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Rusia avanza en el este de Ucrania en una guerra que amenaza con una crisis alimentaria «inédita»

Las fuerzas rusas "controlan una gran parte de Severodonetsk. La zona industrial está aún en nuestras manos, sin rusos en el lugar. Los combates se registran solo en las calles del interior de la ciudad", apuntó el gobernador de la región de Lugansk, Serguei Gaidai, en un mensaje en Telegram

Las tropas rusas lograron conquistar «una gran parte» de Severodonetsk y la batalla por la vecina Lysychansk está causando «destrucciones enormes», admitieron hoy las autoridades ucranianas sobre la situación en estas localidades que son claves para los objetivos del Kremlin de tomar el control del este de Ucrania, en un conflicto que de acuerdo a la ONU «amenaza con generar una ola sin precedentes de hambre y miseria» en el mundo.

Las fuerzas rusas «controlan una gran parte de Severodonetsk. La zona industrial está aún en nuestras manos, sin rusos en el lugar. Los combates se registran solo en las calles del interior de la ciudad», apuntó el gobernador de la región de Lugansk, Serguei Gaidai, en un mensaje en Telegram.

«Los rusos abren fuego contra todo, están destruyendo todas las casas de Severodonetsk con tanques y artillería Disparan también contra la zona industrial, pero los combates continúan y nuestros muchachos resisten en las calles», escribió.

La ciudad gemela de Lysychansk sigue en manos ucranianas, pero enfrenta bombardeos «potentes y caóticos», afirmó el gobernador, que acusó a las tropas rusas de disparar «deliberadamente» contra hospitales y centros de distribución de ayuda humanitaria de esa localidad.

Poco antes, Gaidai admitió que las tropas ucranianas podrían verse obligadas a «retirarse» de Severodonetsk «hacia posiciones más fortificadas».

Severodonetsk y Lysychansk son el último gran núcleo urbano controlado por Kiev en Lugansk y su caída despejaría el camino de Rusia hacia Kramatorsk, la capital administrativa de facto de la cuenca minera del Donbass, una región ya dominada parcialmente desde 2014 por los separatistas prorrusos.

Al margen de los combates, Ucrania y Rusia realizaron hoy nuevo intercambio de cuerpos de soldados caídos en combate, el segundo desde el inicio de la guerra, en un canje que se llevó a cabo en la línea de batalla de la localidad oriental de Zaporiyia e incluyó a algunos defensores de la siderúrgica de Azovstal en la ciudad de Mariupol.

El intercambio siguió la fórmula «50 a 50» en referencia a la cantidad de cuerpos intercambiados, señaló el Ministerio de Reintegración de los Territorios Temporalmente Ocupados de Ucrania en un comunicado, y se alcanzó como resultado de las negociaciones con la parte rusa.

Más allá de lo que ocurre en el terreno, las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania se agravan en el mundo y afectan a 1.600 millones de personas, advirtió hoy el secretario general de la ONU, António Guterres, al presentar el segundo informe de la organización sobre las repercusiones internacionales del conflicto.

«La guerra amenaza con generar una ola sin precedentes de hambre y miseria, dejando una estela de caos social y económico en el mundo entero», aseveró el portugués.

Advirtió que si actualmente la crisis alimentaria obedece a «la falta de acceso» a los alimentos, el año que viene podría deberse directamente a la «falta de alimentos».

«Solo hay una forma de parar esta tormenta que se prepara: la invasión rusa de Ucrania debe cesar», afirmó Guterres citado por la agencia de noticias AFP.

Indicó que «es esencial» que lleguen a buen puerto las negociaciones que adelanta la ONU para garantizar «las exportaciones de alimentos producidos en Ucrania por el Mar Negro, y el acceso sin trabas a los mercados mundiales para los alimentos y los fertilizantes rusos».

Rusia y Ucrania representan un 30% de las exportaciones mundiales de trigo y se acusan mutuamente de destruir sus reservas de cereales y acentuar los temores a una crisis alimentaria global.

Kiev y sus aliados acusan a Moscú de bloquear con sus fuerzas navales los suministros de alimentos desde los puertos ucranianos, pero el Kremlin rechaza esta acusación y afirma que las exportaciones marítimas de alimentos desde el país vecino se encuentran paralizadas debido a que las fuerzas ucranianas minaron los puertos del país.

El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, dijo hoy en Ankara que Moscú estaba dispuesta «a garantizar la seguridad de los navíos que partan de los puertos ucranianos (…) en cooperación con nuestros colegas turcos».

A finales de mayo, Rusia pidió que se levantaran las sanciones occidentales en su contra como condición para el desbloqueo de cereal ucraniano.

Lavrov no mencionó esta condición el miércoles, pero su homólogo turco, Mevlut Cavusoglu, sí lo hizo; «Si debemos abrir el mercado internacional ucraniano, pensamos que es legítimo levantar los obstáculos a las exportaciones rusas».

El jefe de la diplomacia ucraniana, Dmytro Kuleba, consideró sin embargo que «la verdadera causa de esta crisis es la invasión rusa, no las sanciones» adoptadas por las potencias occidentales contra Moscú.

A petición de Naciones Unidas, Turquía propuso su ayuda para escoltar a los navíos de los puertos ucranianos, a pesar de la presencia de minas, algunas de las cuales fueron detectadas cerca de las costas turcas.

Pero Ucrania descartó el miércoles retirar las minas del puerto de Odesa, lo que permitiría retomar las exportaciones de cereales, por temor a que el ejército ruso lo aproveche para atacar a la ciudad.

Al finalizar una conferencia ministerial sobre la seguridad alimentaria en el Mediterráneo, el ministro italiano de Relaciones Exteriores, Luigi Di Maio, advirtió que «millones» de personas podrían morir a menos que Rusia desbloqueara los puertos de Ucrania.

Pero el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, minimizó el impacto de la ofensiva sobre la subida de los precios de los cereales y pidió no «exagerar» la importancia de las reservas ucranianas.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) advirtió de un fuerte descenso del crecimiento mundial y de un repunte de la inflación.

«El mundo pagará un alto precio por la guerra de Rusia contra Ucrania», advirtió la número dos de la organización, Laurence Boone.

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