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Rosario vs covid: personal de salud sigue capacitándose para mejorar atención y no contagiarse

Desde el principio de la pandemia el Colegio de Médicos llamó a profesionales a practicar entubamiento intratraqueal. En mayo simularon el ingreso de pacientes a 16 centros de salud para poner los equipos a prueba

Por Agustín Aranda

Ángela Prigione corta el teléfono y cuenta que acaba de ponerle el hombro al único médico de Cañada de Ucle, un pueblo de mil personas a 120 kilómetros de Rosario. El hombre tiene covid y está angustiado. “La gente lo escrachó en redes sociales. Le dijeron que se vaya”, dice a El Ciudadano la presidenta del Colegio de Médicos antes de repasar cómo en cuatro meses capacitaron a 1.789 profesionales de la salud para que eviten contagiarse y enfermar a otras personas mientras trabajan en los hospitales y sanatorios de Rosario.

En las primeras semanas del aislamiento, el equipo del Centro de Simulación de Rosario (Cesir), que fue creado por el colegio en 2018, frenó las capacitaciones que tenía en pediatría, clínica y otras especialidades para ver cómo ayudar en la pandemia.

Pidieron autorización del Ministerio de Salud santafesino y programaron los simuladores, unos muñecos cargados con un software que imitan al paciente con síntomas. En su sede de Paraguay al 500 recibieron por turnos a más de 700 profesionales que querían practicar el entubamiento intratraqueal, una de las técnicas más difíciles y con más potencial de contagio.

No solo practicaban con el muñeco. También les hacían cambiarse, descambiarse para echar a andar todo el protocolo que todavía no habían puesto a prueba. En ese momento, Rosario tenía pocos casos por semana y por las noches todavía había aplausos desde los balcones para el personal de Salud en Argentina.

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“Habíamos ayudado, pero solo a un eslabón de una cadena”, explica Mariano Giardina, el director del Cesir, y habla del resto de profesionales que hace a la salud: enfermería, choferes de ambulancia y hasta quienes limpian, también expuestos a contagiar y contagiarse. Entonces ofrecieron llevar la capacitación a cada sanatorio y hospital para pudieran mejorar la atención y ver cómo se estaban cuidando.

Previa coordinación para no entorpecer la vida de cada centro de salud, enviaron actores y actrices –y en algunos casos gente del equipo de Cesir– a que simularan ser pacientes en tiempos de covid. Tenían que atenderles desde que llegaban a la puerta hasta cualquier sala dentro del centro de salud. No siempre actuaban los síntomas de covid. Al terminar el ensayo, todas las personas, desde el recepcionista hasta el médico de guardia, se sentaban a charlar sobre cómo podían hacerlo mejor.

“No es lo mismo practicar en un espacio controlado y distinto al que trabajás que hacerlo en tu lugar. Tenían que sentirse acompañados, fuertes como un grupo y listos para demanda de la forma más segura posible para todos”, opina el director del Cesir, a cargo de la veintena de personas que hoy hace un promedio de 12 capacitaciones por semana. Capacitan terapistas, clínicos, actores y comunicadores. Todo es gratuito.

Crédito: Comunicación Cesir

En cuatro meses desde el Cesir simularon en 16 espacios de atención, desde el modesto Centro de Salud Aráoz de la Madrid en zona sur hasta los hospitales más grandes como Eva Perón, Centenario, Provincial y Víctor José Vilela. Hoy el colegio tiene una lista de espera para espacios públicos y privados que quieren ponerse a prueba.

Otras manos

Además de las capacitaciones del Cesir, el colegio también activó otras formas de contener a las 13 mil personas matriculadas en el sur santafesino desde la pandemia. Suspendieron el cobro de matrícula los primeros meses del aislamiento, intercedieron en el subsidio para más de 70 médicos y médicas contagiadas y mantienen asesorías contables y acompañamiento por estrés y violencia dentro y fuera de los hospitales.

“La agresión es lo último que necesitamos”, insiste la presidenta del colegio y enumera casos de vecinos y vecinas que acusaron a profesionales de la salud de ser irresponsables y ponerles en peligro.

“Es momento de contener y ponerse en el lugar del otro”, agrega el director del Cesir y cuenta que en las capacitaciones disfruta reunir a profesionales que suelen no reconocer el aporte del otro. “Me gusta tener a un cirujano sentado al lado de un camillero y explicarle que puede caminar sin estar vestido de astronauta por el esfuerzo de su compañero que limpia todo”, dice Giardina.

El Cesir fue creado en 2018 a partir de las experiencias de capacitación que mantiene el colegio con un centro de simulación en Olivos, Buenos Aires. No son los únicos en Argentina. También está el Centro de Simulación Inspire que funciona desde el 2017 en La Plata.

“No estábamos seguros si iba a servir salir a capacitar, pero teníamos que hacer algo. La pandemia no podía ser una excusa, sino una motivación a contener y mejorar. Cuando todo esto pase nos quedará la experiencia y quizás lo podremos aplicar de otro modo”, dice la presidenta del colegio.

Para registrar las experiencias de capacitación, el Cesir capturó estas imágenes.

 

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