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Rousseff abrió capítulo austero

La jefa brasileña inició su segundo mandato y adelantó que habrá “ajustes en las cuentas” pero sin revocar lo derechos sociales conquistados. También dijo que irá a fondo en las medidas anticorrupción y fortalecerá a la estatal Petrobras.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, inició ayer su segundo mandato consecutivo con la promesa de hacer “ajustes en las cuentas públicas”, aunque aseguró que se realizarán “sin vulnerar los derechos conquistados”, en referencia a los trabajadores y a los sectores más pobres asistidos con planes sociales. Y destacó: “Tenemos la primera generación de brasileños que no vivió la tragedia del hambre”, luego de 16 años de gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).

Rousseff destacó la necesidad de reformas tendientes a reimpulsar la expansión de la economía para revertir el bajo crecimiento registrado en 2014, año en que fue reelegida en el balotaje de octubre, donde se impuso por un margen de apenas 3 puntos sobre el candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (Psdb), Aecio Neves, y logró el cuarto mandato consecutivo para el PT.

“Más que nadie sé que Brasil necesita volver a crecer y los primeros pasos para ello pasan por un ajuste fiscal y un aumento del ahorro público, pero haremos eso con el menor sacrificio posible para la población, en especial para los más necesitados”, dijo Rousseff, aunque no dio detalles de las medidas a impulsar.

La mandataria envió la primera señal de los tiempos de austeridad que se vienen para Brasil al designar en diciembre pasado a un liberal ortodoxo, amigo de los mercados, como nuevo ministro de Economía: el ex banquero Joaquim Levy.

Petrobrás

“Vamos a investigar con rigor todo lo malo que ocurrió (en Petrobras) y fortalecerla cada vez más. Vamos principalmente a crear mecanismos que eviten que hechos como estos vuelvan a ocurrir”, dijo la mandataria tras prestar juramento ante el Congreso.

Rousseff agregó que al mismo tiempo que promoverá sanciones contra los responsables de la enorme red de corrupción descubierta en la mayor empresa de Brasil, la protegerá “de depredadores internos y de sus enemigos externos”. La trama involucra a un cartel de las principales constructoras del país, que pagaban millonarios sobornos a cambio de contratos.

Educación y casas para todos

Rousseff anunció que el lema de su gobierno será “Brasil, patria educadora”, y afirmó que “sólo la educación libera al pueblo y le abre las puertas de un futuro próspero”. También auguró  que en estos cuatro años de gobierno completará la construcción de unas 7 millones de viviendas a través del programa de vivienda popular Mi Casa Mi Vida, que puso en marcha en su primer gobierno.

Miles de simpatizantes saludaron a la presidenta

La mandataria brasileña Dilma Rousseff fue saludada por miles de manifestantes al recorrer en un Rolls Royce abierto un trecho de la Explanada de los Ministerios en Brasilia hasta el Congreso, acompañada por su hija, Paula.

Previo al discurso, luego de las fórmulas de rigor en una ceremonia que comenzó con la interpretación del himno nacional por parte de la banda de fusileros navales, Rousseff, de 67 años, y Michel Temer, un abogado de 74 años, fueron investidos por el titular del Senado, Renan Calheiros, como presidenta y vicepresidente de Brasil, respectivamente.

Estaban además el presidente de la Cámara de Diputados, Henrique Eduardo Alves; del Supremo Tribunal Federal (STF), Ricardo Lewandowski; y autoridades extranjeras, entre ellos los presidentes de Uruguay, José Mujica, y de Venezuela, Nicolás Maduro, y jefes de otros 11 países. Por parte de la Argentina, estuvo el vicepresidente Amado Boudou.

En el área de política exterior, Rousseff dijo que su gobierno se empeñará en fortalecer el Mercosur, la Unasur y la Celac, sin discriminación de orden ideológica. También destacó la necesidad de mejorar las relaciones con Estados Unidos.

La mandataria agradeció el apoyo del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien fue su principal mentor para llegar a la presidencia, al que calificó como el “mayor líder popular de nuestra historia”.

En Itamaraty, la mandataria tenía prevista una reunión privada de diez minutos con el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, y otra con la directora general de la Unesco, Irina Bokova.

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