El 8 de marzo será el tercer Paro Internacional de Mujeres y en Rosario las asambleas organizativas empiezan el lunes 4 de febrero a las 18 en el Centro Cultural La Toma (Tucumán 1349). La fecha en la que se conmemora el Día de Internacional de la Mujer es una de las más importantes en el calendario de la agenda feminista del mundo y desde 2017 la modalidad de huelga tomó fuerza como una forma de mostrar las desigualdades y las violencias de las que son blanco mujeres, lesbianas, travestis y trans. En Argentina será el quinto.
El país marcó el antecedente mundial el 19 de octubre de 2016 cuando hizo un paro por el femicidio de Lucía Pérez, asesinada en Mar del Plata. La consigna “Si nuestras vidas no valen produzcan sin nosotras”, nació ese año en el Facebook de una poeta rosarina y se volvió un grito colectivo. Dos años después, en diciembre pasado, llegó el cuarto paro después de la absolución de los responsables de la muerte de la adolescente marplatense. La edición del 8M del año pasado en Rosario logró distintas formas de adhesión en el trabajo y en la casa y cerró con una movilización de más de 70 mil personas que recorrió la ciudad.
Como en las ediciones anteriores, el tercer Paro Internacional de Mujeres es organizado en asambleas en todo el país. Participan mujeres, lesbianas, travestis y trans de distintas organizaciones sociales, políticas, gremiales, estudiantiles y culturales. Discuten las distintas formas de adhesión y organizan la movilización en la calle. La convocatoria internacional es a una huelga de 24 horas en los trabajos y en las casas. Pero la modalidad se adapta a las condiciones de cada una. Lo importante es adherir de alguna manera. El foco está puesto en la violencia machista, con el femicidio como expresión más extrema. También en las desigualdades que se tejen en el trabajo y en el reparto de las tareas domésticas. En Argentina las mujeres ganan en promedio 27 por ciento menos que los hombres y se ocupan de 70 por ciento de lo que se conoce como el trabajo no remunerado.
“El primer paro de mujeres de Argentina fue mirado por las mujeres de todo el mundo y tomado como ejemplo. Se ha hilvanado un discurso común que muestra que si bien las realidades de cada país son muy distintas, las realidades de las mujeres son la misma. En Latinoamérica va enlazado con las demandas de derecho al aborto, la reducción de la brecha salarial y defensa de los recursos naturales”, explicó Majo Gerez, referenta de Ni Una Menos Rosario, Mala Junta y una de las organizadoras en la ciudad. “En una oleada conservadora, neoliberal y fascista el feminismo es el sujeto de resistencia que propone otra forma de habitar el mundo, no solo para las mujeres sino para vivir mejor todas las personas”, agregó.
Para Gerez los paros de mujeres en Argentina cambiaron la idea sobre esta medida de fuerza, asociada a las centrales o estructuras sindicales. “No se decide en una mesa chica, hay asambleas transversales en todo el país y participan mujeres que no necesariamente están organizadas. En un contexto de ajuste y de despidos hemos pensado de manera la forma de adherir: haciendo asambleas en el trabajo, vistiéndonos de negro, generando charlas en los almuerzos, parando unas horas, saliendo a la calle, contagiando y entendiendo que paramos todas”, contó.
En Rosario el año pasado las asambleas de cara al paro del 8M empezaron el 23 de enero. También fueron en el Centro Cultural La Toma y a diferencia del año anterior estuvieron marcadas por la masividad y pluralidad de representantes de distintos espacios de pertenencia. Todas las semanas el calor del verano fue acompañado por el debate y la organización de la movilización y de las adhesiones a la medida de fuerza. El resultado fue una marcha de más de 70 mil personas que recorrió la ciudad y terminó con un festival en el Parque Nacional de la Bandera. La adhesión al paro varió según la actividad laboral y creció en relación al año anterior. Las mujeres de los gremios participaron activamente en la discusión de las asambleas y llevaron el debate a los sindicatos. La cuestión laboral fue atravesada también por el debate del aborto legal.
Con historia
El Paro Internacional de Mujeres de 2019 llegará después de un año bisagra para el feminismo argentino. En 2018 por primera vez el Congreso Nacional debatió el proyecto de Interrupción Legal del Embarazo (IVE) y el movimiento de mujeres, lesbianas, travestis y trans de todo el país demostró ser uno de los actores políticos y sociales más importantes y con mayor capacidad de movilización de la actualidad.
El feminismo argentino se construye desde la vuelta de la democracia en las ediciones del Encuentro Nacional de Mujeres (ENM), una experiencia inédita en el mundo que recorre año a año el país y deja a su paso estrategias y organización política. El 3 de junio de 2015 la primera marcha de Ni Una Menos por el femicidio de Chiara Paez en Rufino marcó un quiebre. El feminismo empezó a ganar masividad con la llegada al movimiento de una alianza estratégica: las adolescentes y jóvenes.
En 2018 la comunión entre las militantes históricas y la generación Ni Una Menos fue la clave para dar el debate del aborto legal adentro y afuera del Congreso Nacional. El pañuelo verde que hace 15 años nació como un símbolo de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito, salió de los placares donde se guardaba y se sacaba para usarlo en fechas especiales. Hoy cuelga de mochilas y carteras, está atado al cuello o en la muñeca, se cambia y regala como un código compartido de complicidad. Además del debate del aborto, en 2018 el feminismo salió a disputar la agenda política y social en distintos temas. Igualdad, paridad, patriarcado, machismo, acoso, abuso sexual, femicidio, violencia de género dejaron de ser palabras ajenas a los medios.