Si algo ha enarbolado Brasil como lema es su ya célebre frase “O mais grande do mondo”. Cada vez que puede y ante cualquier acontecimiento que en ella logre encerrarse, rápidamente sale a escena tal denominación. A poco más de un año del inicio de la Copa del Mundo, quien levantó ahora dicha bandera fue nada más y nada menos que la presidenta del país. Dilma Rousseff no se anduvo con vueltas y tras evaluar las diferentes remodelaciones de seis de los estadios que serán sede del Mundial 2014, prometió la organización de “la mejor Copa de todos los tiempos”.
Los escenarios modificados fueron el Mineirao (Belo Horizonte); Castelao (Fortaleza); Fonte Nova (Salvador); Mané Garrincha (Brasilia); Arena Pernambuco (Pernambuco) y Maracaná (Río de Janeiro).
Casualmente este último es conocido como “el más grande del mundo” y es un emblema futbolero no sólo del país verdeamarillo sino también del planeta fútbol. Desde su creación en 1950 ha recibido innumerable cantidad de competencias y definiciones pasando por varias refacciones hasta esta última que desemboca en un estadio moderno para los tiempos que corren y el acontecimiento que se viene.
Ya desde su propio nacimiento para la Copa del Mundo Brasil 1950 quedaría en la historia al ser “testigo” del mítico Maracanazo en la victoria 2-1 de Uruguay sobre Brasil en la final, encuentro que ostenta el récord de público en partidos oficiales con más de 200 mil personas. Años más tarde, en 1963, recibió a 194.603 espectadores que presenciaron el clásico Flamengo-Fluminense del 15 de diciembre, cifra que es récord de asistencia de público en partidos de clubes.
En 1992 se produjo la primera remodelación tras un accidente en el que fallecieron tres personas y de las 200 mil personas fue reacondicionado para albergar a 130 mil. Una nueva modificación se realizó en 1999 para recibir al primer Mundial de Clubes y así la capacidad pasó a ser de 103.022 personas.
Ahora de cara al Mundial 2014, aquel viejo e histórico Maracaná fue demolido para darle lugar al “nuevo” Maracaná. Un estadio moderno y agiornado a los tiempos que corren con todas las comodidades y exigencias que la Fifa requiere para la máxima competencia mundial a nivel de selecciones. Claro está que el recorrido para llegar a la obra actual tuvo inconvenientes que sortear: huelgas, retrasos, denuncias de corrupción no faltaron hasta llegar al día tan esperado por todos los brasileños.
“Quedé impresionada con la belleza y la modernidad de las nuevas sedes de fútbol, lo cual corrobora la determinación, la capacidad y la competencia del pueblo brasileño para hacer el mejor Mundial de la historia”, dijo Rousseff hace unos días cuando recorrió las diferentes sedes.
Entre esa belleza y modernidad está la del nuevo estadio de Río de Janeiro. Un proyecto que respeta su concepción original con la fachada, declarada de interés histórico por el Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional, pero que ha sido levantado a nuevo. El acceso a los cinco niveles de la arena puede hacerse por medio de 17 ascensores, siendo ocho panorámicos, 12 escaleras mecánicas y seis rampas. Los cuatro tipos de asientos son en tonos de amarillo, azul y blanco; colocados de forma dispersa, ellos dan idea de movimiento. Además el estadio tendrá cuatro pantallas gigantes, cada una con 98m², entre otras muchas comodidades.
A lo largo de la reconstrucción, las obras estuvieron paralizadas durante 24 horas por un reclamo salarial de parte de los obreros que exigían un aumento salarial del 15 por ciento entre otros beneficios. Solucionado el tema y con los trabajos nuevamente en marcha; las sospechas de corrupción sobrevolaron las tareas ya que una de las tres empresas responsables en llevar adelante los trabajos abandonó los mismos ya que fue intervenido por una investigación policial.
Tras la reforma, el Maracaná tendrá lugar para 78.838 personas que disfrutarán de todas las comodidades posibles para disfrutar el espectáculo de la mejor forma. Si bien esta nuevo Maracaná lejos estará de albergar la multitud del viejo Maracaná, para los brasileños seguirá siendo “O mais grande do mondo”.