A dos años de la histórica convocatoria de Ni Una Menos, Rosario marchó ayer contra la violencia hacia las mujeres. “Vivas y libres nos queremos”, fue la consiga que resumió la masiva concentración que arrancó en la Plaza Montenegro, recorrió el centro de la ciudad y terminó en las escalinatas del Parque España con un festival. La marcha sumó a más de 15 mil mujeres de las más distintas procedencias y edades, a las que también se sumaron los hombres. Como viene pasando en los últimos años, a las organizaciones feministas se sumaron decenas de agrupaciones políticas, sindicales, barriales, culturales y estudiantiles que incorporaron los debates de género en sus agendas. Además del reclamo histórico por el aborto legal, seguro y gratuito, las organizadoras pidieron políticas de prevención contra la violencia machista y apuntaron hacia el gobierno de Cambiemos, al que le reprocharon la aplicación de medidas punitivistas. También pidieron por la libertad de Milagro Sala y de Higui. La movilizaci{on que se replicó en todo el país puso en evidencia el crecimiento que tuvo el movimiento de mujeres argentino desde el primer Ni Una Menos de 2015 y que trasciende incluso las fronteras nacionales.
La concentración arrancó a las 15 en la plaza Montenegro, de San Martín y San Luís. En pocos minutos, el lugar quedó copado de miles de mujeres de distintas edades y espacios de representación. Sobre los abrigos se superponían los tradicionales pañuelos verdes de la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito, máscaras, chalecos fucsia de peluche, pines, pelucas, flores violetas en la cabeza y labios pintados. También llegaron cientos de hombres que vienen acompañando las movilizaciones de mujeres contra la violencia machista. La marcha empezó a las 15.30. Más de 15 mil personas tomaron calle Rioja y bajaron por Mitre hacia el río. Una vez en el parque España, en minutos quedaron copadas las escalinatas.
El documento
Las integrantes del colectivo Ni Una Menos Rosario fueron las encargadas de leer el documento. El grupo de periodistas, trabajadoras de la cultura y activistas feministas se turnó para expresar las reivindicaciones. “Ni Una Menos no es el fin de nada sino el comienzo de un camino nuevo”, dijo una de ellas y otra agregó: “Estamos acá porque nos están matando y el Estado patriarcal es responsable por acción o por omisión. La violencia machista y patriarcal nos ataca en todos los ámbitos en que se desarrollan nuestras relaciones todos los días de nuestras vidas”.
En el discurso hubo un pedido especial al presidente de la nación, Mauricio Macri, a quien le reprocharon que “la tarea del Estado no debe limitarse a recoger cadáveres e imponer pena”. “No basta con decir Ni Una Menos en un discurso políticamente correcto, mientras no se asignan los recursos necesarios para llevar adelante y monitorear el Plan Nacional para erradicar la violencia contra las mujeres. Es por eso que pedimos la jerarquización del Consejo Nacional de Mujeres a través de la creación de un Ministerio de Género y el monitoreo de cuánto, cómo, qué y quiénes gastan los fondos públicos para combatir la violencia de género”, agregaron.
A este reclamo, se sumó el pedido al gobierno provincial de la sanción de la ley provincial de la educación sexual integral, el respeto de la laicidad de la educación y el cese de la violencia institucional por parte de las fuerzas policiales provinciales.
También se pidió que el Congreso Nacional trate el proyecto de aborto legal seguro y gratuito, ingresado este año por sexta vez, y la aprobación de la ley de paridad. Un apartado estuvo dedicado al pedido de libertad de Milagro Sala y de Higui, presas en distintas circunstancias.
Testimonios
En uno de los escalones, dos nenas que no llegaban a los ocho años charlaban mientras empezaba a tocar la primera banda del festival. “¿Por qué hay varones?, ¿no es una marcha de mujeres?”, le preguntó una a la otra. Su compañera le contestó: “Están acá porque vienen a acompañarnos”.
Empoderadas
Itatí Schuartzman es escritora y participa del colectivo Ni Una Menos. “Es importante marchar porque las mujeres nos sentimos vivas y libres cuando estamos entre mujeres empoderadas. Pero queremos ser libres en todo andar en la sociedad, no sólo entre nosotras”, explicó.
Gabriela tiene 29 años y es diseñadora. Contó que desde chica aprendió a ir a las marchas porque su familia siempre fue muy politizada. Pero en los últimos años empezó a elegir sus marchas y en esa decisión empezó a participar activamente de todas las movilizaciones del movimiento de mujeres. “Creo que es muy interesante porque las mujeres estamos logrando cambiar muchas cosas y somos las únicas que nos movilizamos constantemente”, dijo a El Ciudadano.
Por la libertad de Higui
Amalia Salum conforma la “Asamblea por la libertad de Higui”, un espacio que define multisectorial, abierto, horizontal y no biologicista. “Creemos que todo el movimiento de mujeres tiene que tomar la causa de Higui para lograr su liberación”, dijo y agregó: “En los últimos años, el espacio se ha ido agrandando y se ha vuelto contenedor de un montón de reclamos. Para las lesbianas y para todo el colectivo LGTB es muy importante participar de las marchas porque somos feministas desde hace décadas y luchamos para ser reconocidas como militantes”.
Pablo Dalmazzo tiene 34 años, es enfermero y forma parte de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir. Desde este espacio surgió el proyecto de cátedra sobre el aborto, que comenzará a darse este año en la Facultad de Medicina de Rosario. “Las mujeres que mueren por abortos inseguros son parte de las víctimas de violencia de género, por eso es importante llevar la lucha que queremos que se dé en el Congreso a las calles”, explicó.
Por el Encuentro de Mujeres
Majo Gerez integra el colectivo Ni Una Menos de Rosario. Cree que el 3 de junio de 2015 fue un punto de inflexión en el movimiento de mujeres argentino, pero que fue posible gracias a la riqueza que generaron las ediciones del Encuentro Nacional de Mujeres durante 30 años, “algo inédito en el mundo”.
“El crecimiento que está teniendo el movimiento de mujeres es en un proceso contradictorio. El mundo se está volviendo cada vez más hostil para las mujeres y las identidades disidentes. Hay una avanzada de gobiernos neoliberales que intentan arrasar con los derechos que hemos conquistado. En ese movimiento, somos las mujeres las que asumimos las resistencias a esos gobiernos. No solo desde el lugar de mujer sino de manera interseccional. El primer paro al macrismo se lo hicimos las mujeres y después desencadenó en un paro internacional. Con Trump pasó lo mismo, fueron las mujeres las primeras en movilizarse y no sólo hablaban de reivindicaciones del feminismo, sino de migración, de neoliberalismo, etcétera. Estamos mostrando una mirada distinta, que piensa en construir otro mundo y en transformarlo todo. Es una esperanza civilizatoria la que estamos prefigurando”, señaló la militante política.