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Rosario se paraliza con el Clásico

Central y Newell’s se verán las caras por Copa Argentina y la ciudad ya comienza a vivirlo de su manera tan especial.

Y que se venga la fiesta nomás. Esa que transforma por completo a la ciudad. La que es bien nuestra y de nadie más. La que desde hace años reconocen en todo el país como la más “pasional”. La que se hace sentir desde varias semanas antes y perdura tiempo después. Noventa minutos capaces de cambiarle el ánimo (y sobre todo el humor) a tanta gente, esa que desde anoche solamente tiene un pensamiento fijo en la cabeza: se viene un nuevo Clásico.

Arrancó la fiesta damas y caballeros. Esa que se vive en cada rincón de la ciudad en el cual un puñado de amigos se junta religiosamente para hablar de fútbol después de jugar un picadito o bien en cada esquina donde un anónimo pero esmerado artista callejero pintó con los colores del club de sus amores.

La fiesta por excelencia de Rosario. La que el impiadoso calendario que maneja la televisión había decidido negarnos durante todo el 2018 para desdicha de aquellos que amamos con toda el alma la indescriptible catarata de emociones que únicamente este partido puede generar.

En ninguna parte de la Argentina (ni del mundo) existe una fiesta como esta. Tan metida en el ADN de la gente. Esa que forma una parte fundamental en la idiosincrasia misma de la ciudad. Que es pura y exclusivamente nuestra por esa manera tan particular de sentir y que hace rato trascendió todo tipo de fronteras a nivel nacional e internacional.

Ciento de miles de personas, directamente o indirectamente, participan de semejante fiesta. Nadie escapa. Incluso aquellos que, por decisión y elección, se escudan bajo el lema de “no me interesa el fútbol”. Tal argumento dejó de tener valides hace más o menos un cuarto de siglo. Por lo menos en esta ciudad, donde lo que pasa en el fútbol puede llegar a cambiar por completo la vida de tantas personas.

Las reglas de la fiesta son así. Insólitas para muchos. Inverosímiles para otros. Exageradas para una gran mayoría. Pero maravillosas y mágicas para tantísimos que ya comenzaron a imaginar infinidad de escenarios, estrategias, jugadas y sobre todo finales distintos para lo que sin duda será un duelo de altísimo vuelo.

Rosario está de fiesta. Y acá esa palabra tiene un único significado: Central vs. Newell’s. Newell’s vs. Central. Y el que aún no lo entiende es porque no sabe absolutamente nada sobre esta ciudad.

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