10 mil emprendedores y experiencias de cooperativas de los 21 países de América latina, es decir, es un referente internacional de este tipo de actividades que convoca a más de 250 mil personas. La entidad que lo organiza es el Proyecto Esperanza, vinculado con la Iglesia católica en Río Grande do Sul, que tiene una orientación hacia la Teología de la Liberación. Hace veinte años que promueve los llamados PAC (Proyectos Alternativos Comunitarios) como respuesta a la pobreza y el desempleo a través del desarrollo solidario y sustentable; así han generado (consiguiendo fondos del Estado) cantidad de emprendimientos, cuya mayoría no es individual sino colectiva.

El Ciudadano viajó junto con los emprendedores de la ciudad que participan de la feria para comercializar sus productos y conocer otras experiencias. Ezequiel Acosta fabrica bombillas y mates artesanales bajo el  nombre de Artesanías Gauchescas; Ricardo Oberti, con su marca Caburé hace bijouterie,  y Clelia Monzón con Keia Creaciones se dedica a hacer cinturones, llaveros y marroquinería. Ellos tres, de un total de ocho, estuvieron feriando junto a miles de emprendedores de Brasil y de toda América latina.

Cada uno tiene su propia historia y le da suma importancia poder participar. Para Ezequiel, Caio, como lo llaman en el cariño, no es tanto el vender sino conocer experiencias lejanas. “Lo vivo con emoción. Estoy con grupos de otros países que producen todo lo que venden. Hay mucho compañerismo y la gente de Brasil nos recibió muy bien”, resaltó.

Clelia empezó haciendo cosas para su familia, hasta que un día le advirtieron que daba para más. “Empecé regalando cintos a mis sobrinos, mi marido, mis hijos. Y me di cuenta que realmente podía trabajar de lo que me gusta. Y poder participar de esta feria es importante porque es una forma de hacerte conocer y de ofrecer a la gente lo que necesite”, afirmó.

A Ricardo su historia laboral le jugó una mala pasada, pero pudo salir a flote. “Tener mi propia marca, poder vender mis productos y que me reconozcan, eso me llevo de esta feria. Lo bueno es irnos dejando nuestras huellas”, marcó.

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