Todo empezó cuando tenía 10 años. Escuchaba los temas de Sandro, quizás sin saber quién era Roberto Sánchez. Los tarareaba. Lo imitaba. Y cantaba a capela en reuniones familiares. Franco Silvi tiene 33 años y hace 23 que mete a Sandro en su cuerpo para darle vida.
Es rosarino y la primera vez que estuvo arriba de un escenario y corporizó al artista fue en un bar en 2014. “Rosa, Rosa” y “Dame fuego” fueron las canciones donde comenzó a medir su propio termómetro con los espectadores. El público lo compró. Y no sólo el femenino.
https://www.youtube.com/watch?v=tihS4ap9S28
“Fue en el momento justo. Al show siguiente me “luquié” como Sandro. Fui sumando temas y me saqué el miedo escénico”.
Los Sandritos
Los banda rosarina que le hace tributo a Sandro está integrada por Gustavo Campodónico (guitarra); Iván Kopecky (bajo); Félix Usellini (piano); Mariano Biancotti (teclado) Pupe Barberis (batería) y la voz de Silvi.
En 2015 el grupo comenzó a pisar otros escenarios. En Kika, un espacio cultural donde conviven el teatro, la danza, el café concert y la música, dieron su primer show a todo trapo: el pibe de labios gruesos creó la mística de El Gitano y el público quedó cautivado.
“Entre tema y tema se generaba silencio y hubo feedback con la espectadores. Las edades eran variadas. Fue algo mágico”.
Anécdotas, de aquí y de allá
A principios de 2018 se estrenó Sandro de América, la serie que cuenta la vida del reconocido y querido cantautor, en 13 capítulos. El guitarrista de la banda Los Sandritos (Campodónico) es psicólogo y en ese momento trabajaba en un centro de día. Ese día Silvi cantó para un público diferente, los pacientes de su compañero.
“Terminé de cantar y todos aplaudieron. Uno de los que presentes me dijo «¡Qué bien que actuaste anoche en el programa!» Me emocioné mucho”.
Otra de las historias que quedó tapizada en su memoria ocurrió en el Centro Asturiano. “Era un encuentro donde el objetivo era no olvidarse de las personas mayores. Eran cerca de 400 personas. Empezamos a cantar y todos se levantaron de las sillas para bailar”.
Franco contó que cuando terminó el show, muchos de los espectadores le confesaron que les había hecho revivir la época del grupo Sandro y los del Fuego, una de las primeras bandas de rock. “Me lo decían llorando y me abrazaban. Es muy fuerte y te llega al corazón”.
Yo Sandro, la muestra
La muestra pasó por varias ciudades del país y una de ellas fue en Rosario, en 2015: más que una exposición estuvo planteada como un viaje intenso al mundo personal del ídolo de América.
“Me luquié como Sandro y fui a ver la muestra. La conocí a Olga Garaventa, la viuda. Le dije que era admirador de El Gitano y de su carrera”.
Cuando Sandro conoció a Roberto
El conductor radial y televisivo Alberto J. Llorente tuvo una relación de amistad con El Gitano y cuando venía a Rosario pasaba por su programa “El show de A.J”.
“Ese día que vino a Rosario yo estaba con un amigo. Sabíamos que iba a estar grabando para el programa de A.J. Estaba alojado en un hotel céntrico y nos fuimos para allá”.
Franco contó que ese día había mucha gente esperándolo en la puerta del hotel. “Al rato salió con el auto, bajó el vidrio y le dio la mano. Fue un sueño. Me hubiese gustado verlo cantar en vivo y que me de algún consejo”.
La “preparación”
Franco es devoto de El Gitano. No le pierde los pasos: lo estudia e imita mirando sus videos y recitales para seguir dominando los escenarios. “Empiezo a cantar y a moverme como él. Me da placer hacerlo”.
Antes de cada show, Franco se aísla del resto del grupo Los Sandritos. “No puedo comer nunca antes de subir al escenario. Me da una cierta tensión previa. Pero una vez que pongo los pies en las tablas soy otra personas y trato de entretener al público”.
https://www.youtube.com/watch?v=oeZ9ZXBhuRo
El joven dijo que los temas que no puede dejar de cantar en las presentaciones de la banda tributo a Sandro son: Rosa, Rosa; Porque yo te amo; Dame fuego; El maniquí, Tengo y Una muchacha y una guitarra, entre otros.
Soñar no cuesta nada
Roberto Sánchez nació el 19 de agosto de 1945 en una humilde casa de Valentín Alsina, en la zona sur de Buenos Aires. Sandro fue un ídolo. Un soñador, perseverante e histriónico. Este 4 de enero se cumplieron 10 años de su partida y ya es patrimonio de la cultura argentina.
Sandro movía fuertemente sus caderas con movimientos eróticos, mientras sus labios gruesos desgastaban el micrófono. Con su rostro varonil, le cantaba al amor y al desamor. En 1970, fue el primer artista de Lationamérica que cantó en el mítico estadio Madison Square Garden, de Nueva York. Logró lo que se propuso.
Franco Silvi nació un 15 de agosto. Su abuela (que no se pierde ningún recital), se llama Rosa. Desde los 17 años trabaja en un comercio de accesorios. Sandro vive en la piel de Franco y como soñar no cuesta nada, imagina con pisar algún escenario de Buenos Aires y dejar un mundo de sensaciones.