El maleficio continúa. La ilusión del seleccionado rosarino de rugby de levantar la copa tras 47 años de sequía se esfumó en 80 minutos. Córdoba aprovechó al máximo los errores del Ñandú y se coronó bicampeón del Argentino con un contundente 29-15.
No hay caso. Se puede jugar bien, mal o regular, pero el Campeonato Argentino no se quiere quedar en Rosario. Ni siquiera este año donde el elenco dirigido por Conde-Bustamante llegaba entonado tras dejar en el camino a rivales de fuste como Buenos Aires y Tucumán. Inclusive el contundente triunfo ante Córdoba de la semana pasada parecía un preludio de lo que podía suceder ayer. Pero no lo fue. Otra vez en la puerta del título, otra desilusión.
El partido tuvo dos tiempos bien marcados. La primera parte fue de amplio dominio local, con un buen trabajo de los fowards que mantuvieron a Los Dogos en su propio campo. Pero ese dominio territorial no pudo llevarse al marcador.
Rosario pagó tener viento en contra en esa primera parte. Y poco pudo hacer con los siete penales que le concedió Córdoba en su propio terreno. A los 3 minutos Mateo Escalante probó a los palos desde una posición ‘factible’, pero el viento no dejó que la guinda llegara a la ‘hache’. Los cuatro penales siguientes fueron directos al line. Una formación que el local tampoco pudo aprovechar. Recién a los 18 minutos Escalante tuvo un penal cerca de los palos y anotó.
Para peor Córdoba tuvo una efectividad asombrosa. Cada vez que cruzó la mitad de cancha se llevó dividendos. Ramiro Pez, la figura de la tarde, fue contundente con su patada. Tres de tres fue le efectividad en ese tramo para poner a la visita 9-3.
El try de Prieto tras una buena jugada proveniente de un line fue la chispa que encendió la ilusión de los 5 mil hinchas que coparon el Jockey. Y si algo faltaba Pez demostró que podía fallar y marró un penal .
Pero el destino sigue resultando esquivo para el Ñandú. En el inicio de la segunda parte el viento cesó y el empuje también. Córdoba sacó chapa de candidato y dio una lección de rugby práctico y efectivo. Y en quince minutos liquidó el pleito.
Rosario cometió muchos errores de manejo. La pareja de medios no tuvo una buena tarde y así los backs no tuvieron demasiado vuelo. Córdoba dejó de cometer infracciones y ni siquiera Escalante tuvo la chance de facturar con el pie.
Ramiro Pez manejó tácticamente la segunda parte. A los 15 minutos anotó otro penal desde lejos. Y un rato más tarde llegó el golpe de nocaut. Córdoba despejó largo dejando intencionalmente la pelota dentro de la cancha y Mateo Escalante dudó entre despejar o jugar. Ese instante fue letal. Cuando el apertura buscó despejar Simó le tapó la patada y se fue derechito al try. 19-8 era una diferencia importante a esa altura, pero era más grande desde lo mental. Los veinte minutos finales fueron un dominio abrumador de Los Dogos ante un elenco local que sólo se bancó el temporal con la dignidad lógica que obligaba el partido.
Otro try de Paschini tras un empuje de fowards y un penal de Pez elevaron la cuenta. Y el try sobre la hora de Cúneo sólo sirvió para que el marcador fuera más digno. Pero no pudo romper con un maleficio que se prolonga año a año.
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