Más de 1,25 millones de personas se lanzaron a las calles de Brasil para denunciar los gastos del Mundial de fútbol en protestas que dejaron un muerto y al menos un centenar de heridos, y que llevaron a la presidenta a convocar una reunión de emergencia.
La presidenta Dilma Rousseff convocó a sus principales ministros para una reunión de emergencia el viernes por la mañana y canceló un viaje a Japón la semana próxima en medio de escenas de guerrilla urbana en Río y Brasilia.
En Río de Janeiro tuvo lugar la mayor y más violenta protesta con 300 mil manifestantes que marcharon hacia la alcaldía en plena Copa Confederaciones, un ensayo general del Mundial el año próximo.
Violentos enfrentamientos con la policía allí y en otros sitios del centro de la ciudad, con saqueos, hogueras en las calles y actos de vandalismo, dejaron al menos 62 heridos poco después del partido en que España goleó a Tahití 10 a 0 en el Maracaná, según la policía.
En Brasilia, donde protestaron unas 30 mil personas, un grupo de manifestantes intentó incendiar el palacio de Itamaraty, sede del ministerio de Relaciones Exteriores, tras lograr traspasar una barrera policial y lanzar dentro objetos en llamas, constató una periodista de la AFP.
Al menos 35 personas resultaron heridas, tres de ellas gravemente, dijo la policía.
Varios vehículos de la FIFA fueron atacados por manifestantes a pedradas en Salvador de Bahía (noreste), donde Uruguay jugaba con Nigeria (2-1) y unos 20.000 manifestantes protestaron a 2 km del estadio.
Miembros de la policía de choque controlaron el ataque con bombas lacrimógenas, balas de goma y gas pimienta.
Las protestas comenzaron hace unos 10 días exigiendo la revocación del aumento del precio del transporte. Pero rápidamente sumaron otros reclamos y denuncias, como los 15.000 millones de dólares de dinero de los contribuyentes destinados a la Copa Confederaciones y el Mundial 2014 o el combate contra la corrupción.
La anulación del aumento del precio del boleto de transporte en numerosas ciudades, incluidos Sao Paulo y Río, no logró frenar las protestas.
Un joven de 18 años fue la primera víctima mortal de las protestas en el interior del estado de Sao Paulo, tras ser atropellado por un automóvil cuando manifestaba, dijo a la AFP la policía.
Más de 1,25 millones de personas convocadas a través de las redes sociales marcharon por todo el país, según balances de la policía y expertos citados por la prensa local.
Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, educados y de clase media, expresan su indignación por el aumento del costo de vida y la mala calidad de los servicios, en momentos en que el país, mundialmente famoso por sus programas sociales que sacaron a millones de la pobreza, registra un decepcionante crecimiento económico y una inflación en alza.
En Río, la confrontación comenzó cuando grupos de manifestantes comenzaron a tirar piedras y a agredir a policías, que respondían con gases lacrimógenos, ráfagas de balas de goma y a palos, constataron periodistas de la AFP.
Una gigantesca multitud compacta que marchaba en paz cerca de allí comienza a huir, pero un manifestante enfrenta desafiante a varios policías del batallón de choque.
«¡Sin violencia!», grita. Los policías le disparan balas de goma en el pecho, mientras en torno arden varias hogueras.
«Si quieren estar seguros, no vengan a Río de Janeiro, no vengan a la Copa del Mundo, porque si vienen van a ayudar a este gobierno que nos dispara», dijo Rodrigo Neves, un joven de 20 años, a la AFP.
La televisión Globo mostró imágenes de uno de sus periodistas herido de bala de goma en la frente, tras quedar atrapado en los enfrentamientos.
Un automóvil de la televisión SBT fue incendiado por manifestantes, algunos de los cuales tienen como blanco a los medios de comunicación tradicionales.
Frente al Congreso y en la Explanada de Ministerios en Brasilia, la policía lanzó varias veces gases lacrimógenos. Varias hogueras ardían luego de que un grupo de manifestantes incendiara toldos y basura.
«El pueblo es poder», leía la pancarta de un manifestante frente al Congreso.
En un momento, varios intentaron llegar a la Presidencia, cantando «Soy brasileño con mucho orgullo», pero fueron frenados por la policía.
Otras ciudades que registraron enfrentamientos entre pequeños grupos de manifestantes violentos y la policía, que respondía a las piedras con bombas de humo, gases lacrimógenos y balas de goma, fueron Salvador, Vitoria, Porto Alegre, Belem y Campinas, con un saldo de varios heridos.
Por primera vez, algunos sindicatos, organizaciones de la sociedad civil y partidos políticos -incluido el gobernante Partido de los Trabajadores (izquierda) y la Unión Nacional de Estudiantes (UNE)- intentaron sin éxito participar en las marchas, portando sus banderas.
En Sao Paulo, integrantes del PT fueron recibidos con hostilidad por varios de los 110.000 manifestantes que marchaban por la Avenida Paulista, que corearon contra ellos insultos de grueso calibre y les gritaban «¡Oportunistas!».
Ellos, a su vez, replicaban gritando «¡Fascistas, la dictadura terminó!».
Una bandera del PT, fundado por el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), fue quemada en medio de gritos y vivas.
La policía sólo intervino para evitar que un grupo de manifestantes y militantes del PT y otros partidos se enfrentaran a golpes, después de momentos de tensión entre ambos bloques.
Los militantes del PT y otros partidos de izquierda se dispersaron y dejaron de participar de la marcha, constató la AFP.