Desde muy temprano los accesos al autódromo se colmaron de vehículos, el olor a asadito se adueño del predio, el playón de estacionamiento lucía lleno y los vendedores de banderas ofrecían los distintos productos para los amantes de los fierros. Esas fueron las primeras imágenes de un domingo diferente en el autódromo.
Las familias fueron las grandes protagonistas de la jornada porque en la recta principal se ubicaron con mate, facturas, sillas y sombrillas. Así, empezaron a disfrutar de la jornada.
También se colmaron las tribunas ubicadas en las curvas y el movimiento de boxes fue incesante a lo largo de la jornada: cerca de 15 mil personas vivieron las distintas carreras que hubo en el predio.
Luego de las categorías Top Race Junior y Series, los espectadores disfrutaron del Drift, una exhibición de vehículos. Esa fue la antesala al plato fuerte, ya que luego empezaron a rugir los motores más esperados. La expectativa en las tribunas se multiplicó porque el público empezó a mirar con atención la zona de boxes. Cada vez faltaba menos. Hasta que sonó la chicharra de boxes y los vehículos salieron a la vuelta previa. Y unos minutos antes de las 13.30 se dio inicio al Top Race V6. Ante una multitud el semáforo se puso en verde y la velocidad, la tensión y la adrenalina se adueñaron del autódromo. En las primeras vueltas no alcanzaban los ojos para observar la cantidad de autos que pasaban por la recta todos juntos. En los minutos finales, los primeros tres se cortaron solos hasta la bandera a cuadros. De esta manera, culminó la segunda competencia de importancia a nivel nacional en el Fangio. Sin dudas, éste fue el año del despegue del autódromo.