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Roy López Molina: “En las elecciones generales volvemos a foja cero”

El candidato a intendente por Cambiemos despegó el escenario nacional de lo que pueda ocurrir en Rosario y en Santa Fe. El actual concejal fue el cuarto candidato más votado, mientras que su espacio quedó en tercer lugar 

“La grieta que menos nos interesa a los rosarinos es la que se da entre quienes van a ser los candidatos presidenciales”, dijo el referente de Cambiemos, Roy López Molina, quien el próximo 16 de junio se enfrentará en elecciones generales contra los candidatos de otras tres fuerzas políticas que se disputan la intendencia de Rosario. Es abogado, tiene 33 años y desde los 26 ocupó bancas en el Concejo de Rosario y en la Cámara de Diputados de Santa Fe. Para López Molina, las derrotas electorales que enfrentó su partido en ocho provincias distintas no se pueden extrapolar a lo que vaya a ocurrir en la provincia de Santa Fe ni es un adelanto de los que pueda pasar en octubre a nivel nacional. En este sentido, entendió que el resultado de las Paso del 28 de abril –en las que Cambiemos quedó en tercer lugar y él, como candidato individual, en un cuarto puesto– no es extrapolable a lo que pueda ocurrir en las elecciones generales. “Todo vuelve a foja cero”, consideró.

—¿Cómo ves el terreno para las generales del 16 de junio?

—Teníamos un primer objetivo, que era superar las Paso. Me tocó competir con una persona que respeto muchísimo, como Jorge Boasso. Ahora estamos trabajando juntos en este proyecto de ciudad. Los puntos que tuvo Cambiemos dentro de su interna son un piso para seguir creciendo. Entre las Paso y las generales todo vuelve a foja cero. Creo que el rosarino va a expresarse masivamente, sobre todo a favor de estas ganas de evolucionar, de avanzar en la ciudad de Rosario. No creo que las soluciones a los problemas vengan de aquellos que forman parte de las mismas estructuras políticas que gobierna la ciudad hace 30 años. Pablo Javkin ha sido concejal por el Frente Progresista, ha sido diputado por el Frente Progresista, ha sido funcionario de esta actual administración como secretario general, y es quien encabeza la lista de los 30 años de gobierno. Difícilmente sea una renovación. En esa disyuntiva van a ser cada vez más los rosarinos que se entusiasmen con la posibilidad de un intendente que se haga cargo. Lo que se ha visto en los últimos años en Rosario es que a los grandes problemas, como la inseguridad, el transporte, la falta de obras, la intendenta siempre encuentra como respuesta echarle la culpa a otro. Me parece que lo primero que tiene que hacer el intendente de la segunda ciudad del país es decirle a los rosarinos que él va a ser el que se haga cargo de la solución de los problemas, aun cuando en algún punto dependan de otro nivel de gobierno.

—¿Cuáles son los desafíos para gobernar Rosario?

—Rosario tiene tres grandes desafíos: lograr una ciudad segura, una ciudad integrada para todos y una ciudad de futuro innovador. Hablo de la necesidad de una Rosario segura porque hoy Rosario tiene el triple de homicidios que la media nacional. Podemos discutir las causas y las consecuencias, pero no podemos discutir el dato de qué es lo que vive a diario cualquier vecino de la ciudad cuando siente miedo de estar parado esperando el colectivo, cuando siente miedo de encontrarse en cualquier momento con una balacera. Rosario, además de ese caos y desorden que se ve a diario, es una ciudad tremendamente fragmentada, es una ciudad de contrastes. Si vivís en un barrio tenés que acostumbrarte a que tenés peores servicios que en el centro, a que te falte la cloaca, el pavimento, la luz, la iluminación. Ahí aparece el segundo desafío, que es cómo logramos que las políticas públicas de inclusión, de integración urbana, de lucha contra el flagelo de las adicciones, de transporte público, llegue a todos lados. Y el tercer eje es cómo subimos la ciudad a un proceso de innovación. Rosario tiene, hasta por su ubicación geográfica, la obligación de ser una ciudad que atraiga inversiones, empresas, que desarrolle suelo productivo, que defina cuáles van a ser sus industrias estratégicas, que en definitiva diga o definamos entre todos por qué queremos ser conocidos o reconocidos en el mundo.

—¿Qué políticas de las que se vienen desarrollando en Rosario crees que hay mantener y cuáles hay que cambiar?

—Nadie hace todo mal. Después de 30 años de un mismo gobierno es evidente, y no me pongo colorado en reconocerlo, que hay cosas que se hicieron bien. Pero aun cuando la vara esté alta no quiere decir que eso es lo máximo que podemos conseguir como ciudad. Es un piso alto para seguir creciendo. La salud pública es una de ellas, sobre todo en el nivel de alta complejidad. Pero eso se va deteriorando a medida que vas bajando al segundo nivel y al primer nivel de atención. Entonces, a partir de la incorporación de tecnología para mejorar el sistema de turnos, de derivaciones, reducir el tiempo de ausentismos a través de un sistema previo de confirmación, podemos incorporar mejoras a un sistema público de salud, que es una de las buenas políticas de este gobierno. Lo mismo sucede, por ejemplo, a nivel de descentralización administrativa en distritos, que fue un muy buen puntapié a mitad de los 90, pero que después perdió fuerza. Hoy esa descentralización puede ser también económica, comercial, pero terminó quedando solamente en lo burocrático. La consecuencia es que los vecinos de determinados barrios no se sienten parte de la misma ciudad, y eso también es responsabilidad de la política pública. Hay que profundizar esta presencia del municipio en todos lados. Y después creo que el desarrollo cultural que ha tenido la ciudad de Rosario es también una de las políticas públicas que tenemos que mantener, pero hay que ampliarla. La cultura es sobre todo diversidad, y tener una mirada bien abierta de la cultura es otro de los grandes desafíos.

—En 2017 Cambiemos ganó en todas las seccionales de Rosario, menos en Empalme Graneros. Este año hubo un revés en este sentido. ¿A qué lo atribuís?

—Sin dudas el escenario económico nacional influyó. Sería un necio en negarlo y también en negar la difícil situación, sobre todo económica, que se vive. Lo reconocemos porque conversamos a diario con vecinos que te acercan una factura de luz que se les hace difícil pagar, un comerciante al que le han bajado las ventas, o al que te dice “todo aumenta en el supermercado”. El gran desafío de esta elección es la potente agenda local que tiene Rosario. Acá no se está eligiendo ni un presidente, ni un ministro de Economía, se está eligiendo un intendente, y el riesgo es caer en la trampa de discutir temas nacionales cuando en la agenda de Rosario hay temas de los que el intendente puede hacerse cargo y empezar a resolver. Yo no quiero caer en eso. La grieta que menos nos interesa a los rosarinos es entre quienes van a ser los candidatos presidenciales. Hay grandes grietas que hay que resolver entre aquellos que tienen cloacas y los que no, los que tienen agua o no, los que tienen una red de bicisendas cerca y aquellos que no las tienen. Y sobre todo donde no hay grieta, que es esto de sentir que en la ciudad estamos permanentemente jugando a la ruleta rusa porque en algún momento nos puede pasar algo por la situación de inseguridad que se vive.

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