Las grandes citas deportivas, como un Juego Olímpico, un Juego Panamericano u un Juego Odesur, tienen dos grandes vedetes: una es el atletismo, que generalmente entra en acción en la segunda semana de competencia, y la otra es la natación, que durante los primeros días suele entregar más de un hito que quedará marcado en cada una de esas competencias.
Entre los veintiún nadadores argentinos de pileta, encabezados por el casildense Federico Grabich, habrá un rosarino. Marcos Barale ya sabe de citas panamericanas. Pero no por eso deja de vivir la previa con la mayor expectativa. “Con mi psicólogo Marcelo Márquez trabajamos para mantener las expectativas bajas, más que nada para estos eventos grandes donde las emociones desbordan y le ganan a cualquier cosa, eso ayuda a mantenerlas controladas. Pero el objetivo es siempre dejar la celeste y blanca lo más alto posible, dejarlo todo ya sea en el agua individualmente o en relevos o desde la tribuna alentando a un compañero”, cuenta en el comienzo de su charla con El Hincha.
Marcos, que se tirará por primera vez a la pileta del Centro Acuático el próximo jueves 16 para los 100 metros mariposa, es una de los más experimentados del equipo y conoce muy bien la responsabilidad que ello conlleva: “Como capitán de la selección tengo como objetivo aportar al equipo todo lo que esté a mí alcance para obtener los mejores resultados”. Y agrega: “A estas alturas la experiencia tiene un gran peso y permite vivir de otro modo esta clase de eventos tan importantes, más tranquilo y con la cabeza donde tiene que estar, bajo el agua (risas). Todos los deportistas, hasta el mejor del mundo, tienen ese cosquilleo previo a cada presentación”.
Para estar hoy a las puertas de una nueva gran competencia, hubo un largo camino que recorrer que recuerda de la siguiente manera: “A los cuatro años iba a una colonia en un club céntrico de la ciudad y ahí tuve mi primer contacto con el agua. Después ya de chico, ahí mismo, además de natación practicaba fútbol de salón, gimnasia deportiva, básquet y taekwondo. Con el tiempo tuve que tomar una gran decisión: si seguir con gimnasia deportiva o con natación, ya que en ambos obtenía buenos resultados. En ese momento tuvo más peso el entrenador de natación así es que seguí por ese camino”, repasa sobre sus inicios.
Mucho también fue lo que tuvo que sacrificarse en este tiempo porque nada se consigue sin esfuerzo. Entrenamientos, organizar horarios y buscar apoyo son situaciones constantes en los deportistas que practican deportes con esencia amateur. En ese sentido, Barale recuerda que “en los comienzos pude costear los entrenamientos y competencias gracias a mis padres que apoyaban y acompañaban física y económicamente, todavía no existían las becas, los espónsors ni el apoyo al deporte amateur”. Algo que comenzó a llegar con el tiempo y los resultados obtenidos: “Hoy en día puedo sustentarme económicamente gracias a las becas otorgadas por el Enard, la Secretaría de Deportes de la Nación y el Gobierno de Santa Fe, sumado al sueldo que recibo por trabajar en la municipalidad y en la licenciatura de actividad física”.
De esa manera logró una estabilidad que hoy le permite organizar una semana tipo donde puede combinar la preparación con el trabajo: “Si todo va bien, hago siete turnos de entrenamientos en agua, tres de gimnasio, buena dieta y psicólogo una vez cada quince días. Después, de lunes a viernes trabajo de profesor de educación física dando clases de natación y musculación a gente de todas las edades en un complejo municipal vecino al Monumento Nacional a la Bandera. También doy clases de natación en dos carreras, una universitaria y un terciario”. Eso sí, inmediatamente aclara: “Los fines de semana despejo mente, cuerpo y alma jugando al tenis con familiares y amigos”.
Barale está a horas de vivir su segundo Juego Panamericano y sueña con repetir, y porqué no superar, lo realizado hace cuatro años en Guadalajara donde logró la medalla de bronce en relevos 4×100 combinados.
“Subir a un podio panamericano fue lo mejor que me pasó en la carrera deportiva. Pura emoción, afecto y reconocimiento. Una inyección de motivación para seguir esforzándome día a día y lograr meta tras meta”, expresó el nadador rosarino.
Para ello llega a Toronto, donde su segunda participación será el 18 en la prueba combinada, confiado en la preparación realizada: “La preparación física y mental para estos juegos fue igual que para cualquier torneo: intensa, fuerte, seria y ordenada pero cargada de emociones”.
En cuanto al nivel de competidores que encontrará en la cita canadiense no sabe demasiado ya que prefiere adoptar una postura muy personal.
“La verdad es que con respecto de mis competidores no sé nada. Soy bastante colgado en ese sentido pero será porque cada vez que compito es contra mí mismo. Si me gano, lo demás viene solo, pero sé que va a ser un torneo con muchísimo nivel. Estoy muy preparado”, afirmó Barale.
La nota va llegando a su final pero aún queda tiempo para agradecer a su círculo más íntimo. Ese que está siempre, en las buenas y las malas, apoyando de manera incondicional: “Mi familia en general siempre ha sido el sostén permanente. Mi novia Neri, que es el mayor sustento emocional, sin ella no estaría acá hoy, sin dudas. Mi equipo de trabajo desde Germán Calvelo, mi entrenador de agua y de gimnasio, mi biomecánico y amigo, con quien nos la jugamos juntos en un momento difícil de mi carrera, espalda con espalda contra todo; Eugenio Gordon, el doctor deportólogo y nutricionista; Julia y Damián, compañeros de entrenamiento; Julio y Lion los masajistas y kinesiólogos; Leandro Amico, quiropráctico. A todos ellos gracias infinitas”.